La mayor compañía de transbordadores estadounidense reduce el número de personas a bordo tras constatar el alarmante aumento del peso.

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© DesconocidoUno de los transbordadores de la compañía pública de ferris del estado de Washington
La obesidad se ha convertido en un problema nacional en Estados Unidos. Ni las continuas campañas de concienciación ni los esfuerzos de las autoridades han conseguido frenar la "epidemia" que se extiende por toda la sociedad americana. Pero pocas noticias han impresionado tanto como la de que las compañías navieras han comenzado a reducir el número de pasajeros a bordo para evitar problemas en la estabilidad de los barcos.

Los riesgos de la obesidad para la salud de los que la padecen son innegables: tensión arterial, colesterol, riesgo de infarto, problemas de movilidad. También son de sobra conocidas las causas del sobrepeso: una dieta que abusa de la grasa y la sal, la comida rápida, el exceso de azúcar, la ausencia total de ejercicio. Pero pese a tantas señales, advertencias y amenazas, las estadísticas denuncian con tozudez, año a año, el aumento de esta "epidemia" en el mundo desarrollado.

En Estados Unidos la penetración de la obesidad en la población ha alcanzado cotas insospechadas. El problema es especialmente sangrante entre los jóvenes, hasta el punto de que los "michelines" se han convertido en el principal enemigo de las Fuerzas Armadas americanas, algo así como una moderna y gigantesca máquina de fabricar objetores de conciencia.

Recientemente, una asociación de exmilitares alertó al Congreso estadounidense de que la obesidad estaba minando las campañas de reclutamiento, ya que al menos nueve millones de los jóvenes de entre 17 y 24 años son demasiado gruesos para servir en el Ejército. Y lo que es peor, estaba obligando a mandar a casa a candidatos "excelentes" y con aptitudes para el puesto porque eran demasiado gordos para combatir, según la Asociación Americana del Corazón.

Sin embargo, pocas noticias han servido de aldabonazo a la satisfecha sociedad estadounidense como la que hace unos días anunciaba el servicio público de transbordadores del Estado de Washington, en la costa oeste: a partir de ahora, el número de personas que puede subir a cada ferri pasa de una media de 2.000 a 1.750 por motivos de seguridad. El motivo no es otro que la constatación de que cada pasajero pesa ahora más que hace unos años. Y ocupa más espacio. Y supone un riesgo mayor para la estabilidad de la nave.

Las estadísticas de la obesidad

La medida es una metáfora de hasta dónde ha llegado el problema de la obesidad en la sociedad no sólo porque la empresa naviera, con base en Seattle, sea la de mayor tráfico de todo el país, sino porque la decisión se ha tomado basándose en las estadísticas oficiales, que ni mienten ni enmascaran los datos.

De hecho, el reglamento de la Guardia Costera referente a las normas de seguridad acaba de elevar el peso promedio de cada pasajero adulto a 84 kilos, once más que en la barrera utilizada hasta la fecha, basándose en los datos proporcionados por los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades. Según este organismo, uno de cada tres estadounidenses en edad adulta puede ser considerado ya obeso.

¿Son seguros los barcos con estas restricciones? ¿No lo eran antes? El ejemplo que ponen los responsables de la naviera no puede ser más explícito. "Con esa cantidad de pasajeros, el transbordador no volcaría, incluso si todos los pasajeros corren al mismo tiempo hacia un lado del barco para mirar a un grupo de orcas", aseguró el portavoz de la compañía, Eric Young, al diario estadounidense Huffington Post.

Es probable que este ajuste en los "pesos oficiales" de los ciudadanos se extienda a otros medios de transporte, que siguen utilizando como baremo estándar para medir el peso de cada persona el de los 75 kilos. Así ocurre, por ejemplo, en España con los ascensores, que cifran en ese peso el número de plazas permitidas.

¿Será necesario modificar también en nuestro país el peso medio? Es cierto que, al menos en cuanto al sobrepeso, España no es aún Estados Unidos. ¿Seguro? Por desgracia, las estadísticas no son tan optimistas.

España, peor que EEUU en obesidad infantil

La última publicada al respecto, hace tan solo unos días, sentencia sin ir más lejos que España se ha situado por delante de Estados Unidos en obesidad infantil, con un 19% de niños obesos en este país frente al 16% de los estadounidenses, un porcentaje que triplica al de hace 30 años.

Según los datos del Programa de Nutrición y Actividad Física para el tratamiento de la Obesidad (Pronaf), España tiene un 38,7% de la población adulta con sobrepeso y un 14,5% con obesidad, y se prevé que, en 2030, el 37% de los hombres y el 33% de las mujeres españolas padecerán la enfermedad.