Mientras se ejercita el despido de funcionarios considerados socialistas, el presidente de Brasil anuncia la contratación de algunos conocidos para ocupar puestos en el Ejecutivo.
Bolsonaro Brasil
© Evaristo Sa / AFPEl presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, con varios miembros de su gabinete durante la toma de posesión, Brasilia, 2 de enero de 2018.
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, que ya prometió durante la campaña electoral que "liberaría" al país de las "ideas socialistas", concluye su primera semana de gobierno dando luz verde al despido en masa de centenares de funcionarios públicos acusados de tener un posicionamiento ideológico divergente con el actual proyecto de gobierno.

El Ministro de la Casa Civil, Onyx Lorenzoni, afirmó que esta medida pretende cumplir la promesa que Bolsonaro ya hizo durante la campaña electoral: "despetizar" el gobierno (en relación al Partido de los Trabajadores, PT). La concreción de esta medida tuvo lugar durante la primera reunión oficial del 2 de enero entre el actual presidente y su Consejo de Gobierno, que incluye los 22 ministros de sus respectivas carteras. Por el momento, la propuesta ha sido puesta en práctica, de forma masiva, solo en el ministerio de Lorenzoni, que afirmó tras esta reunión que "la Casa Civil es el centro del Gobierno y alguien tiene que comenzar". Para este ministro, el primer acto de despido de 320 funcionarios "es un acto importante para que podamos sacar de la administración pública federal a todos aquellos que tienen una marca ideológica clara".

Lorenzoni hizo hincapié en que los afectados -entre los que se encontraban embarazadas y lactantes- recibirán los "derechos e indemnizaciones, como determina la ley". Asimismo afirmó que los despidos se realizan en base a criterios "técnicos", aunque no especificó en ningún momento cuales. El objetivo es detectar y expulsar a quien piensa diferente a las directrices generales del actual gobierno: "No tiene sentido tener un Gobierno como el que tenemos ahora, formado por personas que defienden otras ideas u otra forma de organización de la sociedad", declaró este representante de la Casa Civil.

A partir de este primer movimiento de fichas, el gobierno de Bolsonaro pretende revisar cada articulación de su esqueleto administrativo con el objetivo de "gobernar sin ideología". Cómo se está realizando la radiografía del cuerpo de funcionarios todavía no es de conocimiento público, pero lo que está claro es que, por el momento, la veda está abierta para expulsar a los trabajadores que no comulguen con el proyecto de gobierno, tal y como quedó registrado en el Diario Oficial de la Unión, boletín de publicación de las decisiones del Gobierno, del jueves día 3 de enero.

Consecuencias de los despidos

Bolsonaro y su equipo anuncian también sus intenciones de recortar un cuerpo de funcionarios que consideran desmesurado para solventar los gastos de las arcas públicas. Un amplio contingente de puestos ya ha sido eliminado como resultado de la fusión de diversas carteras en un único ministerio, como sucede por ejemplo con Economía, donde se ha integrado Hacienda y Trabajo, entre muchos otros rubros.

Sumado al argumentario presupuestario, la selección de puestos por afinidades políticas sigue su curso. El primer despido por motivos ideológicos ya ha desarticulado ciertos ministerios, como el cuerpo técnico de la Casa Civil. El sector peor parado dentro de esta institución fue la Comisión de Ética Pública de la Presidencia (CEP), responsable de vigilar la conducta de los servidores públicos y que se vio casi integralmente desmantelada. Entre los despedidos se incluía al secretario ejecutivo Hamilton Cruz, lo que llevó a la CEP a calificar esta medida como "nociva" para las relaciones entre el órgano y el Gobierno. Tras polémicas reclamaciones, el secretario ejecutivo de la Casa Civil, Abraham Bragança de Vasconcellos Weintraub, concluyó en reunión con el director de la CEP, Luiz Navarro, la manutención de los trabajadores de esta institución de promoción de la ética, aunque no desaparecieron los recelos.

Gleisi Hoffmann, líder del Partido de los Trabajadores que durante 13 años ocupó el gobierno, no ha querido pronunciarse oficialmente sobre esta medida que todavía afecta a centenares de funcionarios del gobierno. Ya el representante del partido de izquierdas en el Congreso, Paulo Pimenta, afirmó que "partir del presupuesto de que todo servidor que tenga una ideología es militante petista y tiene que ser expurgado es cosa de neofascista".

Algunos nuevos nombramientos del gobierno también provocan recelos

Mientras se ejercita el despido de funcionarios considerados socialistas, Bolsonaro anuncia la contratación de algunos de sus allegados para ocupar puestos de gobierno. Entre ellos destacan Carlos Victor Guerra Nagen, como Gerente Ejecutivo de Inteligencia y Seguridad Corporativa de la estatal Petrobrás, y Antônio Hamilto Rossel Mourão, hijo del vicepresidente del actual gobierno, Hamilton Mourão, como uno de los tres asesores especiales de la Presidencia del Banco de Brasil.

"El capitán Nagem, funcionario de la Petrobrás, ocupará la plaza de la petista Regina Miki (foto) en la Jefatura de Seguridad", anunció el actual presidente de Brasil a través de un tuit el viernes. Sobre el hijo del vice presidente Mourão, el propio Banco de Brasil hizo un pronunciamiento para afirmar que la elección "atiende a los criterios previstos", aunque las críticas apuntan a que son generalmente los trabajadores con mayor antigüedad los que acceden a los puestos de la asesoría de la Presidencia. Mourão hijo asistirá en su nueva misión al también recién nombrado presidente de este banco, Rubem Novaes, compañero de clase en la Universidad de Chicago del actual ministro de Economía, Paulo Guedes. Novaes integraba el equipo B de Bolsonaro, como asesor, desde el comienzo de la campaña electoral.

"¡Pido disculpas a gran parte de la prensa por no estar indicando enemigos para puestos en mi gobierno!", escribió el jueves en su cuenta de Twitter el actual presidente de Brasil durante un capítulo más de riñas con la prensa. Carlos Bolsonaro, concejal de Río de Janeiro desde los 17 años e hijo del presidente, tampoco quiso perder la oportunidad y publicó otro tuit anunciando: "Antes de que la prensa lo publique, aquí va: amigo particular de Jair Bolsonaro desde 1974, General Leal Pujol asume el Ejército hoy. ¡Creo que el presidente solo debería indicar enemigos para ciertos cargos!".

En el evento de toma de posesión de Pujol como actual comandante del Ejército, su predecesor Eduardo Villas Bôas se despidió del cargo declarando que la elección de Bolsonaro como presidente "trae la necesaria renovación y la liberación de las amarras ideológicas que secuestraron el libre pensar".