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© DesconocidoLa psicóloga María Guzmán destacó que es un modo de percibir y regular ciertas emociones.
En contraposición a la idea de que un factor numérico como el coeficiente intelectual por si mismo puede determinar el desempeño escolar de un niño, la licenciada en psicología María Guzmán señala a la inteligencia emocional como uno de los principales factores que afectan a la vida escolar del mismo. "La inteligencia emocional tiene que ver con una capacidad para percibir, para regular y para manejar ciertas emociones que puedan permitirle, en este caso al niño, en la escuela, poder afrontar situaciones cotidianas como por ejemplo un examen y que no no se ponga tan nervioso y sienta que se bloquea", señaló la docente e investigadora de la Universidad Nacional de Tucumán.

"La regulación evita los comportamientos desadaptados. Para que se puedan de alguna manera complementar el razonamiento con la emoción afín a este razonamiento y poder lograr, en el caso de la escuela, un desarrollo pleno escolar y en el caso de la vida diaria, para que el niño sea un adulto equilibrado", agregó.

"El desarrollo de una inteligencia emocional ayuda a que los niños afronten el mundo exterior, llamémosle escuela , o el mundo social de los amigos, de una manera saludable", señaló la licenciada Guzmán.

En tal sentido, la investigadora en estudios sobre Inteligencia Emocional, informó que el contexto familiar del niño es clave para promover o inhibir el desarrollo de esta inteligencia en el pequeño.

"Para que una familia sea facilitadora o funcional al desarrollo de la inteligencia emocional de sus hijos es importante que haya alguien en la casa que pueda preocuparse de manera permanente de ese niño mostrándole mucho afecto y amor incondicional", indicó la licenciada Guzmán.

"Lo importante es que haya una intimidad afectiva, en el sentido de que el padre también pueda entender al hijo como un ser humano que sufre, que tiene necesidades dentro de su edad y también el padre pueda mostrarse como humano y no creando situaciones de comunicaciones rígidas", concluyó la profesional.

La capacidad de los niños para sobreponerse a las adversidades

Los estudios realizados por la licenciada Guzmán en la localidad Sumampa, del departamento Quebrachos de nuestra provincia, revelaron que a pesar de ciertos factores privantes como el contexto de pobreza o familias disfuncionales, los niños podían desarrollar cierta resiliencia, decir, "la capacidad de las personas para afrontar situaciones adversas y poder salir fortalecida y transformada", según explicó la profesional.

Uno de los casos que fue emblemático para la investigadora fue el de un niño de 9 años que, a pesar de vivir "en condiciones de privación, abandonado por su padre y criado sólo por su madre, con escasos medios económicos y sin haber ido a la escuela nunca antes de esa edad", a partir del contacto con una institución de asistencia psicológica pudo comenzó a estudiar y obtuvo óptimas calificaciones.

Importancia de la conducta de los padres

Dentro del contexto familiar la conducta de los padres puede generar "deprivaciones", es decir, obstaculizar un pleno desarrollo emocional del niño, según explicó la licenciada María Guzmán.

"En general lo que depriva mucho tiene que ver con el no poder escuchar las necesidades del niño. Por ahí los padres están muy enceguecidos con poder lograr o conseguir que un niño sea de una determinada manera y entonces se anticipan al futuro de este niño y quieren que sea, por ejemplo, guitarrista o académico y no escuchan lo que el niño desea".
Asimismo, la investigadora señaló que la negligencia de los padres es otra deprivación, que no sólo está relacionado con lo que se priva.

"Tienen que ver también con la sobreprotección, donde la familia está encima del niño y luego es un niño que nunca se descubre a sí mismo. Entonces llegan a los 25 años y muchas veces no saben lo que quieren de sus vidas", agregó.

Sin embargo, la forma más cruel de las deprivaciones es el abandono.

"Cuando hablamos del abandono no sólo se habla del abandono físico, sino también del emocional. Muchas veces el abandono emocional no se advierte porque no es visible, pero las maestras a veces se dan cuenta en la escuela, cuando a los niños en sus casas no los ayudan a hacer las tareas o los dejan solitos todo el día que se las arreglen como puedan", indicó Guzmán.