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La Modificación de la Radiación Solar (o MRS) es la única opción que podría enfriar el planeta en pocos años. Para ser eficaz a la hora de limitar el calentamiento global, tendría que mantenerse durante varias décadas o siglos, dependiendo del ritmo de reducción de emisiones y de eliminación de carbono.
"La informática y la inteligencia artificial han impulsado la revolución tecnológica, pero están tocando techo. La bioinformática supone un enorme esfuerzo por compactar la potencia de cálculo y aumentar su eficiencia para superar nuestros límites tecnológicos actuales."Durante casi dos décadas, los científicos han utilizado organoides diminutos, tejidos cultivados en laboratorio que se asemejan a órganos completamente desarrollados, para experimentar con riñones, pulmones y otros órganos sin recurrir a pruebas en humanos o animales. Más recientemente, Hartung y sus colegas de la Johns Hopkins han estado trabajando con organoides cerebrales, orbes del tamaño de un punto de bolígrafo con neuronas y otras características que prometen mantener funciones básicas como el aprendizaje y la memoria.
"Esto abre la investigación sobre cómo funciona el cerebro humano. Porque se puede empezar a manipular el sistema, haciendo cosas que éticamente no se pueden hacer con cerebros humanos."
Un científico de la Universidad de Florida ha creado un "cerebro" vivo capaz de pilotar un avión simulado, lo que ofrece a los científicos una nueva forma de observar el funcionamiento en red de las células cerebrales.
El "cerebro" — un conjunto de 25.000 neuronas vivas, o células nerviosas, extraídas del cerebro de una rata y cultivadas en un bol de cristal — ofrece a los científicos una ventana única en tiempo real al cerebro a nivel celular. Observando la interacción de las células cerebrales, los científicos esperan entender las causas de trastornos neuronales como la epilepsia y determinar formas no invasivas de intervenir.
Como ordenadores vivientes, algún día podrían utilizarse para pilotar pequeños aviones no tripulados o realizar tareas peligrosas para los humanos, como misiones de búsqueda y rescate o evaluación de daños causados por bombas.
"Durante más de 60 años, estas estructuras laminares han servido como indicador del impacto de un asteroide, pero nadie sabía hasta ahora cómo se formó esta estructura en primer lugar", afirma Liermann. "Ahora hemos resuelto este misterio de décadas".Para ello, los investigadores habían pasado años modificando y avanzando las técnicas que permiten estudiar materiales a alta presión en el laboratorio. En estos experimentos, las muestras suelen comprimirse entre dos pequeños yunques de diamante en la llamada célula de yunques de diamante (DAC). Esto permite generar de forma controlada presiones extremas, como las que se dan en el interior de la Tierra o en el impacto de un asteroide.
Comentario: Véase también: Inteligencia organoide (IO): La nueva frontera de la bioinformática y la inteligencia en un bol