Incluso en los más crueles es posible encontrar esa cualidad que nos hace verdaderamente humanos: el ridículo; seis pasatiempos irrisorios de personajes de los que de otro modo sería difícil reírse.

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Aunque no sea esa la versión que propaga la narrativa histórica oficial, no cabe duda que incluso los personajes más crueles y autoritarios son, en esencia, seres humanos, con algún gusto o aversión compartida con otros de sus semejantes. Parece antinatural e inadmisible, pero es posible imaginar a alguien como Hitler acariciando a su mascota, a un torturador de cualquiera dictadura sudamericana cuidando un jardín. ¿Por qué no?
Estos, sin embargo, son ejemplos contrastantes: la maldad pura conviviendo con residuos de bondad. En otro sentido es interesante descubrir los pasatiempos secretos de estas personas, sobre todo cuando estos son parcial o totalmente ridículos, irrisorios, discordantes del todo con el temperamento que esperamos de alguien como Osama bin Laden, Saddam Hussein o el recientemente fallecido Kim Jong Il, de quienes nadie sospecharía que en la intimidad de su tiempo libre se dedicaban a escribir novelas rosas o calcar el universo animado de Disney.