Suiza votará en referéndum el próximo Domingo si endurece las condiciones de expulsión automática de los delincuentes extranjeros (Durchsetzungsinitiative, en alemán). Ya en Noviembre de 2010 aprobaron en referéndum, no sin polémica la expulsión automática, pero ésta quedaba limitada a los delitos graves, como asesinato, secuestro, violación, torturas. El Partido Popular Suizo (Schweizierische Volkspartei, SVP por sus siglas en alemán), de derecha populista y tendencias xenófobas, apelando a que el Parlamento suizo traicionó el espíritu del referéndum de 2010, puso en marcha este nuevo referéndum en el que se incluyen delitos menores así como de difícil interpretación, como son "amenazas a funcionarios", "abuso y estafa contra las ayudas sociales", y que además pretende incluir a todos aquellos y aquellas que tienen cuentas pendientes con la justicia en los últimos diez años.

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© google"Stop a la inmigración masiva"

Especialmente afectados están las segundas y terceras generaciones, nacidas en el país pero que conservan la nacionalidad de los padres, para los que un permiso de residencia permanente se volvería papel mojado en caso de una victoria del Sí, además de que podrían ser expulsados a países en conflicto. Si ya de por sí la población extranjera está sometida a presión permanente, pues cabe recordar que El Partido Popular Suizo, SVP, fue el partido más votado en las elecciones al parlamento de Octubre de 2015 (29,4 % de los votos emitidos), además de ser promotor de referéndums por la prohibición de minaretes o para parar la inmigración masiva, los cuales fueron adoptados; la aplicación de la nueva ley supondría de hecho la aplicación de una doble legislación: una para los suizos y otra para los extranjeros. En otras palabras un apartheid suizo.

No obstante, contrario a las intenciones del SVP de centrar una vez más el debate en el elevado número de extranjeros que viven en Suiza y los costes sociales que tienen para el pobrecito pagador de impuestos, el debate se ha centrado sobre la naturaleza del estado de derecho y a la aprobación de leyes discriminatorias, así como el conflicto ineludible con todos los tratados sobre derechos humanos a los que Suiza está adherida. De modo que si bien los primeros sondeos arrojaban una victoria del Sí con un 66% de los votos, la movilización de la sociedad civil y política ha logrado en los últimos meses reducir la diferencia y ya se habla de una victoria del No por escaso margen.

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Logo del partido por el SI
Así, dados los escasos márgenes, en la votación del próximo Domingo 28 de Febrero, Suiza no solo elige meter más presión al ciudadano extranjero, al que hay entender como mano de obra y no incluir a aquellos extranjeros millonarios que disfrutan de tarifa plana en los impuestos y residencia al lado de los lagos, pues a estos los dejan tranquilos; también elige si se deja arrastrar por el nacionalismo xenófobo y abre la veda al desmantelamiento del estado de derecho a golpe de referéndum. En definitiva, Suiza elige ser el primer país Europeo en el que el nacionalismo xenófobo se vuelve legalmente hegemónico y cuyo efecto contagio puede ser demoledor si se tiene en cuenta una Francia con Marie Le pen, el movimiento Pegida en Alemania, los acuerdos aprobados por Cameron con la Unión Europea...

Mientras tanto, las ovejas negras esperamos.