Decenas de miles de personas salieron a las calles para exigir al presidente Hosni Mubarak que ponga fin a sus 30 años de mandato, además, acusan al gobierno de instigar la violencia para deslegitimar sus demandas.
El gabinete de Egipto realizó hoy sábado su última reunión antes de presentar la dimisión requerida por el presidente Hosni Mubarak para intentar aplacar las protestas, pero continúan las movilizaciones en varias regiones del país y el toque de queda se extendió hasta el domingo. El ministro de Defensa, Mohamed Hussein Tantawi,exhortó a los manifestantes cumplir el toque de queda.
La administración del primer ministro Ahmed Nazif anunció su renuncia en pleno, forzada por las mayores manifestaciones registradas en esta nación árabe por décadas, que obligaron a sacar a la calle a las Fuerzas Armadas en apoyo de la Policía.
En la ciudad del norte de Sinaí, Sheikh Zuweid, algunos testigos dijeron que al menos seis personas habrían muerto en los enfrentamientos con la policía desde el viernes.
La cadena de televisión Al Yazira habló antes de un número total de muertos en todo el país que asciende a 95, mientras que los heridos serían mil.
Sin embargo, cifras de las autoridades de Salud indicaron que van 62 muertos desde que empezaron las protestas, 38 de ellas fallecidas durante las manifestaciones del viernes por la noche.
En cualquier caso, la situación sigue siendo explosiva. Para hoy por la tarde hay convocadas más manifestaciones, a pesar de que Mubarak formalizó el anuncio de ayer de que cambiaría su gabinete.
En la céntrica plaza de Tahrir, en la capital, se concentraron miles de personas, entre ellos muchos de los primeros organizadores de las protestas y algunos miembros del grupo opositor islamista Hermanos Musulmanes. Algunos testigos relataron que habían oído disparos y varias cadenas de televisión árabes informaron de que grupos de policías y soldados habían abierto fuego contra manifestantes.
La bolsa de Egipto anunció entre tanto, a través de su director, Khaled Sirry Siam, que no abriría tampoco el domingo debido a los disturbios.
Banco Central del país afirmó que también sus sucursales en todo Egipto permanecerán cerradas mañana "para prevenir la propagación de los disturbios", ya que muchas tiendas y cajeros automáticos han sido destrozados en los últimos días. El domingo es el primer día laborable de la semana en Egipto.
Muchos participantes de las protestas acusan al gobierno de instigar la violencia y provocar los saqueos y así cargar la responsabilidad sobre los organizadores y deslegitimar sus demandas.
Desde la noche de ayer, se han producido muchos ataques a tiendas y a algunos hoteles, como al famoso Ramses, y grupos de presos fueron liberados después de que varias comisarías fueran asaltadas.
Todo ello mientras los tanques y otros vehículos militares y policiales siguen apostados en las zonas estratégicas de las ciudades más importantes del país, en medio de un paisaje de coches quemados.
Mientras tanto, el premio Nobel de la Paz Mohammed el Baradei -que continúa bajo arresto domiciliario- pidió en una entrevista con Al Yazira la dimisión de Mubarak. El Baradei llegó el jueves a El Cairo para apoyar las manifestaciones.
Además, la presión internacional sigue creciendo. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, conminó a Mubarak a que haga real el cambio: "Le he dicho que él es quien tiene la responsabilidad de dar significado a sus propias palabras". La Casa Blanca amenazó con recortar su ayuda millonaria a Egipto.
También la canciller alemana, Angela Merkel, y el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, pidieron por separado el final de la violencia y la restauración de las libertades.
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