Según medios locales, la detonación fue la primera de tres reportadas en apenas 24 horas, que destruyeron automóviles y propiedades en la ciudad de Vaxjo, a 204 km al noreste de Malmo, y en el poblado de Landvetter, en la costa oeste del país.
El analista del escuadrón antibombas, Ylva Ehrlin, dijo a la emisora pública SVT que 'hay 10 millones de personas en Suecia y no he encontrado el equivalente a este nivel de explosiones en ningún otro país industrializado'.
El número de explosiones recientes fue 'inaceptablemente alto', manifestó. 'Es muy grave, un problema social. No solo debemos encontrar los explosivos y las herramientas, sino también descubrir la causa', apuntó.
La mayoría de las explosiones ocurrieron en grandes ciudades, dijeron las autoridades. En esta capital estallaron 19 bombas en lo que va del año, y otras 13 en Gotemburgo. El escuadrón también desactivó 76 bombas detectadas antes de que pudieran ser detonadas.
Casi un tercio ha tenido lugar en Malmo, escenario de una serie de ataques con armas y bombas cada vez más violentos que los políticos de partidos de derecha relacionan con los grandes flujos de inmigrantes que llegaron a Suecia durante la crisis migratoria de 2015.
Ehrin subrayó que aunque hasta ahora nadie había muerto en las explosiones, el riesgo de muertes debe considerarse muy alto. 'Hemos sido increíblemente afortunados. Normalmente no tienes ese tipo de suerte', dijo.
Las bombas, que apuntan principalmente a edificios, oficinas y automóviles vacíos, generalmente son pequeñas y los expertos creen que tienen la intención de intimidar a las pandillas rivales.
El aumento de los niveles de violencia entre las bandas criminales ha generado una gran preocupación en las autoridades del país.
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