Continuación de la parte 2: La 'cuarta vuelta' y Steve Bannon (parte 2): felicidad, hedonismo, terror - repetición

Hillary Clinton
Lobaczewski fue exiliado a Estados Unidos a finales de los 70 por las autoridades comunistas polacas después de haber sido denunciado por un corresponsal de Radio Free Europe. Basándose en sus observaciones sobre la cultura estadounidense en Nueva York, pensó que los Estados Unidos alcanzaron un pico de histeria en los años ochenta. Tal vez tuviera razón al respecto, pero si aún estuviera vivo tendría curiosidad por conocer sus pensamientos sobre la sociedad estadounidense de los últimos años. Parece que la histeria sólo ha empeorado. Esto es lo que él tenía que decir sobre Estados Unidos en 1984:
Estados Unidos está bloqueando el progreso en todas las áreas de la vida, desde la cultura hasta la tecnología y la economía, y no debemos olvidar tampoco la incompetencia política. Cuando esto se suma a otras deficiencias, la incapacidad de un egotista para comprender a otros pueblos y naciones hace que los gobiernos cometan errores y utilicen a los extranjeros como chivos expiatorios. Frenar la evolución de las estructuras políticas y de las instituciones sociales aumenta tanto la inercia administrativa como el descontento por parte de sus víctimas. (La Ponerología Política, página 64)
Parece que podría haber estado escribiendo sobre eso hoy.

También escribió que Estados Unidos parece estar retrasado unos 80 años en comparación con el ciclo Europeo. La última crisis europea fue una sangrienta pesadilla en la que se experimentó una guerra mundial y aparecieron dos grandes patocracias totalitarias: los soviéticos en 1922 y los nazis en 1933, y luego otra guerra mundial. Si Lobaczewski tiene razón, eso sugiere que pueden pasar al menos dos ciclos completos de 80 años antes de que un país esté en riesgo de caer en una barbarie totalitaria que consuma a su propio pueblo; lo que significa que Europa podría zafarse relativamente fácil esta vez. Pero tal vez no.

Incluso en los años 80, Lobaczewski vio el potencial que tenían las comunicaciones masivas para "sincronizar" los ciclos de países distantes. Internet ha estallado desde entonces, ayudando a entrelazar más los ciclos de muchas naciones. Las comunicaciones masivas dan a los seres humanos la oportunidad de romper el ciclo, si la verdad se puede compartir lo suficiente, pero son una espada de doble filo. La propaganda puede viajar igual de lejos e igual de rápido. Basta con mirar el alcance de la histeria antirrusa hoy en América del Norte y Europa. En el momento en que escribió, Lobaczewski era optimista respecto al futuro de Europa Occidental. Pero los vínculos de Europa con Estados Unidos después de la guerra han ligado sus ciclos en gran medida. Y según Howe, Europa y EEUU siguen el mismo ciclo generacional, lo que significa que ambos han entrado en la fase de crisis. Las cosas no se ven bien para el mundo occidental.

Con el fin de comprobar las ideas de Lobaczewski hasta ahora, echemos un vistazo a la sociedad actual estadounidense/occidental bajo la luz de los síntomas del ciclo de la histeria en su apogeo. En los últimos veinte años hemos visto una verdadera obsesión con las trivialidades, desde la cultura de la celebridad y la realidad televisiva hasta el narcisismo de las selfies y el Instagram, siendo Pokemon Go el brote más reciente. Nuestro egoísmo y materialismo son expuestos para ridículo de todo el mundo cada Black Friday. He conocido a personas que enfocan toda su vida en comer buena comida, tener buen sexo o comprar los últimos dispositivos. Somos esclavos del entretenimiento, los videojuegos y el porno, y los ricos y débiles entre nosotros asisten a fiestas orgiásticas. Cuantos más amigos de Facebook tengamos, formamos cada vez menos vínculos realmente significativos. Estamos constantemente con nuestros teléfonos móviles. Preferimos mandar mensajes de texto que hablar.

No planeamos el futuro. En su lugar, dejamos que nuestra infraestructura se desintegre mientras que los miembros de la "élite del establishment" se enriquezcan con el dinero de los contribuyentes. Se venden al mejor postor, sin un sentido de responsabilidad pública. No nos gusta reconocer nuestras faltas, nos negamos incluso a admitir que tenemos alguna, o minimizamos las que cometemos. La corrupción es casi aceptada como un procedimiento operativo estándar para las corporaciones, los bancos y la política. Hemos hecho una filosofía de la autoimportancia al adoptar el "excepcionalismo estadounidense".

Tenemos poco conocimiento de otras culturas, y ni siquiera estamos interesados en aprender sobre ellas. En cambio, destruimos otros países porque "necesitamos" sus recursos. Nos negamos a reconocer a los millones que han muerto como resultado, pero lloramos por los refugiados que hemos creado. Exportamos la democracia a los países que determinamos que la necesitan y no importa si tenemos que matar a unos pocos cientos de miles en el proceso. Amenazamos y chantajeamos a otras naciones para que hagan lo que les decimos. Espiamos a nuestros aliados. Interferimos en elecciones en todo el mundo y ponemos el grito en el cielo por acusaciones infundadas de una "interferencia rusa" en las nuestras. Nos aliamos con los criminales y los terroristas cuando hacerlo encaja con nuestro interés personal. Somos "grandiosos" y "buenos", por lo tanto toda nuestra interferencia extranjera debe ser correcta y apropiada. No es agresión, es "intervención humanitaria."

Probablemente este video no tendría sentido en una sociedad sana:


Especialmente en la "izquierda", algunos de nosotros nos ofendemos hasta el grado de la indignación moral siempre que alguien involuntariamente perjudica nuestros sentimientos o no está de acuerdo con nosotros. Pronombres de género. Advertencias de contenido sensible. Espacios seguros. Exigimos respeto cuando no nos lo hemos ganado. Algunos de nosotros estamos seguros de que cada palabra pronunciada por un extraño es una estafa - "¿Cuál es su ángulo? ¿Qué están tratando de obtener de mí?" Muchos están convencidos de que Trump está mintiendo en casi todo, pero nunca parecen darse cuenta de que su propio "equipo" es igual de engañoso.

Tenemos poca capacidad para la introspección o el pensamiento crítico, pero estamos convencidos de que tenemos razón. Criticamos el "odio y la violencia" o a nuestros enemigos ideológicos, pero participamos en el mismo odio y violencia. Ignoramos verdades incómodas. "Prefiero no pensar en eso, me deprime". "No saber esas cosas me hace dormir mejor por la noche". "Pensar en eso hace que me duela el cerebro". Vivimos en una burbuja narcisista.

Yo digo "nosotros", pero obviamente los ejemplos anteriores no se aplican a todos. Como señala Lobaczewski, esta histeria social es más notable en la clase elitista de la sociedad, el "establishment" afluente y educado: los medios de comunicación, profesionales, académicos, políticos, banqueros, burócratas. La clase obrera es en realidad la más resistente, porque se ve obligada a pensar en las realidades cotidianas:
Ya sea que se expresen en términos económicos, ideológicos o políticos, la crítica y las demandas de esos grupos sociales [inferiores] siempre contienen un componente de motivación psicológica, moral y anti-histérica. Por esta razón, es muy apropiado tomar en cuenta dichas protestas y deliberar al respecto. De lo contrario, una acción irreflexiva podrá conducir a resultados trágicos, ya que abrirá el camino para que ciertos fascinadores se hagan oír. (La Ponerología Política, página 152)
Es por eso que Trump representa tanta esperanza para muchos y un peligro para otros. Construyó su campaña sobre una plataforma que es en gran medida "anti-histérica" (sentido común, ley y orden, empleos, infraestructura, paz a través de la fuerza, no de la guerra o del cambio de régimen), pero con rasgos del egocentrismo estadounidense (Estados Unidos primero) y no completamente libre de histeria (por ejemplo, las emociones exageradas que rodean a los inmigrantes ilegales y los terroristas islámicos, aunque los problemas sean reales). Estos son problemas obvios que no deben ser tan abrumadores, pero no ha habido voluntad política para hacer nada respecto a los mismos antes de Trump.

"#FakeNews" es una respuesta directa a los histéricos medios del establishment que se auto-censuran y están metidos en su cámara de eco. Lo de "drenar el pantano" implica el reconocimiento del hecho de que Washington está infestado de egoístas corruptos, miopes e incompetentes que han construido su carrera prostituyéndose a corporaciones, grupos de analistas [think tanks - NdE], intereses especiales y gobiernos extranjeros. Hillary Clinton representaba todo lo malo de un establishment que se ha podrido desde dentro y que no tiene nada más que desprecio por las personas a quienes pretenden representar. Los "deplorables" lo ven, están hartos de eso, y votaron por la única persona que hablaba por ellos.

Hasta ahora, la descripción de Lobaczewski tiene sentido. Me costó encontrar un solo "síntoma" en su libro que no se aplicara de una manera muy obvia. Yo diría que la sociedad occidental tiene un caso grave de histeria.

Disonancia cognitiva y alucinación

En una sociedad histérica, la disonancia cognitiva es tan grave que se aproxima al nivel de la enfermedad mental (psicosis). En el nivel más básico, la gente tiende a ignorar, negar o reprimir hechos que contradicen lo que ya creen, especialmente si esos hechos se refieren a sí mismos. Por ejemplo, trate de decirle a alguien que conozca que es un mal padre. Lo más probable es que no le va a ir muy bien. Especialmente si de hecho es un mal padre. Admitírselo a sí mismos o a los demás es demasiado perjudicial para la imagen que tienen de sí mismos, y las historias que se dicen a sí mismos. En su mente, están haciendo lo mejor que pueden, y probablemente están haciendo un trabajo mejor que la mayoría de los otros padres. Duele admitir que uno no es tan genial.

Lo mismo ocurre con los partidos políticos. A la gente no le gusta que se le diga que sus héroes no son todo lo que le gustaría pensar que son. Es como decirle a alguien que su padre es un asesino del hacha. Incluso si esto es cierto y hay evidencia para respaldarlo, la gente tiene dificultades para admitir realidades que amenazan con derribar las historias y creencias que han ido formado a lo largo de los años. A esto normalmente lo llamamos negación.

Pero empeora cuando empezamos a intercambiar inconscientemente hechos con mentiras para llegar a las conclusiones "correctas". Tal vez "reescribamos" nuestros recuerdos para censurarle el pasado a nuestra conciencia actual, tal vez distorsionemos lo que vemos con nuestros propios ojos para ver lo que esperamos o deseamos ver. Así que convenientemente "no recordamos" haber dicho o hecho algo que ahora se puede utilizar contra nosotros de alguna manera, y en realidad no lo recordamos. O interpretamos alguna declaración o acción ambigua de una manera que no es realmente apropiada, como una evidencia que confirma lo que ya creemos. O vemos algo que realmente no está allí, sólo porque lo esperamos o lo deseamos de alguna manera. Y eso no es muy diferente a alucinar.

Con suficiente práctica, esto conduce a una incapacidad crónica para comprender lo que realmente está pasando en nuestras vidas y en el mundo, a perder constantemente el punto. Cuando nuestras ilusiones se topan con la realidad, se produce la disonancia cognitiva. Le duele a nuestros cerebros. Y nuestras mentes pasan por todo tipo de gimnasia mental para evitar o detener la incomodidad, hasta el punto de seleccionar cuáles son los hechos que están a disposición de nuestra conciencia, e incluso crear nuevos "hechos".

Lobaczewski desglosa este tipo de pseudo-pensamiento en tres tipos:
  • Bloquear las conclusiones incómodas (negación)
  • Bloquear los datos incómodos que conducen a conclusiones incómodas, seleccionar datos y conclusiones cómodas (sesgo de confirmación)
  • Intercambiar los datos incómodos con datos cómodos, dando lugar a conclusiones cómodas (alucinaciones)
Aceptar los datos, pero bloquear la conclusión, puede conducir a una respuesta como: "¿Y qué? No veo por qué eso tiene importancia". Incluso si esa evidencia consiste en las huellas dactilares de su padre sobre el arma del asesinato, y su sangre en la escena del crimen. Muchos partidarios de Trump pueden ser tan culpables de esto como los partidarios de Hillary, que son maestros en ello. Preferimos que nuestros héroes sean completamente buenos y nuestros villanos totalmente malos.

Bloquear los datos conduce a una conclusión agradable. Los medios de comunicación lo hicieron mucho con los mensajes filtrados de la DNC. Hacer caso omiso de lo que en realidad contenían los mensajes filtrados de la DNC permitió que ellos y su público permanecieran seguros de su convicción de que valía la pena votar por Hillary. Además de eso, dieron un ejemplo bien claro de este pseudo-pensamiento al intercambiar los datos y culpar a Rusia. No eran los demócratas el problema, ¡fueron los malvados rusos todo el tiempo! Pero creer realmente en esa narrativa requería alucinaciones de que los informes de inteligencia pertinentes dijeron algo que en realidad no dijeron: que había alguna evidencia real de que Rusia era responsable de la filtración de los correos electrónicos y que había un consentimiento unánime entre las agencias de inteligencia de que así lo hicieron. Y nada de esto era cierto.

La negación de conclusiones incómodas en los medios de comunicación es bastante fácil de detectar. La negación de hechos incómodos es sólo un poco más complicada. Una de las mayores señales reveladoras es el "olvido". Los medios de comunicación consistentemente "olvidan" lo que no respalda sus posiciones, ya sea que se trate de una historia de intervención de la CIA en las elecciones de otros países (por no hablar de golpes de Estado, asesinatos y chantajes), o de posiciones inconvenientes que sus candidatos elegidos solían tener en el pasado y que no coinciden con sus posiciones actuales. Otra señal reveladora es el "sesgo de confirmación", la tendencia a "buscar, interpretar, favorecer y recordar la información de una manera que confirme las creencias o hipótesis preexistentes de uno, al tiempo que se presta una consideración desproporcionadamente menor a las posibilidades alternativas".

La sustitución de datos es la más complicada, tanto para detectarla como para llevarla a cabo. Es difícil de detectar porque sin el conocimiento de los hechos, puede sonar totalmente plausible. "Rusia es malvada, Rusia tiene hackers, el DNC fue hackeado, las agencias de inteligencia dicen que Rusia hackeó el DNC y filtró los correos electrónicos, por lo que Rusia lo hizo". Tiene sentido, si no le importa ver la evidencia real por sí mismo. (También requiere un poco de "olvido" selectivo, es decir, olvidar todas las veces que las agencias de inteligencia han demostrado ser indignas de confianza).

Otra señal de la sustitución de datos es la proyección psicológica. Los pensamientos autocríticos tienden a ser proyectados sobre otros. Y eso puede llevar a que la gente culpe a alguien más por aquello de lo que ellos mismos son culpables. Es bastante asombroso observarlo a nivel nacional, especialmente si uno es vagamente consciente de la historia. Es por eso que fue tan entretenido, y al mismo tiempo tan inquietante, ver a gente como John Kirby, Samantha Power, Barack Obama, Hillary Clinton, et al., culpando a Rusia de interferir en elecciones extranjeras, desestabilizar países extranjeros, participar en ciberataques, negarse a luchar contra el EI, etcétera. Y ahora que esos monstruos se han ido, los medios se están asegurando de perpetuar este esfuerzo.

Sustituir datos es más difícil que bloquear las conclusiones y los datos, porque como señala Lobaczewski, no es totalmente inconsciente. Requiere que uno se diga a sí mismo un montón de mentiras muy grandes, y la mayoría de las personas están conscientes que lo están haciendo en cierto nivel, aunque sea vagamente. Se vuelve un poco más fácil cuando un grupo de personas actúa como una caja de resonancia en la que todos dicen lo mismo, lo que refuerza la ilusión y lo convierte en un esfuerzo grupal. ¡Y viene la conformidad grupal al rescate! Desde fuera, parece que estas personas son sólo unos mentirosos hipócritas, y en cierta medida lo son, pero mayormente lo que estamos observamos es un "virus del pensamiento" muy patológico que hace que las personas se vuelvan tontas y crean en su propia propaganda. Y ni siquiera se dan cuenta.

Este tipo de "pensamiento" es altamente contagioso y puede propagarse por toda una sociedad. Los medios de comunicación masiva sólo lo empeoran y proporcionan un canal a disposición de los operadores políticos para inyectar desinformación en la mente del público, a través de la corriente mediática. En realidad, una de las mejores maneras de observarlo en acción es simplemente ver y leer lo que difunde esta prensa. Constantemente pierden el punto, ignoran la historia importante, mienten o alucinan sobre cosas que no están allí. Los censores gubernamentales no son necesarios cuando las personas tienen sus propios censores diminutos en el cerebro que les impiden reconocer las verdades incómodas:
Una vez que los hábitos de selección y sustitución subconsciente de datos y de pensamientos adquieren un nivel macrosocial, la sociedad tiende a desarrollar desprecio hacia quienquiera que realice una crítica de los hechos, y a humillar a todo aquel que alerte a la población. También se muestra desprecio hacia otras naciones que han mantenido patrones normales de pensamiento y se les critica por sus opiniones. La sociedad misma impone de manera egotista un terror hacia las facultades críticas, efecto que logra mediante el uso de procesos de pensamiento conversivo [por ejemplo, el pensamiento "histérico"]. Esto elimina la necesidad de censurar la prensa, los teatros u otros medios de difusión, ya que un censor patológicamente hipersensible vive dentro de los mismos ciudadanos. (La Ponerología Política, página 151)
He aquí un ejemplo reciente: en la última conferencia de prensa de Trump, él dijo que las filtraciones de la Casa Blanca publicadas por los medios de comunicación eran reales, pero la noticia es falsa. El significado de lo que dijo debería haber sido obvio, si escuchara lo que dijo en realidad: "Las filtraciones son absolutamente reales, la noticia es falsa, porque muchas de las noticias son falsas". E incluso dio ejemplos. Las filtraciones eran sobre las llamadas de Trump con los líderes mexicanos y australianos, y sobre las transcripciones de las conversaciones de Flynn que llevaron a su renuncia. La noticia falsa era la histeria sobre Rusia y la idea de que Flynn violó la ley o hizo algo mal, entre otras.

Los principales medios de comunicación de hecho mienten (intencionalmente o no). También publican filtraciones de información verdadera. Ambas alternativas no son mutuamente excluyentes. Puedo inventar historias sobre alguien que es acumulador de zapatos en su armario y también publicar copias obtenidas ilícitamente de sus declaraciones de impuestos (si yo fuera periodista de los medios masivos). Pero la reacción de los críticos liberales ha sido absurda y demuestra que han perdido toda su capacidad de pensar. Es por eso que se obtienen reacciones como ésta (el segundo y el tercero trabajan para NBC, Vanity Fair y Newsweek):


"Las filtraciones son reales, la noticia es falsa".
¿Qu... qué?
"No me importan las historias malas, si son ciertas".
¿D... e... Dónde estoy?


Trump: "Las filtraciones son absolutamente reales, la noticia es falsa".
Ambas. Cosas. No. Pueden. Ser. Ciertas. Al. Mismo. Tiempo.



"Las filtraciones son reales, la noticia es falsa". Toma nota de la fecha.
Ésta es una cita presidencial histórica de la tontería. Como "depende de cuál sea el significado de 'es'".

Lo triste es que estas personas realmente piensan que son inteligentes. No se dan cuenta de que se han vuelto tontas. Dunning-Kruger ataca de nuevo. Scott Adams lo explicó bien cuando preguntó quién estaba alucinando, la gente que vio la conferencia de prensa como un completo desastre o la gente que acababa de ver a Trump siendo simplemente Trump:
Entonces, ¿cómo podemos saber quién está alucinando en este caso? La mejor manera de saberlo es buscando el disparador de la disonancia cognitiva. En este caso, el disparador es claro. El triunfo inesperado de Trump obligó a que el Huffington Post reescribiera sus películas mentales, pasando de una en la que eran escritores extra inteligentes a una en la que eran los observadores políticos más tontos de todo el sistema solar.

Usted puede recordar que el Huffington Post hizo un gran alboroto al negarse a dar cobertura sobre Trump en sus páginas políticas cuando él anunció por primera vez su candidatura. Sólo hablaron de él en sus páginas de entretenimiento porque eran tan inteligentes que sabían que no podía ganar.

Luego, él ganó.

Cuando la realidad viola tu ego de manera grosera, o bien tienes que reescribir la película en tu cabeza para reformularte como un idiota, o reescribir la película para convertirte en el héroe que podría ver lo que otros no vieron. Al parecer, el Huffington Post eligió reescribir su película para que Trump sea un monstruo desquiciado, tal como nos lo advirtieron. Eso es lo que ven. Esto no es un ejemplo de las llamadas noticias "falsas" como generalmente las entendemos. Éstas son literalmente noticias imaginarias. Creo que la descripción del Huffington Post de la conferencia de prensa es literalmente lo que ellos vieron. Si les diesen pruebas de detección de mentiras, jurarían que vieron un desastre, y el detector de mentiras diría que estaban diciendo la verdad.
Cuando las cosas se ponen tan mal (y de verdad están tan mal) es difícil no estar de acuerdo con Trump cuando dice que las noticias falsas son las enemigas del pueblo. Son una amenaza a su cordura.

Lecciones que aprender

Como dice la cita al principio de este artículo, el egotismo hace que las naciones utilicen a otros como chivos expiatorios. Actualmente, los chivos expiatorios de elección son los musulmanes y los rusos. Curiosamente, Rusia superó incluso el terrorismo islámico como el chivo expiatorio del establishment estadounidense por excelencia. (En mi experiencia, la condena general de los musulmanes tiende a aparecer más a nivel popular, creo que es en gran medida un efecto de los 15 años de propaganda de la "Guerra contra el Terror"). Sobre la histeria antirrusa, recomiendo estos artículos. Imprímalos y léalos, porque dicen mucho: Esta cita de Ken Wilber en la segunda pieza da en el clavo:
"La cultura nos estaba diciendo constantemente una cosa y las realidades de la sociedad consistentemente fallaban en mostrarla (la cultura estaba mintiendo). Ésta era una crisis de legitimación profunda y seria (una cultura que miente a sus miembros simplemente no puede avanzar por mucho tiempo). Y si una cultura no tiene "ninguna verdad", no tiene idea de cuándo está mintiendo, y por lo tanto, naturalmente está mintiendo tan a menudo como la frecuencia con la que accidentalmente dice la verdad. Y, por lo tanto, está, más rápido de lo que tardas en decir la palabra 'deconstrucción', en medio de una crisis de legitimación.
Y como señala Cunningham, la propaganda antirrusa ha llegado al nivel de psicosis colectiva.

Los estadounidenses y los occidentales en general tienen mucho que aprender, y no tenemos mucho tiempo para aprenderlo. Irónicamente, los rusos son las personas de quienes podríamos aprender más. Recuerde lo que escribí en la Parte 2:
"Un encuentro cercano con el mal nos obliga a reunir la fuerza física y mental para luchar no sólo por nuestras vidas, sino también por nuestra cordura. A pesar de que nuestra primera respuesta suele recurrir a la violencia y al poder militar (revolución, contrarrevolución, guerra civil), esa exaltación se queda al borde del camino con el tiempo y la experiencia. En el caldero del sufrimiento y el caos, las emociones frívolas eventualmente dan paso a la reflexión sobria, y nos vemos obligados a recuperar los poderes perdidos de pensamiento y discernimiento. Finalmente, la sociedad recupera una cosmovisión más sana: el conocimiento de uno mismo y de los demás, las viejas virtudes y valores, la comprensión del significado de la historia. Todo lo cual eventualmente nos da el poder para realmente conquistar el mal creando un nuevo orden a partir del caos".
Nuestro pie de guerra con Rusia es probablemente lo más estúpido que podríamos estar haciendo. Ellos no sólo son nuestros aliados naturales en la lucha contra el terrorismo, sino que han aprendido mucho durante su "encuentro con el mal". (El mundo musulmán está experimentando su propio momento, pero ellos también saldrán más fuertes y más sabios a causa de ello).

Es comprensible que el establishment odie a Rusia. Fueron nuestros enemigos declarados durante la Guerra Fría, y los viejos rencores son difíciles de olvidar. También era fácil sentirse superior a la Unión Soviética y a las repúblicas comunistas en Europa del Este, dados los evidentes males del comunismo y la impresión de que alguna debilidad o inferioridad inherente llevó a su colapso. Pero los comunistas ya desaparecieron, lo han hecho por buen tiempo, y ese sentido de superioridad está fuera de lugar y es contraproducente. Puede ser incomprensible para los occidentales, pero muchos rusos, habiendo pasado por una patocracia y cambiado desde dentro, adquirieron importantes conocimientos prácticos del mal político en el proceso. Deberíamos estar escuchando lo que podrían tener que decir.

En 1991, las instituciones de la patocracia soviética se debilitaron. Pero los 90 fueron una catástrofe que consistió en el saqueo mayoritario de la nación por una red de delincuencia organizada compuesta de oligarcas "liberales". Pero a pesar de los años noventa, a pesar de la corrupción que se mantuvo luego de 70 años de patocracia y 10 años de saqueo por el "libre mercado", y a pesar de los esfuerzos concertados de las agencias de inteligencia, los grupos de poder y las ONG occidentales para desestabilizarlos y controlarlos en los años posteriores, Rusia ha salido de la crisis. Los indicadores demográficos son positivos, la economía es relativamente fuerte (teniendo en cuenta las sanciones), y hay un fuerte apoyo colectivo a la dirección hacia la que Putin está llevando el país. Si Rusia se encuentra actualmente en una "vuelta alta", pronto entrará en un despertar, tal como cuando nosotros salimos de una crisis (suponiendo que no nos llevemos al mundo con nosotros). Debemos tener esto en mente. Si desea un consejo sobre cómo defenderse en las calles, no le pregunte a un profesor de yoga, más bien encuentre a un maestro endurecido por la batalla con experiencia y conocimiento, como Solzhenitsyn, o (¡suspiro!) Vladimir Putin.

De hecho, este momento de la historia es probablemente una de las mayores oportunidades para aprender las cosas que realmente importan. En Rusia tenemos un país que ha sobrevivido a la enfermedad social de la patocracia y "mantuvo patrones de pensamiento normales", como lo expresó Lobaczewski. El "Estado Islámico" es probablemente el espécimen más manifiesto de la patocracia en la historia reciente, y Estados Unidos y todo el "mundo occidental" son una nación y su red de aliados que se encuentran en la encrucijada de la historia, navegando una crisis que podría ir en cualquier dirección. Como especie, podemos aprender algo de todos ellos, si tan sólo detuviéramos la histeria y el pensamiento conversivo y empezáramos a ver y escuchar. La alternativa no es bonita:
"La patocracia siempre encontrará un terreno propenso a su expansión si algún país independiente padece un estado infeccioso avanzado de histerización, o si una pequeña casta privilegiada oprime y explota a otros ciudadanos, marginándolos y manteniéndolos en la oscuridad; siempre se puede perseguir a quienquiera que esté dispuesto a curar el mundo, e incluso se cuestionará su derecho moral de hacerlo. De hecho, la maldad en el mundo constituye un continuo: una clase de mal da cabida a otra, sin importar cuál sea su esencia cualitativa o los lemas ideológicos que la disfrazan". (La Ponerología Política, página 257)
La mayor amenaza para Occidente no proviene del terrorismo islámico, y ciertamente no de Rusia; viene de dentro. Me doy cuenta de que no he definido adecuadamente la "patocracia" en estos artículos. Eso requeriría otra serie de artículos, por lo que por ahora, permítanme decir que cuanto más mal estén las cosas en Occidente, peor será la patocracia.

Los liberales en Occidente tienen razón para temer a "otro Hitler". Sólo que no están buscando en el lugar correcto. El meme "Trump es Hitler" es un producto de la histeria masiva del establishment: medios de comunicación, políticos, académicos. El hecho es que el próximo Hitler podría venir tan fácilmente de la derecha como de la izquierda, pero él o ella no está aquí todavía. Cuando esa persona y su movimiento vengan, habrá algunos marcadores que observar. Ciertas formas de discurso serán severamente criminalizadas, el Estado de derecho dejará de existir tal como lo conocemos, el ejecutivo gobernará de manera completamente arbitraria, y cualquiera que critique al gobierno correrá el riesgo de ser arrestado, torturado y/o ejecutado. Ya hay indicios aquí o allá de que se han establecido los precedentes para los movimientos en esta dirección. Con la "chispa" correcta, tomarán vida propia.

La gente no estará protestando en las calles o bromeando sobre el presidente en Twitter, ya que estarán demasiado aterrorizados. De primeras, ni siquiera compartirán sus verdaderos sentimientos con los miembros de su familia. Los que lo hagan pueden llegar a lamentarlo. Los medios de comunicación detendrán su autocensura. En cambio, serán censurados por la fuerza, y los que no cumplan correrán el riesgo de ser arrestados, torturados y/o ejecutados. La sociedad y todas sus instituciones serán radicalmente reestructuradas. No importa dónde se encuentre, estará aterrorizado de las personas que estén por encima de usted en la jerarquía social, o llegará a temerlos pronto. Las prisiones probablemente se vaciarán en gran medida, ya que liberarán a muchos de los peores criminales. Sus celdas serán tomadas por los ciudadanos comunes que sean sorprendidos diciendo algo incorrecto, o por ser sospechosos de haber pensado en, tal vez, decir algo incorrecto. Y a muchos de esos "ex"-criminales se les otorgarán posiciones de honor en la nueva jerarquía social.

Todo estará justificado en nombre de alguna ideología grandilocuente que tenga la respuesta para todo. Las ideas como la de la "cuarta vuelta" pueden incluso ser deformadas hasta tal punto que terminan pareciéndose al uso y abuso marxista de la historia, con su lógica implacable que necesita adoptar un reino de terror para destruir el viejo orden y dar paso al nuevo. ¿Será eso lo que sucederá? Tendremos que esperar y ver.