Los internautas llevan una semana discutiendo el cumpleaños de la bloguera rusa Ekaterina Didenko, donde tres personas, incluido su marido, murieron por asfixia al tirar hielo seco en una piscina. Muchos creen que aprovechó el accidente para ganar seguidores en Instagram, lo que daría lugar a una macabra relación entre tragedia y fama en las redes.
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© Pixabay / TheDigitalArtist
Los hechos ocurrieron el pasado 28 de febrero en un complejo de piscinas y sauna de Moscú, donde la bloguera y también farmacéutica, que en su cuenta de Instagram da consejos en cuanto a cómo ahorrar dinero en compras realizadas en farmacias, reunió a sus amigos para celebrar su 29 cumpleaños.

La celebración fue parcialmente transmitida en vivo a través de las historias de Instagram.

En un momento dado, Ekaterina, su esposo Valentín y los invitados, vestidos de gafas y monos de protección, decidieron tirar unos 30 kilos de hielo seco en una piscina cubierta y varias personas enseguida saltaron a la piscina, lo que también fue grabado y transmitido a través de Instagram.

Como consecuencia, el hielo seco entró en reacción con el agua y emitió dióxido de carbono que, debido al espacio confinado donde se celebraba la fiesta, empezó a acumularse y desplazar el oxígeno, causando asfixia e intoxicación a los que estaban en la sala.

De las 18 personas que acudieron a la celebración, dos murieron de inmediato tras sumergirse en el agua, el marido de la bloguera falleció en hospital la madrugada del 29 de febrero, mientras siete invitados más sufrieron intoxicación.


Antes de la tragedia Didenko ya era relativamente famosa en la internet rusa y tenía poco más de un millón de seguidores en su cuenta de Instagram. Después de lo sucedido la mujer siguió grabando vídeos y cargando 'stories', hablando sobre sus sentimientos y solicitando ayuda psicológica.

Esto, junto con el hecho de que el número de seguidores en su perfil alcanzó unos 1,6 millones pocos días después del accidente, provocó una oleada de indignación: mientras unos usuarios sintieron empatía por Didenko y le expresaron su pésame, otros criticaron su manera de vivir el luto y la acusaron de explotar el terrible suceso para ganar más seguidores en las redes sociales.

Más sangre, más 'likes'

Mientras en el caso de Didenko uno no puede afirmar con certeza que la mujer no esté desolada o que persiga algún objetivo egoísta, usuarios de internet en varias otras ocasiones fueron testigos y a veces víctimas de fraudes en línea que realmente se aprovechaban de tragedias personales para ganar atención.

En junio de 2017, Peter Ward, periodista británico radicado en Nueva York, reflexionó sobre ciertas publicaciones que aparecieron en Twitter tras el atentado en la ciudad de Mánchester en el Reino Unido, que se produjo en mayo de 2017, al final de un concierto de la cantante estadounidense Ariana Grande, y el incendio de la torre Grenfell, ocurrido en junio del mismo año en Londres.

Según Ward, algunos usuarios de esta red social publicaron solicitudes de ayuda para encontrar a varias personas que supuestamente se daban por desaparecidas tras los acontecimientos mencionados. Cada solicitud iba acompañada de una foto de la persona desaparecida.

Pero la realidad tenía poco que ver con estas publicaciones: la gente de las fotos nunca había acudido al concierto de Ariana Grande en Mánchester ni estado en la torre Grenfell durante el incendio. Algunas de esas personas ni siquiera vivían en el Reino Unido.
"Por desgracia, este tipo de incidentes no es infrecuente, y para estos necrófagos de las redes sociales cualquier pérdida de la vida es una oportunidad no solo para 'trolear' a la gente sino también para obtener 'likes', retuits y atención", expresó el periodista en su articulo.
Sin embargo, tal comportamiento no es un límite y las cosas van más allá.

Un avance rápido a julio de 2019: la joven neoyorquina Bianca Devins, de 17 años, es asesinada por un hombre tras un concierto de la cantante canadiense Nicole Dollanganger en la ciudad estadounidense de Utica. Al matar a la muchacha, el agresor tomó fotos de su cuerpo ensangrentado y las publicó en Discord e Instagram, según varios medios.

"Bianca tenía solo unos 2.000 seguidores en su cuenta principal de Instagram antes de que la noticia de su asesinato se volviera viral, según el sitio web de seguimiento SocialBlade. Pero en la semana posterior, ese número se elevó a más de 160.000", informó la cadena BBC en su articulo del pasado 21 de julio.

El medio reveló que se puso en contacto con uno de los usuarios de Instagram que incluso cambió su nombre en esa plataforma para que se pareciera más al del asesino de Devins.

El individuo explicó que lo hizo "para influencia en las redes sociales", señalando que "la gente hará cualquier cosa que les gane seguidores y algo de popularidad", y más tarde reveló a la cadena que de esa manera recibió más de 1.000 solicitudes de seguimiento y unos 100 mensajes.

"Docenas" de otros usuarios, según la BBC, afirmaron que tenían más fotos de la fallecida Bianca Devins y propusieron a otros obtenerlos a través de mensajes privados.

Münchausen por internet

Cuando se trata de fraudes en línea, uno no puede evitar acordarse de las personas que fingen enfermedades o traumas psicológicos para atraer la atención en internet y los beneficios que esta puede reportarle.

Un buen punto de partida para saber más acerca de este tema es el sitio web Warrior Eli Hoax Group creado en 2012 por la estadounidense Taryn Wright, que descubrió un fraude escandaloso detrás de la triste historia de Dana Dirr y después, junto a su equipo, siguió sacando a la luz a otras personas que fingían cáncer u otras enfermedades en Facebook o en sus blogs personales.

Dana Dirr fue cirujana de trauma canadiense que tenía diez hijos, incluido el chico de cinco años Cliff Elias con cáncer, y murió el Día de la Madre de 2012 tras sufrir heridas en un accidente de tráfico. Sin embargo, antes de fallecer Dirr logró dar a luz a su undécimo bebé.

Esta historia fue relatada a través de Facebook por su marido, John 'JS' Dirr. Los familiares sobrevivientes de la mujer "no pidieron dinero, flores ni regalos para ayudar a aliviar su dolor", según el sitio web de Wright, sino crearon una página web de una organización de lucha contra el cáncer infanto-juvenil y solicitaron a sus numerosos seguidores en Facebook que "donaran a la fundación en memoria de Dana Dirr".

La cosa es que Dana Dirr no fue persona real; tampoco sus hijos, su marido o sus familiares y allegados, al menos unas 71 personas en total, cada una con su propia cuenta de Facebook, según The Washington Post. Toda esa gente fue creada por la joven alumna médica Emily Dirr, de unos 23 años.

Otros fraudes similares incluyen a Belle Gibson, bloguera australiana, que en abril de 2015 confesó que nunca había tenido cáncer cerebral, aunque antes afirmó que había logrado vencer la enfermedad en fase terminal solo a través de cambiar su dieta y estilo de vida, lo que le permitió ganar muchos seguidores y admiradores, entre ellos Apple y Penguin, y venderles su aplicación y libro de recetas.

Hay más de estas historias. Lo interesante y algo trágico es que algunas de estas personas que fingen enfermedades en realidad padecen una patología mental que se llama trastorno facticio, o síndrome de Münchhausen. O, en el caso de internet, Münchhausen por internet, el término creado por Marc Feldman, profesor estadounidense de psiquiatría en la Universidad de Alabama.

"Las personas con trastorno facticio, o síndrome de Münchausen, fingen, exageran o se autoinducen enfermedades" con el objetivo de "asumir el estado de 'paciente' y, por lo tanto, atraer la atención, el cuidado y la benevolencia de profesionales o no profesionales, las cosas que ellos se creen incapaces de obtener de otra manera", explica Feldman en su sitio web dedicado a este trastorno.

El profesor precisa que el trastorno facticio "puede tener lugar principalmente en internet, generalmente a través de la manipulación de otras personas en las redes sociales", y eso es lo que Feldman llama Münchhausen por internet.

Y como cada persona que sufre un trastorno mental, los 'enfermos' con Münchhausen por internet, a pesar de sus acciones indignantes de los cuales deberían asumir la responsabilidad, también necesitan ayuda profesional.

'Likes', vistas, menciones, publicaciones compartidas, seguidores, estos son los tesoros santos que posee cada persona famosa en internet. Parece que para algunos el sufrimiento humano es la mejor mercancía para ganar su fama y la atención en línea.

A veces los acontecimientos trágicos no son una herramienta en la carrera loca hacia la fama sino sus tristes consecuencias, pero esa es una historia para otro día