Traducido por el equipo de SOTT.net

Una corriente clave para estabilizar el clima en el Atlántico y más allá podría ser un tercio más débil en 2040, según revela un nuevo estudio.
Ilulissat Icefjord in Greenland atlantic current weakening ice age fresh water
© Ulrik Pedersen/NurPhoto via Getty ImagesEl Icefjord Ilulissat en Groenlandia el 3 de julio de 2024. El glaciar está produciendo diariamente suficiente hielo para satisfacer las necesidades de agua de la ciudad de Nueva York durante todo un año.
Una corriente esencial del océano Atlántico que regula el clima del planeta se está debilitando mucho más rápido de lo que se pensaba, según un nuevo estudio.

La Circulación Meridional de Oscilación del Atlántico (AMOC por sus siglas en inglés), que incluye la Corriente del Golfo, estabiliza el clima en el hemisferio norte y más allá.

Pero un nuevo modelo climático que tiene en cuenta el deshielo de la capa de hielo de Groenlandia sugiere que, al ritmo actual de emisiones mundiales de dióxido de carbono, la corriente podría debilitarse hasta un tercio en los próximos 15 años. Los investigadores publicaron sus conclusiones el 18 de noviembre en la revista Nature Geoscience.

La AMOC actúa como una cinta transportadora planetaria que lleva nutrientes, oxígeno y calor desde las aguas tropicales hacia el norte y desplaza las aguas frías hacia el sur, un equilibrio que mantiene ambas orillas del Atlántico a 5 grados centígrados más calientes de lo que serían de otro modo.


Comentario: El suroeste de Canadá está en la misma latitud que Stonehenge en Inglaterra. Compare los climas de estas dos regiones para ver la importancia de la AMOC.


Pero las investigaciones sobre la historia climática de la Tierra muestran que la corriente se ha interrumpido en el pasado, y un número creciente de estudios han insinuado que el cambio climático está provocando que la AMOC se ralentice. Los peores escenarios sugieren que la corriente podría colapsar.

Si la corriente se detuviera por completo, sembraría el caos en todo el planeta, provocando el desplome de las temperaturas en toda Europa, la proliferación de tormentas en el ecuador y otros efectos imprevistos que repercutirían en puntos de inflexión en la selva amazónica y otras regiones.

Sin embargo, aunque muchos modelos climáticos predicen una desaceleración moderada de la AMOC antes de 2100, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) ha estimado que la probabilidad de que el sistema cruce un punto de inflexión este siglo es inferior al 10%.


Animación simplificada de la «cinta transportadora» global de la AMOC, con las corrientes superficiales en rojo y las profundas en azul (Crédito de la imagen: NASA/Goddard Space Flight Center Scientific Visualization Studio).

Sin embargo, esto es sólo el principio de la historia. Otros modelos han sugerido que la corriente podría colapsar pronto, suscitando el desacuerdo entre los científicos, y algunos han sugerido que los riesgos del debilitamiento de la corriente han sido subestimados y exigen una acción urgente.


Comentario: Algunos piensan que este proceso ya ha comenzado. Basta con observar los cambios bruscos de temperatura en Europa y los aguaceros masivos en todo el mundo, a medida que el cinturón de monzones se desplaza hacia el norte. No hay nada que se pueda hacer contra este proceso cíclico natural, sólo constatarlo y adaptarse en consecuencia. Es una arrogancia pensar que hay otra forma de actuar.


Una pieza importante del rompecabezas es el agua de deshielo que fluye hacia el Atlántico desde Groenlandia y el Ártico canadiense. La AMOC funciona como un gigantesco motor que lleva las aguas más cálidas del Sur (más saladas y densas) hacia el Norte. A medida que se desplaza hacia el norte, el agua salada se enfría y se vuelve más densa, por lo que se hunde. Esta cinta transportadora de agua también libera calor a la atmósfera antes de regresar al sur.

Pero la afluencia de agua dulce más ligera procedente del deshielo de los glaciares está desplazando parte de esta agua salada del océano, haciendo que deje de hundirse tan profundamente y ralentizando la AMOC. Sin embargo, hasta ahora esta agua de deshielo no se había tenido en cuenta en los modelos.


Comentario: Así pues, el calentamiento global, desencadenado por otros procesos dentro de la Tierra, provoca un enfriamiento global. La naturaleza mantendrá el equilibrio, sólo que no en una escala de tiempo humana. Nos esperan décadas, si no siglos, de frío intenso.


«La comunidad científica sigue muy dividida sobre este tema», explica a Live Science Laurie Menviel, paleoclimatóloga de la Universidad de Nueva Gales del Sur (UNSW), en Sydney. «El primer aspecto es que obtener estimaciones precisas del agua de deshielo adicional y de la descarga de hielo es difícil. También existía la creencia de que el flujo era demasiado pequeño como para afectar al sistema».

Para investigar el posible descuido, Menviel y su colega Gabriel Pontes, investigador científico de la UNSW, crearon un nuevo modelo que tiene en cuenta los flujos de agua de deshielo estimados.

El modelo de ambos sugiere que la AMOC se ha ido ralentizando a un ritmo de 0,46 sverdrup (un sverdrup es 1 millón de metros cúbicos de agua por segundo) cada década desde 1950, y que si la humanidad supera los 3,6 grados Fahrenheit (2 grados Celsius) de calentamiento global (en línea con las proyecciones actuales), la circulación podría ser un 33% más débil en 2040.

«Este trabajo es importante porque confirma lo que muchos sospechaban, pero que no se había demostrado antes de forma explícita», declaró a Live Science Stefan Rahmstorf, oceanógrafo que dirige el departamento de análisis del sistema terrestre del Instituto de Investigación del Impacto Climático de Potsdam (Alemania). «De cara al futuro, los resultados sugieren que debemos esperar un descenso de la AMOC más rápido de lo que ha predicho el IPCC».

Ben Turner
Ben Turner es redactor de Live Science en el Reino Unido. Se ocupa de física y astronomía, entre otros temas como la tecnología y el cambio climático. Se licenció en física de partículas en el University College de Londres antes de formarse como periodista