Traducido por el equipo de SOTT.net
Online Searchs
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No hay duda de que hoy es más difícil buscar en Internet que hace 15 ó 20 años. Especialmente en la Internet de lengua inglesa, el control de la información es mucho más aparente y eficaz, y la censura es ahora totalmente abierta, sin apenas pretensión ni disimulo. Muchas páginas web o documentos que antes aparecían siempre en la primera página de una búsqueda, ahora no son accesibles por medios normales, y muchas fuentes han sido eliminadas. Muchos enlaces a documentos históricos que guardé hace 15 ó 20 años siguen activos, y todavía se puede acceder a los documentos, pero ya no aparecerán en una búsqueda con ningún término. Actualmente, a menudo ocurre que, aunque se conozca el título completo de un documento, los motores de búsqueda -especialmente Google- se niegan a mostrarlo. Esto es tan cierto que Google (en particular) ya no funciona como un motor de búsqueda útil, sino que en su lugar es un "guardián" con dos funciones principales. La primera es ofrecerte la información que quiere que tengas (o las cosas que quiere que pienses), y la segunda es asegurarse de que nunca encuentres la información que no quiere que tengas (o las cosas que no quiere que pienses).
Baltimore Sun Headline
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Que yo sepa, ningún país censura tanto la información hoy en día como Estados Unidos. Toda la Internet inglesa es mala, pero la estadounidense es notablemente la peor, al menos según mi experiencia. Esto es cierto no sólo en el sentido de hacer que la información nacional no esté disponible para los estadounidenses, sino también en el de que una cantidad cada vez mayor de información extranjera no está disponible en Estados Unidos, con muchos sitios web extranjeros bloqueados o que simplemente no aparecen en ninguna búsqueda realizada desde Estados Unidos. También es cierto en el sentido de restringir el acceso a la información de Internet estadounidense desde fuera del país. Hoy en día, al buscar en sitios web estadounidenses, recibo cada vez más avisos como el que figura más arriba, que indican que la versión (a menudo falsa) de los acontecimientos actuales que se promulga es sólo para consumo interno, y que Estados Unidos no quiere que los ciudadanos de otros países conozcan las historias que ellos están contando. Resulta sorprendente que muchos de los más destacados medios de comunicación estadounidenses incurran en esta práctica, que no es rara.

Cada vez más, con toda la agitación de nuestras sociedades nacionales e internacionales, la "narrativa oficial" adoptada por varios gobiernos y de la que se hacen eco los medios de comunicación de masas es la única versión permitida de los acontecimientos. Todos los demás pensamientos, teorías e incluso hechos indiscutibles se tachan ahora de "desinformación" o "teorías de la conspiración" y a menudo se etiquetan como tales o simplemente se borran y prohíben. Cada vez es más cierto que ya no se nos permite cuestionar la versión "oficial" de los hechos, ni siquiera cuando estas versiones son obviamente falsas o carecen gravemente de detalles críticos, adoptando este cuestionamiento rápidamente la forma de un delito criminal. Esta actitud esencialmente fascista-dictatorial se aplica indudablemente a las búsquedas en Internet, lo que dificulta mucho la investigación, especialmente cuando se trata de acontecimientos e incidentes de nuestro pasado histórico en los que una parte bastante desagradable de la historia ha quedado profundamente enterrada y la versión oficial de los hechos es claramente errónea. Hay gente poderosa que no quiere que la historia inexacta enterrada sea descubierta.

Dado que el bloqueo de la información y la censura son más fuertes y generalizados en la Internet inglesa, es posible eludir esta censura en cierta medida útil mediante la búsqueda en otros idiomas. Con la mayoría de los motores de búsqueda, si uno teclea los términos de búsqueda en inglés, sólo buscará en sitios web en inglés, pero si uno teclea los términos de búsqueda en italiano, sólo buscará en sitios web italianos. Según mi experiencia, el contenido de los sitios web extranjeros no se vigila muy de cerca desde Estados Unidos y, aunque existe censura y bloqueo de información sobre contenidos extranjeros, esto puede limitarse a unos pocos tópicos. Puede que en la mayoría de los países existan algunos temas culturales o históricos delicados y sobre los que las autoridades no deseen fomentar un amplio debate público, pero estos no son universales y suelen aplicarse sólo al país en cuestión. Por ello, la búsqueda en lenguas extranjeras puede ser fructífera. A modo de inciso, a los franceses no les gusta publicar noticias desfavorables para Francia, pero los italianos parecen disfrutar difundiendo noticias negativas sobre Francia. Así que, si quiere malas noticias sobre París, puede buscarlas en italiano. Otro ejemplo: la información y los detalles sobre las muertes y lesiones causadas por la vacuna COVID de Pfizer están muy vigilados y controlados -y desinfectados- en Estados Unidos, pero no así en muchos otros países.

También es posible buscar en Internet en inglés abandonando por completo Google y sus correligionarios y utilizando motores de búsqueda de otros países, aunque utilizando términos de búsqueda en inglés y, por tanto, buscando en los sitios web en inglés. El contenido en inglés de otros países no será tan exhaustivo, pero no censurarán los elementos que están tan controlados en la Internet inglesa y, por tanto, pueden proporcionar mucha información que uno no vería de otro modo. A menudo utilizo Baidu en China o Yandex en Rusia, por ejemplo, para buscar en Internet en inglés documentos que Google se niega a proporcionar. Es posible, y a menudo bastante útil, hacer lo mismo en muchos países. Sin embargo, la posibilidad de obtener contenidos políticos censurados mediante búsquedas en varios idiomas es una ventana que probablemente no estará abierta durante mucho tiempo. Este tipo de búsqueda es más común en Europa y Asia, donde la gente está más acostumbrada a las lenguas extranjeras, y nada común en Estados Unidos, ya que la mayoría de los estadounidenses son sólo vagamente conscientes de que existen otras lenguas. Sin embargo, está claro que el objetivo es el control total de la información, por lo que es casi seguro que esta vía se verá afectada.

La búsqueda sobre temas políticos o históricos sensibles, especialmente los aspectos más desagradables de la historia que siempre están profundamente enterrados, es siempre problemática por dos razones principales. Prácticamente toda la información que ofrecen los medios de comunicación suele estar muy adulterada, manipulada con Photoshop y desinfectada, y se omiten la mayoría de los detalles críticos para así poder presentar un relato falso. El otro problema es que debe haber un verdadero ejército de "contadores de historias" especializados en inventar falsos relatos sobre todos los sucios secretos históricos, hasta el punto de que inundan Internet y los medios impresos con lo que en gran medida son cuentos de hadas. Por ejemplo, durante décadas fue imposible conocer la verdad sobre el origen de Panamá y el Canal. Todos los medios de comunicación, las fuentes oficiales del gobierno, los libros de texto de historia y los volúmenes de artículos escritos por "académicos y eruditos privados" se limitaban a decirnos que el gobierno de EE.UU. negoció con "Panamá" el permiso para construir el canal, y la historia pasaba rápidamente a contarnos lo magnífica que era la obra de ingeniería y lo maravillosos que eran los estadounidenses. No ha sido hasta hace poco que se ha difundido ampliamente la información de que "Panamá" era una provincia de Colombia, que EE.UU. exigió el derecho a construir un canal a través del istmo de ese país y, más aún, que EE.UU. sería propietario tanto del canal como de la zona del canal a perpetuidad. Cuando Colombia se negó, los EE.UU. enviaron a sus militares, separaron la provincia de Colombia, crearon un nuevo país llamado Panamá, nombraron un presidente, y obtuvieron su acuerdo como deseaban. Pero hubo literalmente cientos de artículos y noticias escritas sobre Panamá, incluyendo muchos en prestigiosas revistas, que omitieron deliberadamente toda esta información vital.

Ese ejército de "contadores de historias" al que nos referíamos antes no está en absoluto inactivo hoy en día; si acaso, está mucho más activo que nunca, con estos falsos relatos históricos que cambian el enfoque y añaden tal cantidad de detalles extraños irrelevantes que consiguen echar tanto humo por la habitación que la mayoría de los lectores podrían tirar la toalla frustrados y abandonar el tema por completo, que es lo que se pretende.

Pero hay algo adicional en este contexto que es aún más grave: hoy en día existe literalmente un ejército de personas que rastrean Internet en busca de contenido histórico y político que sea criminalmente incriminatorio, y que hacen denodados esfuerzos para que se borre todo ese contenido. Y, por mi experiencia, diría que están logrando un éxito considerable. Estos esfuerzos pueden aplicarse a una amplia gama de acontecimientos y circunstancias históricas y políticas, pero yo encuentro la concentración en dos áreas principales, ambas relacionadas con los judíos. Un área parece ser un esfuerzo decidido por borrar cualquier identificación de individuos como judíos. No voy a discutir las razones aquí, pero los judíos definitivamente prefieren no ser identificados como tales. Las pruebas de ello están por todas partes. Pensemos en el reciente escándalo de Jeffrey Epstein: de los cientos de artículos publicados en los medios de comunicación sobre este caso, no recuerdo haber visto ni uno solo en el que se mencionara que Epstein era judío. Eso no puede ser un accidente; los medios de comunicación, que son casi en su totalidad propiedad de judíos o están controlados por ellos, no quieren que se hagan tales asociaciones en la mente del público, y la censura es severa.

No tenemos ningún problema en encontrar noticias y artículos que hagan esta identificación si un judío es una celebridad, pero tales identificaciones están esencialmente prohibidas si la persona es un delincuente o ha estado implicada en graves crímenes de guerra u otras atrocidades en el pasado. Y cuanto más graves son los crímenes, mayor es la determinación de este "ejército" para impedir que se hagan tales identificaciones, o para que se borren si ya se han hecho. En consonancia con esto, hay miembros de este ejército que escriben no sólo artículos, sino libros enteros que pretenden "demostrar" que un individuo en particular no era judío, la extensión del tratado correspondiendo a la gravedad del crimen. Recientemente me encontré con un artículo de este tipo sobre un hombre que era claramente judío y que estaba claramente implicado en graves atrocidades internacionales, en el que "alguien" escribió que este hombre se había "convertido al cristianismo" y ofreció lo que supuestamente era una cita de este hombre afirmando que dependía de Dios cada día para el cumplimiento de todas sus tareas cotidianas. Evidentemente esto era un fraude, pero debió de ser considerado importante, y muchos proporcionarán ahora este pequeño tratado como referencia para probar que el hombre no era judío y, por asociación, que los judíos no hacen nada malo y están siendo injustamente difamados.

La otra área en la que la limpieza de Internet se ha vuelto excesivamente activa es en la eliminación de cualquier referencia a la participación judía en crímenes de guerra y atrocidades históricas. Voy a hacer una digresión para referirme a las fuentes de información y las referencias. Normalmente, un autor proporcionará citas y referencias a fuentes de información para que los lectores puedan obtener más detalles y también cierta tranquilidad en cuanto a la exactitud de las afirmaciones. Pero hay veces en que una fuente, aunque esté en Internet, es sensible y debe protegerse. Puede haber muchas razones para ello, una de las cuales es que si uno está revelando verdades históricas desagradables, especialmente si afectan a una nación o grupo étnico en particular, hay muchas personas influyentes con pleno acceso al micrófono que utilizarán ese poder para intentar echar por tierra esa fuente y destruir su credibilidad. Por ello, puede ser importante no revelar la fuente directamente. En pocas palabras, no es posible desacreditar un documento si no se sabe lo que realmente dice, en detalle. Especialmente si la fuente involucra a los judíos, sin acceso al contenido real, lo mejor que pueden hacer es hacer afirmaciones descabelladas de "teórico de la conspiración" o "negador antisemita del holocausto", pero estas acusaciones ya no ganan mucha tracción y se vuelven inútiles.

El punto de lo anterior es la supresión de estas importantes fuentes por parte de los miembros del ejército que se dedican a depurar Internet. Esto me ocurrió hace algún tiempo, y tuvo que suceder dos veces antes de que aprendiera la lección. Brevemente, en dos ocasiones con un mes de diferencia, recibí un correo electrónico de personas que yo creía de confianza, preguntándome por la fuente de un artículo concreto. Parecían correos electrónicos de una persona que pedía inocente y sinceramente "algunas referencias de fuentes", peticiones a las que accedí. Pero me sorprendió descubrir unos días después que la fuente había desaparecido; se había borrado de Internet. Lo primero que pensé fue que se trataba de una desafortunada coincidencia, pero cuando se repitió un mes más tarde, me di cuenta de que había sido engañado, no directamente por los "limpiadores" de Internet, sino por otros que les ayudaban.

Según mi experiencia, esta "limpieza" de Internet y la eliminación de documentos e información de importancia histórica está aumentando casi exponencialmente en comparación con décadas pasadas. Esto es sin duda parte del mismo proceso, y organizado por las mismas personas que son responsables del bloqueo de la información y la censura que ahora se produce en los medios de comunicación, los medios de comunicación social, en las plataformas de Internet como Wikipedia, en los motores de búsqueda y más. La intención parece ser el control total de la información, y todo en manos de muy pocas personas. La investigación es cada vez más difícil, la búsqueda en Internet es cada vez más improductiva y, con Google, básicamente inútil. Y, más que nunca, es necesario proteger las fuentes valiosas para que no desaparezcan para siempre.