La crisis sanitaria global desatada por el coronavirus Covid-19 ha provocado un aplazamiento histórico de las Fallas de Valencia, que solo habían sido paralizadas anteriormente por conflictos bélicos y una tasa en el siglo XIX.
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En esta ocasión, las populares fiestas valencianas -al igual que las de la Magdalena en Castelló- se retrasan sine die hasta que la situación sanitaria haga posible su celebración, según ha anunciado el president de la Generalitat, Ximo Puig.

La medida -que se toma a las puertas de la 'plantà' de los monumentos y "por responsabilidad y pensando en el interés general", según ha remarcado Puig- es histórica, ya que las Fallas han tenido continuidad a lo largo de toda su historia, desde las primeras 'plantàs' del siglo XVIII, con cuatro únicas excepciones.

En concreto, por estar el país inmerso en guerras, la de Cuba de 1896 y la Civil, y una más por motivos económicos, cuando la subida a 60 pesetas del impuesto municipal en 1886 por el montaje en la calle llevó a las comisiones, de forma individual, a no ocupar la vía pública.

Los datos son de Javier Mozas, delegado de la Delegación de Documentación (Archivo, censos y biblioteca) de la Junta Central Fallera de Valencia, el órgano rector de la fiestas josefinas, que tienen su origen en materiales combustibles que recibían el nombre de Fallas y se quemaban al anochecer de la víspera de San José.

Guerra de Cuba

"Desde la oficialidad se han suspendido las Fallas en cuatro ocasiones", describe Mozas, que se remonta al 16 de marzo de 1896 cuando, en plena guerra de Cuba, el Gobernador Civil de Valencia decidió suspenderlas "por estado de guerra, por si acaso pasaba algo".

El representante de la JCF, que desconoce cuál es la situación que se generó con otras celebraciones en España, explica que al haberse decidido dos días antes de la festividad, hubo monumentos falleros que se guardaron para ser 'plantados' al año siguiente.

En total, serían una o dos, comenta, ya que lo ha podido comprobar porque existen los bocetos. En todo caso, apunta que, en aquellas fechas, se plantaban pocas fallas, no más de diez cada año.

Guerra Civil

La siguiente ocasión fue ante la Guerra Civil española y se prolongó durante 1937, 1938 y 1939, ya que la contienda terminó en Valencia el 30 de marzo. Por estado de guerra, se prohibieron todas las manifestaciones festivas por peligrosidad para la población.

A partir de 1940, se han celebrado de forma ininterrumpida hasta la actualidad, a la que se ha llegado con 764 monumentos falleros, grandes e infantiles de 382 comisiones falleras integradas en la Junta Central Fallera (JFC) de Valencia, entre ellas todas las de la capital valenciana y las de Mislata, Quart de Poblet, Xirivella y Burjassot, localidades de su área metropolitana.

Subida del impuesto municipal

Mozas recuerda un quinto caso en el que no salieron los monumentos a la calle, anterior aún, y no fue por orden de la autoridad sino por decisión de las propias comisiones falleras que rechazaron plantar ante la subida del impuesto municipal por hacerlo. "Antiguamente pedías permiso para plantar en la calle o no, aunque no todas pedían todos los años. Hubo uno en el que se aumentó el impuesto municipal para plantar, se subió a 60 pesetas en 1886 y todas las fallas, no de común acuerdo, sino de manera independiente, no pidieron permiso para plantar. Y no hubo", relata.

La única excepción de ese ejercicio fue la 'plantà' de dos monumentos "en el interior de edificios públicos, por tanto, no en la calle y para los propios asilados: la casa de la beneficencia y el colegio de la misericordia" y como fiestas privadas.

Covid-19 en 2020

La decisión de aplazar las Fallas de este año 2020 por el coronavirus deja a Valencia llena de calles iluminadas y engalanadas para su fiesta, con muchos de sus 761 monumentos a medio montar o ya plantados, docenas de espectáculos pirotécnicos por disparar y puestos de comida a pleno rendimiento.

Desde el sector han acogido con desconcierto el solemne anuncio hecho este martes por la noche por el president de la Generalitat, Ximo Puig. El aplazamiento de las fiestas patronales de Valencia será especialmente difícil de gestionar, añaden desde el sector, pues es muy complicado desmontar los cuerpos centrales de las fallas que están ya plantadas desde el pasado fin de semana en comisiones repartidas por toda la ciudad y devolverlos a sus talleres, donde se trabaja en ellas durante todo el año por cientos de artistas de un gremio sin apenas margen de beneficio.

Una de las dudas que surgen ahora es la de quién asumirá los gastos que acarreará ese desmantelamiento de los monumentos -que este año tenían un presupuesto cercano a los ocho millones de euros-, al margen de las pérdidas que acarreará la suspensión de mascletaes-no solo la oficial de cada día en la plaza del Ayuntamiento sino las de cada barrio- y castillos de fuegos artificiales, las verbenas y otros actos festivos.

Además, docenas de puestos de comida -fundamentalmente de buñuelos y churros- están diseminados por la ciudad desde el día 1 y ahora se tendrá que decidir qué ocurre con el canon que han abonado ya sus responsables por este negocio en plena vía pública.

Todo ello sin olvidar un sector, el hostelero, que basa en la semana grande de Fallas uno de los momentos clave del año para su cuenta de resultados, con cerca de un millón de personas callejeando por la ciudad para disfrutar de su múltiple agenda festiva y generando gasto en bares, restaurantes y hoteles.

¿Vacaciones escolares?

Pero este aplazamiento no afecta solamente a la ciudad de Valencia, epicentro del mundo fallero, sino a medio centenar de localidades de las provincias de Castellón, Valencia y Alicante que también plantan y queman sus fallas la noche de San José y celebran espectáculos pirotécnicos. Entre ellos figuran Benicarló y Burriana (en Castellón), Dénia, Elda, Calpe y Benidorm (Alicante) y Cullera, Alzira, Torrent, Gandia, Sagunto, Carcaixent, Oliva, Utiel y Burjassot (Valencia).

Y desde el punto de vista educativo, la Conselleria tendrá que aclarar cómo quedan las vacaciones escolares previstas este año, pues se había aprobado que en municipios como Valencia no hubiera clase del lunes 16 al viernes 20 de marzo, ambos inclusive.