Un equipo de investigadores italianos ha descubierto que la isla de Estrómboli, la cima emergida del volcán activo del mismo nombre en el mar Tirreno, fue el origen de tres grandes tsunamis que devastaron el Mediterráneo en la Edad Media. Uno de ellos incluso fue presenciado por el poeta Francesco Petrarca. El estudio, publicado en «Scientific reports», señala que las olas gigantes fueron provocadas por derrumbes repentinos del flanco noroccidental de la montaña, algo que podría volver a ocurrir y que convierte al Mare Nostrum en un lugar más peligroso de lo que pensábamos.
La isla de Estrómboli.
© WikipediaLa isla de Estrómboli.
Los tsunamis azotaron la costa de Campania entre mediados del siglo XIV y XV, como lo demuestran las crónicas de la época. El principal de los tres eventos se produjo en 1343 y provocó una devastación en los puertos de Nápoles (a 200 km al norte de Estrómboli) y Amalfi. Casi con total seguridad, del mismo fue testigo Petrarca, que estaba en Nápoles como embajador del Papa Clemente VI. En una carta le habla de una misteriosa y violenta tormenta marina que el 25 de noviembre causó una gran cantidad de víctimas y el hundimiento de muchos barcos.

La identificación de Estrómboli como la fuente de estos terribles tsunamis fue posible gracias a un trabajo interdisciplinario llevado a cabo por volcanólogos y arqueólogos de la Universidad de Pisa. Fue precisamente la carta de Petrarca la que animó al profesor Mauro Rosi, de departamento de Ciencias de la Tierra, a acercarse a la isla en la primavera de 2016 para investigar lo sucedido. Pronto, los investigadores encontraron depósitos «sospechosos» que evidenciaban lo hechos.

Isla abandonada

El trabajo involucró la excavación de tres trincheras estratigráficas en el área norte de la isla, de unos ochenta metros de largo y dos de profundidad, que han sacado a la luz tres capas de arena que contienen grandes guijarros de playa arrastrados por las olas del tsunami. El muestreo, el análisis químico de los materiales y la datación por carbono 14 permitieron establecer una «relación inequívoca» entre esas capas y los hallazgos arqueológicos que atestiguan el rápido abandono de la isla después de los tsunamis.
«En la primera mitad del siglo XIV, la isla de Estrómboli fue habitada y jugó un papel importante como un centro para el tráfico naval de cruzados procedentes de las costas italiana, española y griega, documentada en la meseta de San Vincenzo, de una pequeña iglesia descubierta en 2015 y que constituye la primera evidencia arqueológica de la ocupación medieval en la isla», explica Sara Levi, de la Universidad de Módena y Reggio Emilia.
Tras los tres grandes derrumbes que generaron las olas del tsunami y la recuperación contemporánea y particularmente fuerte de la actividad eruptiva del volcán, la isla, como lo demuestran los entierros encontrados en el área de la iglesia, fue completamente abandonada desde mediados del siglo XIV hasta finales del siglo XVII, cuando comenzó su repoblación moderna. Según los autores, la reconstrucción se basa en datos estratigráficos y cronológicos sólidos y es el resultado de la estrecha colaboración interdisciplinaria.
«Ya se sabía que la isla de Estrómboli era capaz de producir pequeños tsunamis con décadas de recurrencia, pero este trabajo revela por primera vez la capacidad del volcán para producir eventos de un tamaño mucho mayor que los conocidos hasta la fecha de las crónicas de los últimos dos siglos», concluye Rosi.
Peligro en el Mediterráneo

El hallazgo puede ser una sorpresa para muchos que creen que los grandes tsunamis solo pueden producirse en Asia, como el que en diciembre de 2004 arrasó las costas del Océano Índico tras un terremoto de magnitud 9,2 provocando la muerte de al menos 230.000 personas.

El Mediterráneo también está sujeto a la posibilidad de sufrir tsunamis, la mayoría de ellos debidos a seísmos generados al deslizarse la placa Africana bajo la Euroasiática. De hecho, el 10% de los tsunamis que se generan en el mundo se producen en el Mare Nostrum y, como media, una vez cada cien años el tsunami es de gran intensidad. A este riesgo existente se sumarían los provocados por el colapso de los volcanes, como ha ocurrido en el Estrómboli, pero también en el Vesubio y especialmente el Etna en Sicilia. Precisamente, una investigación reciente apuntaba que el flanco sureste del Etna se desliza lenta pero inevitablemente hacia el mar, lo que podría causar un colapso importante a nivel regional.

El riesgo sería «muy alto», según las clasificaciones de los expertos, ya que las zonas costeras del Mediterráneo están muy densamente pobladas: 130 millones de personas viven en pueblos y ciudades que miran al mar. Además, una ola gigante recorrería una distancia muy corta antes de hacer impacto.

Revisar el plan de prevención

Mauro Rosi cree que podrían producirse tsunamis similares a los descritos en el estudio en el futuro. «El actual plan de emergencia para tsunamis de Estrómboli y las otras islas eólicas se basa en un escenario de evento mucho más pequeño. Creo que nuestros descubrimientos hacen necesario revisar el plan de contingencia», advierte a ABC.

A juicio del investigador, «no estamos completamente listos para algo así». Existen sistemas que monitorean la pendiente de Sciara del Fuoco (El Río de Fuego, una depresión en forma de herradura generada en los últimos 13.000 años por varios colapsos en la cara noroeste del cono) y dos boyas equipadas con sistemas de manómetro se desplegaron en los últimos años en los dos lados del Sciara para la detección temprana de tsunamis. «El sistema actual puede garantizar una prevención efectiva para la isla de Estrómboli, pero ahora es necesario extender la misma prevención para todas las costas del sur del Tirreno y las infraestructuras portuarias», indica.