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Hace dos semanas, una manifestación en Tokio reunió a casi 5.000 personas, la mayor protesta en la capital de los últimos años, según los organizadores.

Hace dos semanas, una manifestación en Tokio reunió a casi 5.000 personas, la mayor protesta en la capital de los últimos años, según los organizadores.

Trabajadores y estudiantes de todo Japón convergieron en Tokio alzando sus puños y entonando consignas mientras bandas de rap interpretaban canciones referidas a la ansiedad y la desesperanza que sufre gran parte del país. La tasa oficial de desempleo es de cinco por ciento de la población económicamente activa, pero entre los jóvenes creció a casi nueve por ciento.

Más de 45 por ciento de los trabajadores de entre 15 y 24 años tienen empleos irregulares, y solo 56 por ciento de los graduados universitarios reciben ofertas de trabajo. Se trata de la peor situación laboral para los jóvenes desde la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).

Ichie Kumagai, de 28 años, trabajadora en una guardería y quien viajó más de 359 kilómetros desde Osaka, la segunda ciudad del país, para hablar en la manifestación de Tokio, señaló: "Estoy molesta, frustrada y preocupada por el futuro". "Jóvenes como yo afrontan una situación desesperada porque las autoridades y la sociedad no se preocupan por nosotros", dijo a la multitud.

Una intensa presión de millones de empleados de guarderías a comienzos de este año logró un aumento en el salario mínimo a nueve dólares por hora, 50 centavos más que en 2010.

Más de 30.000 firmas fueron recolectadas en el barrio de Saita, en Osaka, para una petición destinada a detener la reforma prevista de aumentar a un máximo de 30 el número de niños y niñas por educador en las guarderías, así como para contratar empleados de tiempo parcial.

Kumagai dijo que su salario estaba congelado desde hacía más de seis años, mientras el trabajo se hacía cada vez más exigente. Trabaja por lo menos 12 horas diarias y no cobra horas extras. Ahorrar dinero es vital para protegerse de un futuro inestable.

El alto déficit fiscal, generado por dos décadas de recesión, y el envejecimiento general de la población motivaron nuevas disposiciones para reducir el gasto público en protección social. "El gobierno justifica esas medidas señalando que los fondos públicos disminuían. Pero nosotros no estamos de acuerdo con ese razonamiento", dijo Kumagai.

Los manifestantes japoneses se inspiran en el discurso del movimiento de protestas en Estados Unidos contra el rescate oficial a los bancos y a las grandes empresas, así como contra las medidas de austeridad que afectan a la clase media y reducen el gasto público, creando desempleo cíclico. "Estamos influenciados por las protestas en Estados Unidos, pero queremos desarrollar nuestra propia forma de lograr un futuro estable", dijo Makoto Kawazoe, representante del Sindicato Juvenil Kanto, importante organización por los derechos laborales en este país.

Está previsto que este mes se reanuden las protestas y abarquen a un amplio espectro de organizaciones, desde activistas antinucleares y grupos juveniles por la energía limpia hasta históricas agrupaciones como la Federación Nacional de Sindicatos, por años a la vanguardia en la lucha por los derechos de los trabajadores.

La sociedad japonesa debe asumir la responsabilidad de lograr estabilidad para los jóvenes, pues el empleo en ese sector es fundamental para el progreso económico del país en el escenario mundial, opinó Kawazoe. "La gente ve a los jóvenes desempleados como irresponsables o perezosos, y no atienden sus necesidades. Esa actitud debe cambiar", agregó.

La Federación Nacional de Sindicatos identificó varios puntos que considera necesarios atacar para garantizarles cierto grado de estabilidad a los jóvenes que ingresan al mercado laboral.

El gobierno debería ofrecer apoyo financiero a los que están siendo capacitados hasta que encuentren trabajo, poner fin a la práctica de exigir al menos tres años de estudios universitarios a quienes buscan empleo antes de completar su carrera y adoptar regulaciones para garantizar que las compañías ofrezcan puestos laborales estables, señaló.

Pero algunos discrepan con el enfoque de estas demandas. Daiji Kawaguchi, profesor de economía en la Universidad de Hitotsubashi, en Tokio, dijo que, aunque se solidarizaba con las protestas, creía que debían ser más realistas.

"Un tema prioritario que afronta el mercado laboral japonés es cómo volverse más internacional. Los jóvenes deben desarrollar capacidades para afrontar un mercado cada vez más globalizado y participar del debate sobre aceptar más mano de obra extranjera", dijo. "Con el enfoque simple de expandir la red de seguridad, el movimiento liderado por los jóvenes es débil", sostuvo.

Mientras, economistas señalan que hay cambios drásticos en el mundo de los negocios en Japón, como la reubicación de fábricas en lugares más baratos en el exterior y esfuerzos de cada vez más compañías locales para reducir costos y afrontar la competencia de productos de otras naciones asiáticas, como Corea del Sur.

Masao Fukunaga, dedicado a investigar la felicidad nacional bruta (indicador que mide la calidad de vida), señaló que el sueño de los jóvenes de un futuro estable se inspiraba en la memoria de un antiguo Japón, en el que la economía se expandía y todavía estaban en vigor medidas para asegurar empleos de por vida. "Pero esa era está llegando a su fin", dijo. "El futuro es difícil, y espero que los jóvenes que toman las calles pidiendo apoyo también afronten esa realidad", añadió.