En las elecciones más polarizadas de la historia reciente de Brasil, el ultraderechista Jair Bolsonaro fue elegido el domingo presidente de Brasil y el próximo 1 de enero asumirá sus funciones.
Bolsonaro, un exmilitar de 63 años, del Partido Social Liberal (PSL), ganó con un 55,54% de votos, a su rival el izquierdista Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores (PT), que consiguió un 45%.
Su discurso de mano dura y su idea de flexibilizar el porte de armas ha calado entre una población cansada de la inseguridad en un país donde en 2017 se registraron más de 63.000 muertes.
Entre sus medidas en materia de seguridad, Bolsonaro pretende reforzar el papel de las Fuerzas Armadas y reducir la mayoría de edad penal hasta los 17 años.
Comentario: Es interesante notar que Argentina también ha iniciado un proceso de reforzar las Fuerzas Armadas y el gobierno del otro país vecino, Paraguay, está considerando la posibilidad de cobrar multas a quienes no realicen el servicio militar y desde la campaña también ha manifestado su intención de reforzar las fuerzas armadas.
Mientras, en el ámbito económico, el exmilitar, de 63 años, ha prometido terminar con el déficit en su segundo año de gobierno. De la mano de Paulo Guedes, un gurú de la economía y que será su ministro de Hacienda, pretende privatizar muchas de las empresas estatales.
Comentario: En El Confidencial leemos lo siguiente al respecto de Paulo Guedes:
¿Quién es Paulo Guedes? Y sobre todo ¿sus recetas económicas serán capaces de salvar Brasil o llevarán este país tropical hacia el abismo, tal y como vaticinan sus críticos? Este economista ultraliberal, nascido en Río de Janeiro en 1949, posee un PhD de la Universidad de Chicago, el templo intelectual del liberalismo económico. De hecho, es considerado un discípulo de los Chicago boys, aquellos economistas capitaneados por Milton Friedman que en la segunda mitad del siglo pasado influenciaron las reformas liberales de países como Estados Unidos, Reino Unido y Chile. Fundador del Instituto Millenium, un think tank que pregona el pensamiento liberal, creador del Banco Pactual y socio de la empresa Bozano Investimentos, Guedes es un crítico acérrimo de la gestión del Partido de los Trabajadores (PT) y aspira a privatizar todas las empresas estatales, Petrobras y Banco de Brasil incluidas.La combinación es sin duda interesante. Un militar al que se lo pinta como ultra-derechista (lo cual hoy en día implicaría optar por una economía más nacionalista y proteccionista) unido a un "gurú" del neoliberalismo económico que pretende privatizar todo y dar super poderes al sector privado para que haya menor o ninguna interferencia estatal reguladora. Como dicen los expertos mencionados en El Confidencial, la receta no es nueva y ya sabemos que las consecuencias tampoco son buenas para la mayoría de la población. Lamentablemente, pocos son los que están resaltando este punto fundamental en las propuestas de Bolsonaro, mientras se concentran en las críticas más superficiales, como su opinión acerca de la homosexualidad y otras cuestiones similares.
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Algunos expertos en economía subrayan que no se trata de un proyecto novedoso. Ya hubo un ministerio parecido en la época del expresidente Fernando Collor de Mello (1990-1992), cuando la inflación alcanzó el 2.000% y su Gobierno optó por un corralito que secuestró los ahorros de los brasileños en el intento de revertir la situación. Al recuperar esta idea, el equipo de Bolsonaro quiere mostrar que formará un Gobierno austero y que pretende evitar el despilfarro. Pero la perspectiva de dotar a Guedes de superpoderessuscita cierta desconfianza entre los expertos.
Una de las polémicas más sonadas durante su campaña ha sido su promesa de retirarse del Acuerdo de París contra el Cambio Climático. Sin embargo, en el último momento, modificó su postura y aseguró que permanecerá siempre que se garantice la soberanía de Brasil.
Comentario: Esto es algo que se ha visto muchas veces durante su campaña. Bolsonaro lanzó varias declaraciones polémicas de las que luego se retractó, casi como si estuviera probando para ver cómo reaccionaba el público a algunas de las cosas que decía, y modificar su discurso consecuentemente. Es por esto que también es muy difícil saber cuál es su verdadera propuesta y existe mucha incertidumbre con respecto a cuáles serán sus acciones.
Además, en materia educativa, el ultraderechista quiere crear escuelas militares en todas las capitales, modificar los planes de estudio y llevar a cabo una educación "sin adoctrinamiento ni sexualización precoz". Bolsonaro desea nombrar a un militar en la cartera de Educación, pero todavía se desconoce quién será.
Comentario: Otra cosas que han estado emergiendo en los últimos días acerca de Bolsonaro dan ciertos indicadores. Por ejemplo, el presidente electo quiere que José Moro sea ministro de Justicia. Este juez es el cabecilla de la operación Lava Jato que ha sido una operación particularmente parcial en el sentido de que solamente persiguió a ciertas personalidades en consonancia con los intereses de las élites brasileras, mientras simplemente obviaba las acusaciones contra otros políticos, alineados a dichas élites.
Hablando de alianzas, ¿qué hay de su relación con Israel? Como nota al margen, este es un ejemplo de los típicos argumentos del "hombre de paja" que utiliza Bolosonaro, en este caso, igualando Palestina con las FARC, lo cual está, por supuesto, muy lejos de ser la realidad.
Por otro lado, el presidente electo se ha manifestado con respecto a Venezuela y ha negado apoyar una intervención militar en Venezuela, la cual había sido considerada como posibilidad por quien podría ser su canciller. Según reporta Hispan TV: Sin embargo, el futuro vice presidente del país, Antonio Hamilton Mourao, ha manifestado en términos ambiguos que Brasil bajo Bolsonaro estaría dispuesto a participar en una misión de la ONU para Venezuela.
Lo único que parece un poco más claro con respecto a Bolsonaro es que a pesar de su retórica controversial, su carácter sensacional y el intento de mostrarse a sí mismo como un "outsider", no parece que tenga verdaderas intenciones de cambiar radicalmente el Brasil, ya sea para bien o para mal. No es un salvador o "mesías" y tampoco parece ser "un Hitler" o un futuro dictador Aún así, en este punto solamente nos queda observar qué palabras del presidente electo se van convirtiendo en acciones y cómo se va desarrollando la situación en el país y la región.