La Defensora del Pueblo de la autoproclamada República Popular de Donetsk, Daria Morózova, llamó a la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, a tomar nota de la cárcel secreta en el aeropuerto de Mariúpol, en el sureste de Ucrania.
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© REUTERS / Mike Segar
Más temprano, Sputnik publicó nuevas evidencias de la existencia de esta prisión secreta que el grupo paramilitar Azov operaba con el tácito consentimiento del Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU).

"Notificamos al organismo de la ONU para los derechos humanos sobre esta cárcel secreta", dijo Morózova a Sputnik.

Donetsk se dirige también a la Cruz Roja y otros organismos internacionales.

"En este momento estamos recogiendo información (...) y en cuanto recopilemos suficientes evidencias de la existencia de esta prisión clandestina, plantearemos el asunto en el marco del proceso de Minsk, pero también en otras instancias y es que se trata de violaciones de la convención de Ginebra [sobre el trato a los prisioneros] y del derecho humanitario internacional", subrayó.

En marzo pasado, el exagente del SBU Vasili Prózorov mostró en una rueda de prensa en Moscú fotografías de esta cárcel clandestina en la que más de 300 personas fueron torturadas en dos cámaras frigoríficas en 2014.

Sputnik logró contactar con algunos de los exdetenidos de este centro clandestino que describieron los métodos que usaban los paramilitares como las torturas con descargas eléctricas o el ahogamiento simulado, una práctica que consiste en inmovilizar a la persona bocarriba, taparle la cara con un trapo y verterle agua lentamente en la boca y la nariz.

Desde abril de 2014 Ucrania lleva a cabo una operación contra las milicias en el este de su territorio — Donbás — donde se proclamaron las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk en respuesta al violento cambio de gobierno ocurrido en Kiev en febrero del mismo año.