Más allá del susto que daríamos a nuestra pareja en caso de dormir acompañados, este hecho, conocido como espasmos mioclónicos, no es preocupante si se produce de manera aislada. Sin embargo, en ocasiones, se convierte en algo habitual, no sólo durante la noche, sino también durante el día, cuando el paciente está descansando despierto, sentado o tumbado. En este caso es síntoma de una afección, conocida como Síndrome de Piernas Inquietas, que puede ir asociada a otras enfermedades o darse de forma independiente. ¿Pero a qué se debe?

Sindrome piernas nerviosas
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¿Qué son los espasmos mioclónicos?

En primer lugar, como os decía, es importante diferenciar los espasmos mioclónicos del Síndrome de Piernas Inquietas. Estos espasmos son muy frecuentes durante el sueño y no son señal de ninguna enfermedad, sino una respuesta normal de nuestros sistema motriz.

Cuando dormimos, nuestro cerebro se apaga casi totalmente, de modo que nuestros músculos se paralizan para ahorrar energía, dando lugar a la conocida como "parálisis del sueño". Sin embargo, hay un momento en que nuestros sistema motriz aún no está apagado del todo y responde a estímulos aleatorios del cerebro, dando lugar a pequeñas convulsiones.

Seguro que alguna vez habéis sentido estos espasmos mientras soñabais que os caíais. Seguro que sí, ¿pero qué fue antes, el huevo o la gallina? Y es que lo que nos pasa no es que soñemos que caemos y sintamos el espasmo, sino al revés. Una vez que hemos sentido el espasmo, nuestro cerebro debe interpretarlo, pero el área encargada de la planificación y la previsión está apagada, por lo que le echa más imaginación de la necesaria, haciéndonos creer que nos caemos.

¿En qué consiste el Síndrome de Piernas Inquietas?


Como os decía; esta enfermedad, que nada tiene que ver con los espasmos mioclónicos, se caracteriza por la necesidad de mover continuamente las piernas de forma involuntaria o irresistible, especialmente cuando la persona afectada se encuentra en reposo.

Según los propios pacientes, en ocasiones la necesidad de mover sus piernas es inaguantable, ya que sienten una intensa sensación de picor u hormigueo que sólo se alivia de ese modo. Esto no es algo grave, pero sí que es cierto que afecta mucho a su vida diaria, ya que no descansar correctamente les lleva a sentir fatiga e irritabilidad durante el día. En niños, además, puede dar lugar a otro tipo de problemas como el trastorno por déficit de atención, por lo que es necesario diagnosticarla cuanto antes.

¿Cuáles son las causas del Síndrome de Piernas Inquietas?

Este trastorno puede afectar a ambos sexos y a cualquier edad, aunque es mucho más frecuentes en mujeres de edad avanzada.

Aunque no se conocen exactamente sus causas, se cree que es de origen genético, ya que es muy frecuente que lo padezcan varias personas de una misma familia.

Se ha asociado también a otras patologías, como la diabetes, y suele presentarse en personas con insuficiencia renal o déficit de hierro. Además, también es muy frecuente que aparezca en mujeres embarazadas, desapareciendo después del parto.

Sin embargo, también puede darse de forma independiente, sin que se cumpla ninguna de estas condiciones. Según algunos investigadores, la enfermedad está relacionada con un mal funcionamiento de los circuitos neuronales de los ganglios basales, un grupo de estructuras que controlan la actividad muscular a través de la secreción de dopamina. Se ha comprobado, que si se interrumpen las vías de la dopamina, se producen movimientos involuntarios, como las patadas típicas del Síndrome de Piernas Inquietas y los temblores asociados al Parkinson.

Tratamiento del Síndrome de Piernas Inquietas

Aunque en pacientes que muestran este síndrome como consecuencia de otras enfermedades suele bastar con tratar el trastorno inicial, en otras ocasiones es necesario recurrir a otras posibilidades.
Para empezar, es muy recomendable reducir el consumo de sustancias estimulantes como la cafeína, el alcohol o el tabaco, pues suelen agravar los síntomas.
A continuación, suele realizarse una analítica completa del paciente, para comprobar si tiene déficit de sustancias como el hierro, el magnesio o el ácido fólico. En caso afirmativo, compensarlo con suplementos alimenticios podría ser suficiente para reducir los síntomas.


Sin embargo, si nada de esto es suficiente, será necesario acudir a un especialista, que no podrá poner fin a la enfermedad, ya que no tiene un tratamiento concreto, pero sí podrá calmar los síntomas, especialmente a través de un control de los periodos de sueño.

Es muy común oír hablar de esta enfermedad y pensar que lo tenemos, debido a los espasmos mioclónicos que todos hemos sentido alguna vez. Esperamos que después de leer este artículo os haya quedado más clara la diferencia y si, aún así, seguís pensando que podríais tener el síndrome; ya sabéis, lo más importante es controlar algunos hábitos y, sobre todo, acudir a un especialista. Así, con su ayuda, podréis volver a descansar correctamente.