Las corrientes del Atlántico se ralentizaron drásticamente durante el período del Dryas Reciente. Al reconstruir esas antiguas condiciones oceánicas, los científicos creen que pueden predecir los cambios durante el próximo siglo.
Los científicos han descubierto que la corriente del Golfo se ralentizó drásticamente al final de la última glaciación, con efectos nefastos para los organismos del Atlántico. Este descubrimiento podría ayudar a los investigadores a predecir cómo cambiarán las corrientes del Atlántico en respuesta al cambio climático actual.
La corriente del Golfo es una corriente oceánica cálida que se origina en el estrecho de Florida, entre Florida y Cuba, antes de bordear la costa este de Estados Unidos y Canadá y cruzar el Atlántico Norte hasta Europa. El calor que transporta mantiene las condiciones templadas en Europa y, en cierta medida, en Norteamérica. La corriente forma parte de la Circulación Meridional de Oscilación del Atlántico (AMOC), que transporta aguas templadas desde el hemisferio sur hacia el norte y luego de vuelta hacia la Antártida en un bucle gigante.
Modelos anteriores mostraban que la Corriente del Golfo se está debilitando y la AMOC puede estar a punto de colapsar, con graves consecuencias para el clima. Ahora, un nuevo estudio publicado el jueves 9 de mayo en la revista Science concluye que el declive de la corriente del Golfo puede acarrear problemas a los organismos oceánicos que dependen de los nutrientes que transporta la corriente desde los trópicos hasta el Atlántico Norte.
Los autores basan sus conclusiones en los registros fósiles y sedimentarios de un breve enfriamiento ocurrido hace entre 12.900 y 11.700 años, conocido como el Younger Dryas (Dryas Reciente o Joven Dryas). La ola de frío invirtió temporalmente un periodo de calentamiento global durante la transición de la época del Pleistoceno a la actual del Holoceno.
«Existen múltiples pruebas de que la AMOC se debilitó durante el intervalo frío del Younger Dryas que marcó la transición hacia la salida de la última era glacial», escribieron los investigadores en el estudio. «Aunque los detalles del estado climático de fondo y la escala temporal del cambio difieren de los actuales, este acontecimiento climático del pasado brinda la oportunidad de poner a prueba los mecanismos que se han identificado en los modelos climáticos».
Para reconstruir las condiciones imperantes en la corriente del Golfo durante el Younger Dryas, los investigadores examinaron el contenido en nutrientes de fósiles microscópicos y testigos de sedimentos del Estrecho de Florida. El equipo descubrió que el contenido de nutrientes disminuyó durante el Younger Dryas en comparación con los milenios inmediatamente anteriores y posteriores. Esto mató de hambre a los organismos fotosintéticos del Atlántico Norte que convierten estos nutrientes y la luz solar en materia orgánica. Es probable que su declive se propagara por la cadena alimentaria y afectara a las poblaciones de peces y otras criaturas marinas.
Animación simplificada de la cinta transportadora mundial de las corrientes oceánicas, incluida la Circulación Meridional de Oscilación del Atlántico (AMOC) en el océano Atlántico. (Crédito de la imagen: NASA/Goddard Space Flight Center Scientific Visualization Studio)«En esta simulación, a medida que se debilitan la AMOC y la corriente de nutrientes, disminuyen tanto el contenido de nutrientes de la parte superior del Atlántico Norte como la productividad primaria», escribieron los investigadores en el estudio. El descenso del contenido de nutrientes en la base de la Corriente del Golfo se relacionó con el estancamiento de las corrientes en el hemisferio sur, donde la AMOC suele recoger las aguas ricas en nutrientes y arrastrarlas hacia el norte.
Esta instantánea del Younger Dryas refuerza los modelos climáticos actuales que predicen que el transporte de nutrientes al Océano Atlántico Norte caerá en picado si la AMOC y la Corriente del Golfo siguen ralentizándose, según el estudio. El consiguiente descenso de la productividad primaria afectaría a las pesquerías del Atlántico Norte y también podría limitar la cantidad de CO2 que pueden absorber los océanos, según los investigadores.
Es preocupante que, aunque la AMOC sólo se debilitó durante el Younger Dryas, investigaciones recientes han detectado indicios de que la corriente puede estar a punto de colapsar.
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