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El Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos ha contratado a una empresa para que obtenga datos privados de los usuarios de videoconsolas en el extranjero y de sus comunicaciones con el pretexto de la lucha contra el terrorismo y la pedofilia.Ahora cada vez que se sumerja en el ciberespacio de su juego favorito, deberá tener en cuenta que el Gran Hermano estadounidense quiere meter mano en su videoconsola.
El Gobierno de EE. UU. ha cerrado un contrato de 177.000 dólares con una pequeña compañía californiana,
Obscure Technologies, con una plantilla de menos de una decena de personas. Se trata de expertos en la así llamada ingeniería inversa, es decir peritos en la desmantelación de dispositivos para saber todo sobre su construcción y funcionamiento.
Palanca de mando desde fueraEl objetivo del contrato es buscar vías para 'hackear' consolas megapopulares como la Xbox 360 de Microsoft, la PlayStation 3 de Sony o la Wii de Nintendo, entre otras, para obtener y analizar todos los datos que estos aparatos guardan sobre sus usuarios y los juegos que usan.
Entre estos datos, según los expertos, puede haber información privada tal como contraseñas, números de tarjetas de crédito o direcciones. Además, ya que casi todos los juegos avanzados permiten mantener cibercharlas para que los usuarios se comuniquen entre sí, todos los mensajes de un usuario podrían ser guardados en la memoria del dispositivo. Precisamente, estos son los datos que interesan al Gobierno de EE. UU.
Rastreando a los usuarios extranjerosSin embargo, entre las 'víctimas' de este '
espionaje' autorizado no estarán los ciudadanos de Estados Unidos, que quedarán a salvo de estas prácticas, ya que realizar tales rastreos está prohibido por ley. Por eso los especialistas de Obscure Technologies adquirirán las consolas usadas en mercados abiertos extranjeros.
Tales aparatos, según la idea del proyecto, probablemente "contienen información importante y sensible de sus antiguos dueños", explicó el catedrático de ciencias cibernéticas, Simson Garfinkel, entrevistado por la revista
Foreign Policy.
Los terroristas también juegan El por qué de este plan gubernamental reside, según Washington, en que los videojuegos son ahora una base de entrenamiento y una red social segura para los terroristas internacionales, que se encuentran en el ciberespacio. Además, el blanco de la iniciativa serán los pedófilos que, supuestamente, pueden encontrar y espiar a sus víctimas inocentes a través de juegos cooperativos.
Aunque los expertos consideran que esta suposición podría tener alguna base, el mismo intento del Gobierno de observar las acciones de la gente por
Internet, incluso en un ámbito tan inusual como los
videojuegos, es cuando menos alarmante.
Los usuarios podrían incluso no darse cuenta de qué información permanece en sus consolas, argumenta Parker Higgins, portavoz de la organización
Electronic Freedom Foundation. Según él, ahora mucha gente usa juegos para comunicarse y las historias de sus charlas, que pueden contener datos muy personales, pueden caer en manos del Gobierno.
Los científicos no saben con certeza qué tipos de datos se ocultan en particular en estos dispositivos. Sin embargo, parece que estos datos, sean los que sean, podrían dar pie a una nueva ley, propuesta por EE. UU., para limitar los derechos de personas en la red, de una forma parecida a la que estipulan leyes como las polémicas
SOPA y PIPA.
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