2016 se presenta para Latinoamérica lleno de retos pero también de incertidumbres. Habrá que prestar mucha atención a la situación política y económica en Brasil, pero sin perder de vista a Venezuela y Colombia.
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© REUTERS/ Ricardo Moraes
Brasil

Los brasileños sufrirán su segundo año consecutivo de recesión, el peor retroceso económico desde 1930, sobre el telón de fondo de unas graves turbulencias políticas. La presidenta progresista Dilma Rousseff se enfrentará a partir de febrero a un juicio político que puede terminar con su carrera. La oposición conservadora la acusa de haber avalado unas maniobras contables con las que el Gobierno maquilló sus resultados fiscales de 2014 y los balances parciales de 2015.

Rousseff querría que todo se aclarara de la forma más rápida posible, pues los retrasos resultan un arma de doble filo. Aunque, por un lado, le daría tiempo para articular fuerzas en el Congreso, también es posible que el malestar social por la crisis económica se agrave en los próximos meses y socave aún más su popularidad, situada ya en un bajísimo 12 por ciento, según las encuestas. El escenario de pesadilla sería que el proceso prosperara e incluso coincidiera con los Juegos Olímpicos de verano que arrancan en Rio de Janeiro el próximo 5 de agosto.

Como subraya la revista The Economist, 2016 "estaba destinado a ser un año excepcional" para los brasileños, pero en verdad será un annus horribilis en toda regla. Casi todos los indicadores económicos actuales están en rojo. Y las previsiones auguran que el real —la moneda nacional- se debilitará aún más con respecto al dólar estadounidense, alcanzando su punto más bajo desde que fue introducido en 1994 en sustitución del cruzeiro.

La economía se encuentra en la sala de urgencias, después de que en septiembre la agencia de riesgos crediticios Standard & Poor's calificara de "bono basura" la deuda de Brasil. Si se produjera una nueva rebaja, eso afectaría a los fondos de pensiones.

Venezuela

Un segundo polo de atención será Venezuela, donde la oposición acaba de ganar los comicios parlamentarios al Gobierno chavista. La confrontación institucional está servida. Es muy probable que desde el Parlamento se promueva la celebración de un referéndum de carácter revocatorio sobre la gestión de Nicolás Maduro, acuciado por los desabastecimientos y la hiperinflación. El presidente, sin embargo, no ha tirado la toalla. La polarización no cesará, preocupando a toda la región.

Colombia

Colombia será otro país que dará que hablar en 2016. El Gobierno de Bogotá confía en acabar la negociación con las FARC el 23 de marzo y firmar un acuerdo de paz histórico que pondrá fin a medio siglo de conflicto armado.

El pacto, fruto de un diálogo que se extendió un año y medio, ya casi ha madurado. Aún le quedan algunos flecos fundamentales como la elección de los miembros del Tribunal para la Paz que juzgará tanto a guerrilleros como a militares. Será un marco judicial sin precedentes porque las decisiones que tomen esos tribunales especiales no podrán ser revisadas por ningún órgano de la jurisdicción ordinaria colombiana, ni siquiera por la Corte Suprema de Justicia. Lo que no está tan claro es si se podrá recurrir los veredictos a una instancia superior como el Tribunal Internacional de La Haya. El acuerdo todavía adolece de ciertas "ambigüedades" denunciadas por Human Rights Watch (HRW), una ONG que teme que algunos criminales queden impunes.

La firma del documento final significará un triunfo sonado para el presidente Juan Manuel Santos, quien sostiene la opinión de que "2016 será el año en que Colombia vea un nuevo amanecer: el amanecer de un país sin guerra, sin conflicto, en el que Colombia, ojalá unida, avance hacia su máximo potencial". Buenos deseos que habrá que cumplir. Incluso ya existe quien le alaba tanto que le propone como candidato al Premio Nobel de la Paz.

Santos prometió convocar un referendo para ratificar o no el eventual acuerdo de paz que se ha venido negociando con discreción en Cuba. Los últimos sondeos revelan que el 61 por ciento de los que acudirían a votar lo haría a favor y el 11 por ciento en contra.

Perú

En Perú, las elecciones presidenciales de abril las ganará Keiko Fujimori, la hija del autócrata que rigió los destinos del país entre 1990 y 2000. Pero no conseguirá los votos suficientes y habrá que celebrar una segunda vuelta en junio, donde Fujimori se disputará el cetro previsiblemente contra el exministro de Finanzas Pedro Pablo Kuczynski o contra Alan García que busca un tercer mandato no consecutivo.

República Dominicana

República Dominicana también acudirá a las urnas el año que viene. En mayo. Allí el escenario es relativamente previsible. Danilo Medina debería renovar sin problemas su primer mandato presidencial gracias a sus reformas económicas que ha emprendido y que le situaron como el jefe del Estado más popular entre sus ciudadanos de toda Latinoamérica.

Nicaragua

Igualmente Nicaragua celebrará comicios. Salvo sorpresas, ganará su tercer mandato consecutivo Daniel Ortega, un exguerrillero sandinista que prioriza el programa social.

Panamá

Panamá también tendrá un hueco en los noticiarios de la próxima primavera. En abril está prevista la inauguración de la ampliación del Canal que usan a menudo cientos de barcos para pasar del Atlántico al Pacífico o viceversa. Los trabajos comenzaron en 2007 y deberían haber concluido en 2014, para marcar el centenario de la construcción de tamaña obra ingeniera. Sin embargo, la combinación de varias huelgas de operarios, los desacuerdos en el consorcio constructor de los nuevos diques y la magnitud del proyecto retrasaron la fecha dos años más.