La organización Amnistía Internacional (AI) aseguró que posiblemente estudie las informaciones sobre la cárcel secreta del grupo paramilitar Azov en el aeropuerto de Mariúpol, en el sureste de Ucrania.
amnistía
Antes un exoficial del Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) que pidió el anonimato por temor a su vida, reveló a Sputnik que Azov hacía el trabajo sucio. Un exprisionero señaló a Ígor Mosiychuk, actual diputado, como uno de sus torturadores. Varios testigos afirman que algunas fosas comunes se ubicaban cerca de la pista de aterrizaje. Documentos secretos del SBU han confirmado la existencia de esa prisión clandestina en Mariúpol.

"Por primera vez escucho esto, entregaré esa información a nuestros investigadores para que la analicen", dijo a Sputnik María Gúrieva, representante de AI Ucrania.


Evitemos esperar con anticipación alguna acción contundente de AI para aclarar este tema... Ya hemos visto antes que esta organización tiende a colocarse del lado de los perpetradores (por ignorancia o conveniencia).

Desvelemos a Amnistía Internacional ante su campaña insidiosa contra Siria


Destacó que su organización ya realizó en 2016 pesquisas sobre este asunto.

"En ese entonces publicamos una investigación (...) en la que narrábamos que existían centros especiales de detención en Mariúpol y otras ciudades. Uno de ellos se encontraba en Járkov, en el edificio del SBU. Varias personas nos contaron que las habían retenido en ese lugar más de un año", precisó Gúrieva.

Actualmente, agregó, "se llevan a cabo un par de procesos penales".

"Pero no tenemos información nueva a este respecto", señaló.

Kiril Filichkin, exdetenido de la prisión secreta de Mariúpol, identificó al actual diputado ucraniano Oleg Liashkó como uno de los hombres que lo interrogaron en ese recinto en 2014.


Liashkó actualmente es líder del Partido Radical de Ucrania.

Documentos confidenciales del SBU revelan que la cárcel secreta de Mariúpol funcionó hasta 2018.

​La Defensora del Pueblo de la autoproclamada República Popular de Donetsk, Daria Morózova, llamó a la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, a tomar nota de esa prisión clandestina.