Traducido para AVN Verónica Morales© Desconocido
En un momento del año pasado,
el presidente de Estados Unidos Barack Obama, declaró: "creo en el excepcionalismo americano con cada fibra de mi ser". Escuchar eso no es una cosa sorprendente o destacable. En la cultura política, la fe en el "excepcionalismo americano" ha sido durante mucho tiempo una doctrina obligatoria para los mejores políticos, legisladores y otras élites. Para aquellas personas el hecho de comprometer su propia lealtad al "excepcionalismo americano", es un acto apenas "más controvertido" que ponerse de pie para entonar el himno nacional o escuchar a un: "Comandante en Jefe" de Estados Unidos decir: "Dios bendiga a América", al final de un importante discurso nacional.
(Para ser claros, el término más preciso sería "excepcionalismo de Estados Unidos" en lugar de "excepcionalismo americano", porque en realidad se refiere a EEUU, no a "América", que técnicamente incluye a Canadá, Centroamérica, las islas y naciones del Caribe y Suramérica.)
"Estados Unidos es bueno"Pero, ¿qué, exactamente, denota el término? Su significado depende, supongo, de la identidad y los valores de su usuario, así como el contexto en el que se utiliza, entre otros factores. Para mí, observando el uso habitual del término por parte de personalidades norteamericanas, políticos, además de los medios de comunicación y algunos intelectuales, encuentro que la frase al ser empleada por los "líderes" tiene dos significados básicos e interrelacionados. La primera de estas connotaciones sostiene que Estados Unidos es una nación única en la historia mundial de las grandes potencias debido a la intención y la naturaleza de su política exterior, caracterizada por ser fundamentalmente benévola, democrática, humanitaria, e incluso por sus acciones anti-imperiales en el extranjero.
"Estados Unidos es bueno", explicó la secretaria de Estado Madeline Albright, durante la gestión de Bill Clinton en 1999.
"Tratamos de hacer lo mejor en todas partes". Tres años antes, Clinton explicó que EEUU era la
"fuerza más grande del mundo para la paz, la libertad, la democracia, la seguridad y la prosperidad".
Estas fueron reflexiones muy curiosas, entre otras cosas, por las sanciones económicas lideradas por Estados Unidos que causaron la muerte - como Albright reconoció por televisión nacional en 1996 - a más de medio millón de niños iraquíes en la década de 1990 (Albright añadió que ella
"sintió el precio" de esas muertes, más sin embargo, fue un precio que
"valió la pena pagar" para consolidar el avance de los objetivos inherentemente nobles de la política exterior estadounidenses).
"Más que cualquier otra nación", anunció Obama en West Point en diciembre de 2009,
"los Estados Unidos de Norteamérica han respaldado la seguridad mundial durante más de seis décadas. A diferencia de las grandes potencias de la antigüedad, no hemos tratado de dominar al mundo. No buscamos ocupar otras naciones. Todavía somos herederos de una lucha moral por la libertad". El editor jefe de la revista The Progressive, Mateo Rothschild, dio una respuesta históricamente informada:
"Bueno, vamos a ver: Estados Unidos lideró al mundo a los acantilados de la aniquilación nuclear durante la Guerra Fría. Estados Unidos invadió un país latinoamericano tras otro, y subvirtió de manera encubierta otros gobiernos. Estados Unidos ayudó a derrocar a los gobiernos de Ghana y el Congo, apoyó a las fuerzas racistas en el sur de África. Estados Unidos se hundió en la Guerra de Corea, y luego apoyó a un dictador tras otro en Corea del Sur. Estados Unidos mató entre dos y tres millones de personas en Indochina. Estados Unidos apoyó a Suharto en Indonesia, quien mató a casi un millón de personas, algunas por encargo de la CIA, después de tomar el poder en 1965. Estados Unidos también apoyó la invasión de Suharto de Timor Oriental, diez años después, que costó otras 200.000 vidas... Obama, si quiere, puede llamar a eso "seguridad global", pero está goteando rojo... ¿Qué significa entonces tener casi 1.000 bases militares en más de 100 países? Estados Unidos ha invadido o desestabilizado docenas de países en las últimas seis décadas, en ocasiones no necesitan ocupar los países si pueden instalar en su lugar a un régimen títere". (The Progressive, 2 de diciembre de 2009).
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