El fragmento viajó más de dos kilómetros hasta impactar contra la fachada de un edificio.
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© Mozos de EscuadraLa plancha que salió volando e impactó en un edificio de Torreforta (cuyo efecto se ve en el vídeo) tras la explosión de la petroquímica de Tarragona.
El fragmento de placa metálica que salió disparado tras la explosión de la planta petroquímica de Tarragona pudo alcanzar unos 1.000 kilómetros por hora. Así lo calcula el físico Federico Dattila para este diario en función de los datos disponibles hasta el momento sobre este suceso. Teniendo en cuenta el peso del artefacto, la distancia recorrida y el punto de impacto, el experto arroja esta primera aproximación sobre la velocidad a la que viajó la plancha, que finalmente acabó destrozando la fachada de un bloque de viviendas y hundiendo el suelo de un domicilio, matando al anciano inquilino del piso inferior.


El catedrático de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC) Joaquim Casal, con más de 40 años de experiencia en el análisis de riesgo en industrias químicas, califica la explosión en el polígono sur de Tarragona de "extraordinaria". "Que un trozo de chapa, que según apuntan pesa 800 kilogramos, haya salido disparada más de 2 kilómetros es un hecho del que no me constan precedentes", asegura. Ni siquiera en México, donde se produjo un grave accidente en una planta de la que salieron disparados tanques de propano cilíndricos -aerodinámicos- se alcanzaron longitudes similares. El mexicano es el caso de fragmentos expulsados a más distancia que recuerda Casal y ninguno de los tanques llegó a superar un radio de más de 1.200 metros. El de Tarragona ha doblado esa medida. "No es normal", subraya.

"La gran cantidad de energía liberada por la explosión es lo que ha provocado que la placa saliera disparada a gran velocidad y acabara impactando de manera violenta contra el edificio", añade Núria Salan Ballesteros, investigadora en el departamento de Ciencia e Ingeniería de Materiales de la UPC. El fuerte impacto contra el edificio, de hecho, denota que la pieza se vio frenada por la fachada, contra la que acabó impactando. De no ser por esto, es probable que el fragmento metálico hubiera caído aún más lejos. Los primeros datos de la investigación apuntan a que el fragmento metálico corresponde a la tapa del depósito, una parte que, según recalca Salan, es la más frágil de la estructura. "Es como si hubiera explotado una olla a presión", ejemplifica la experta en química y metalurgia. La incógnita a despejar sería hasta qué punto la pieza estaba bien sujeta al depósito y, en caso de que no lo estuviera, qué podría haber fallado.

Investigación en curso

"Siempre que sucede algo así significa que han fallado cosas", admite Casals. Lo sucedido, "obligatoriamente", hará que las medidas de seguridad cambien, avanza el catedrático. En el sentido de reducir la potencia de la fábrica o de trasladarla a otro lugar más alejado de núcleos urbanos. "Catalunya es un país poblado y no siempre resulta posible mantener las distancias más deseables entre plantas y núcleos habitados", recalca. Sobre los protocolos y las sirenas, Casals pide paciencia para que se analice con toda la información si estas debieron activarse o no. Aunque reconoce que resulta comprensible que los vecinos de la zona, acostumbrados a realizar simulacros, ahora se pregunten por qué nadie las activó.

La placa del reactor que explotó en Tarragona salió disparada a una distancia sin precedentes matando a un hombre
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"Detrás de estos accidentes suele haber un fallo humano", argumenta Salan, quien también trabaja en calidad de experta en este tipo de peritajes. "Hay que revisar que se hayan realizado todas las revisiones, que no se hayan retrasado los controles y que los materiales utilizados en las instalaciones sean de la calidad adecuada. Pero, aún si todo estuviera como toca, también podría haber sido mala suerte", comenta la investigadora. Ahora, explica, la labor de los investigadores será reconstruir la secuencia de los acontecimientos para averiguar qué pudo haber causado una detonación de este calibre. El óxido de propileno, el compuesto que ha estallado, "es muy reactivo -hierve a los 10 grados de temperatura- e inflamable, por eso acostumbra a estar presurizado", recuerda Casals. De ahí una posible explicación a la magnitud del estallido.