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La semana pasada, Francia descubrió con emoción el nombre y la linda cara de Agnès Marin. Con apenas 13 años de edad, la adolescente fue llevada a un bosque de una región del centro de Francia, violada y asesinada. Su verdugo luego quemó su cuerpo sin vida.

El caso de Agnès estuvo en la portada de muchos de los diarios del país y estremeció a los franceses. El pasado domingo, más de 4.000 personas participaron en una marcha para rendirle homenaje a la joven víctima en la ciudad de Chambon-sur-Lignon, donde acudía al internado Cévenol.

Error de la justicia

El debate que sacude a Francia y a su clase política se centra en su presunto asesino. Uno de sus compañeros del colegio fue quien guió a los policías hasta el lugar del crimen dos días después de la desaparición de la chica.

Martin tiene apenas 17 años, pero ya había sido imputado en otro caso. Está acusado de haber violado a otra adolescente de 15 años, en agosto del 2010. Después de cuatro meses en la cárcel, expertos en psiquiatría habían considerado que su rehabilitación era posible, y que el joven podía salir libre bajo control judicial.

La muerte de Agnès levanta muchas preguntas, y entre ellas la siguiente: si sabíamos que el joven ya había sido acusado de un crimen sexual, ¿no habríamos podido evitar que vuelva a pasar? Para responderla, el ministro de Justicia pidió una investigación sobre el seguimiento judicial del joven.

Pero hasta la fecha, parece que Martin había respetado todas las medidas impuestas por la justicia: permanecer en un internado, seguir un tratamiento adecuado y no ir a la región donde había sucedido el caso anterior.

Politización de una tragedia

En el contexto de la elección presidencial, que tendrá lugar en Francia en abril del 2012, el caso se volvió altamente político, sobre todo teniendo en cuenta que la seguridad de los franceses será otra vez un tema muy importante de la campaña electoral, tal y como lo fue en el 2007.

La emoción de sus compatriotas llevó al gobierno a plantearse el problema de la reincidencia y de los delitos cometidos por los menores, tal y como lo había hecho el presidente Nicolas Sarkozy en varias oportunidades en previos casos de violencia sexual.

Esta vez, el Primer ministro François Fillon se encargó del caso y reaccionó rápido. Después de una reunión con los ministros de Interior, de Justicia y de Educación, François Fillon anunció varias medidas, entre ellas el internamiento de los delincuentes en centros educativos cerrados en todos los "casos de delitos sexuales graves". El miércoles, un proyecto de ley será presentado ante el consejo de ministros. Pero varios profesionales de la justicia ya están poniendo en duda la eficacia de sus medidas.

¿Por qué?

Otra de las preguntas que se hacen los franceses es ¿por qué había aceptado el colegio en un internado mixto a un adolescente acusado de violar a una amiga?

El director del internado, que quiso darle una segunda oportunidad a Martin, afirma que, si bien sabía que el joven había tenido problemas con la justicia, ignoraba las razones de su encarcelamiento. Por su parte, la justicia asegura que la dirección del colegio estaba al tanto de todo.

Como respuesta, el gobierno decidió que a partir de ahora, los directores de las escuelas debían estar mantenidos informados de los delitos cometidos por los alumnos que aceptan en sus escuelas. En el caso de Agnès, la decisión llega un poco tarde. Y todos se preguntan si será suficiente.

Mientras tanto, Martin, imputado por la violación y muerte de Agnès Marin, ya está encarcelado. Podría ser condenado a cadena perpetua.