Hay personas con la necesidad de "arreglar" a los demás, de ser los primeros en salvar, solucionar u ofrecer ayuda. Ahora bien, a veces tras esta entrega puede darse algo de intrusismo y hasta de egoísmo, porque hay roturas privadas que solo uno mismo puede reparar. Y porque hay quien ve en esa ayuda prestada una deuda moral que más tarde deberá ser saldada.
personas rotas
De algún modo u otro, todos conocemos esos perfiles que necesitan ser siempre los rescatadores de todas las causas. La mayoría lo hacen de buena fe, gran parte de ellos se sienten felices siendo esa mano amiga que todo lo abarca y lo atiende. Sin embargo, al igual que es necesario saber en qué momento debe darse la ayuda, también debe tenerse claro en qué momentos es mejor quedarse en segundo plano.

Asimismo, hay un aspecto que no podemos dejar de lado. A veces, los objetos pueden ser peligrosos o muy delicados. Puede que tengan bordes afilados y hasta grietas que, al tocarlas, empeoremos su todavía más su estado. Hay momentos, por tanto, en que la mejor respuesta es no hacer nada. Limitarse a ser esa figura que está presente y que confiere apoyo, pero en silencio y con sabiduría.

Las personas rotas necesitan la ayuda de profesionales especializados. Las personas con el corazón o la autoestima fragmentada necesitan a su vez de su propio tiempo de sanación, de un espacio adecuado y cómodo donde ir reparándose poco a poco y a su ritmo.

Por tanto, hay determinados procesos que no podemos acelerar. Ni podemos tampoco alzarnos como héroes salvadores ante causas que no conocemos en profundidad o que precisan de otro tipo de asistencia.
"Ayuda a tus semejantes a levantar su carga, pero no a llevarla".

-Pitágoras-
Personas con la necesidad de "arreglar" a los demás

Las personas con la necesidad de "arreglar" a los demás, a veces, se empeñan en poner tiritas donde no hay herida ni rozadura. En ellas habita la buena voluntad y hasta la nobleza, es cierto, pero en su afán por ser la solución a todo problema, a menudo se extralimitan. Son esos perfiles empeñados en hacernos favores cuando no los solicitamos o en reparar aspectos que en realidad no necesitan de asistencia o ayuda alguna.

Esto podemos verlo, por ejemplo, en quienes se empeñan en buscar pareja a quien no la tiene ni la quiere. O más aún, en quienes nos recomiendan que nos alejemos de tal persona porque, a su parecer, entraña un serio peligro para nosotros. Son también esas figuras que nos animan quizá, ser más extrovertidos, más abiertos y dicharacheros cuando en realidad no se han molestado en comprender cómo encaja cada pieza dentro de nuestro carácter.

Los "reparadores sociales" se ven en la necesidad de arreglar aquello que ante sus ojos, parece defectuoso, herido o falto de felicidad. Lo hacen de manera casi automática porque en realidad, ellos mismos son a menudo los auténticos supervivientes de algún daño del pasado; ellos son quienes al fin y al cabo, son portadores de la herida de la infelicidad o la insatisfacción.

La personalidad rescatadora y el Caballero Blanco

Las personas con la necesidad de "rescatar" a los demás define un tipo de perfil que en psicología se conoce como el síndrome del Caballero Blanco. Este término fue acuñado por las doctoras y profesoras de psicología en Berkeley Mary Lamia y Marilyn Krieger.

Así, este sector de la población engloba a todos aquellos hombres y mujeres que a menudo, establecen relaciones con personas que a sus ojos parecen dañadas o vulnerables. Su idea, su propósito, es rescatarlas y repararlas. Ansían ser esa figura que facilita todo tipo de recursos sin que a veces, sea claramente necesario.

Ahora bien, con esa actitud rescatadora y reparadora lo que buscan también es dotar de significado a su propia vida. De ahí que las autoras de la descripción de este tipo de perfil, especifiquen que el caballero Blanco se distingue por los siguientes rasgos.

¿Cómo es un caballero blanco?
  • Personas que en algún momento de su pasado sufrieron un abandono, maltrato, la pérdida de algún cuidador, etc.
  • Son muy sensibles y vulnerables emocionalmente.
  • Necesitan sentirse útiles.
  • Son muy críticos consigo mismas, pero a su vez devalúan a los demás por una razón muy clara: al debilitar al otro justifican el tener que ayudarles.
  • No suelen alegrarse de los éxitos de los demás, de las actitudes seguras, valientes o arriesgadas. Siempre nos preferirán inseguros y bordeando la línea del fracaso, la tristeza y el miedo a acudir al rescate.
Las personas con la necesidad de "arreglar" a los demás son como esos caballeros blancos que van de reino en reino rescatando y ayudando a quienes encuentran (aunque estos no se lo pidan ni lo necesiten). De ahí, que la mayoría de las veces sus actos sean frustrados, porque dichas conductas pueden sentirse como intrusivas y molestas.

Por tanto, podemos imaginar cómo es la vida de este tipo de perfil. Les acompaña la decepción, el sufrimiento y la impotencia de que no se reconozcan sus esfuerzos, su noble voluntad. Pueden ser tiránicos, a instantes hasta manipuladores, pero lo que siempre debemos ser capaces de ver en ellos es a esa persona herida que habita en su interior.

El caballero blanco es al fin y al cabo quien debe ser rescatado. Son ellos mismos quienes deben dar el paso para reparar las heridas del pasado, así como esa autoestima deshilachada que les aboca a proyectar en los demás necesidades propias. Por tanto, seamos sensibles ante este tipo de realidades.

Asimismo, si somos nosotros mismos ese caballero blanco permitámonos ser rescatados, es momento de aligerar cargas y de librar la mejor hazaña de todas: la sanación personal.