Traducido por el equipo de SOTT.net

En un sorprendente giro de los acontecimientos meteorológicos a mediados de mayo, varias regiones de Turquía desafiaron la inminente llegada del verano con nevadas.
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Las nevadas cubrieron zonas de gran altitud, transformando los paisajes en paraísos invernales, pero también alterando los planes de viaje de turistas y lugareños por igual.

Uno de estos incidentes se produjo en el valle de Haldizen, en la frontera entre Trabzon y Bayburt, al norte de Turquía. La meseta de Demirkapı, situada a 1.900 metros de altitud y famosa por su exuberante flora, se vio envuelta en un velo blanco al caer la nieve sobre la región.

El tiempo nevado también afectó a la región de Yedigöller (siete lagos), de 2.740 metros de altitud, que comprende los lagos de Dipsiz, İkiz, Kara, Sarıçiçek, Pirömer, Aygır y Balıklı. Las carreteras quedaron intransitables debido a las nevadas persistentes de la temporada invernal, lo que obligó a los equipos municipales a despejar las carreteras bloqueadas para restablecer el acceso.



Las nevadas se extendieron al este y al centro del país, registrándose en Erzurum, Ardahan, Amasya, Kars, Muş, Karabük, Çankırı, Kastamonu, Bolu, Düzce, Sakarya y Van, donde las zonas de gran altitud quedaron cubiertas de blanco.

En Kastamonu, numerosos vehículos quedaron varados en la carretera de Tosya debido a la nevada, lo que llevó a los equipos de carreteras a iniciar operaciones de limpieza de carreteras.


La nevada también renovó el entusiasmo en los centros de esquí de todo el país. En Erzurum, sede de una de las estaciones de esquí más destacadas del país, Palandöken, las pistas de esquí se amontonaron con la nieve. Escenas similares se vivieron en el distrito de Sarıkamış, en Kars, y en Kartalkaya, en Bolu.

Mientras tanto, la inesperada nevada trastocó los planes de los amantes de la aventura, ya que nueve alpinistas rusos que intentaban hacer cumbre en el monte Ağrı se vieron obligados a retirarse debido a las adversas condiciones meteorológicas.

A pesar de los preparativos y la guía del experimentado alpinista Cuma Saltik, los escaladores se vieron obligados a abandonar su ascenso a 4.800 metros debido a la densa niebla y las tormentas de nieve.