La pandemia del COVID-19 no ha paralizado a las organizaciones mexicanas del narcotráfico. Por el contrario, estas se muestran mucho más activas, ganan terreno e incluso podrían salir fortalecidas de la contingencia.
Mexico police
© REUTERS / Luis Cortes
El aumento de los asesinatos, las venganzas y los enfrentamientos entre cárteles por territorios ha tenido su expresión más visible en el estado de Guanajuato (centro), así como en el ataque contra el secretario de Seguridad Pública de la Ciudad de México, Omar García Harfuch, quien sobrevivió de milagro en junio a un osado atentado con armas contra sus vehículos blindados.

En el mapa de los cárteles de la droga tienen predominio seis grandes organizaciones. Existen además al menos una decena de pequeños grupos y entre 80 a 480 bandas aun menores, según los informes de inteligencia de México y de la agencia antidrogas estadounidense DEA.

Esa agencia y la Fiscalía General mexicana coinciden en señalar como el más peligroso y violento al Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), fundado en 2010 por el escurridizo Nemesio Oseguera Cervantes, de 53 años, y en segundo lugar al histórico Cártel de Sinaloa, matriz de muchas otras organizaciones criminales.

El de Sinaloa es el cártel más antiguo, fundado en 1988 por el célebre Joaquín "El Chapo" Guzmán, que hoy a sus 63 años purga condena de prisión en EEUU.

Guerra interna a muerte

"La guerra entre los dos cárteles de mayor importancia, el de Jalisco Nueva Generación y el de Sinaloa, se ha ido profundizando", dijo a Sputnik el politólogo Rubén Aguilar Valenzuela, coautor del libro "Los saldos del narco: el fracaso de una guerra" (2012).

El experto de la jesuita Universidad Iberoamericana de Ciudad de México añadió que, "durante la pandemia, los cárteles no están en cuarentena, y entre ellos se ha agudizado el enfrentamiento".

Además de esas dos grandes mafias, un informe de DEA fechado en abril de 2020 menciona a otras cuatro organizaciones como especialmente peligrosas: el Cártel de Juarez, el del Golfo de México (este), el Grupo Los Zetas, fundado por militares desertores formados en EEUU, y remanentes del cártel de los hermanos Beltrán Leyva (Pacífico Sur).

Las luchas por el control de grupos y territorios han hecho que estas cuatro últimas organizaciones se fragmenten en pandillas más pequeñas.

Luchas intestinas

"Estas complejas disputas territoriales alimentan una violencia que viene en alza", advierte Eduardo Guerrero, autor de varios libros sobre narcotráfico y especialista en seguridad de la empresa de análisis de políticas públicas Lantia Consultores.

Estas organizaciones realizan secuestros, extorsiones y robos de distinta clase: a transporte de carga en carreteras, a trenes y barcos, a cajeros automáticos y a transportes de valores. También se dedican a hurtar equipo médico y combustible.

Otras pandillas crecen hasta amenazar a sus grupos criminales matrices, añadió el consultor.

Así ha sucedido con el Cártel de Santa Rosa de Lima, liderado por José Antonio Yepes "El Marro", con base de operaciones en Guanajuato, estado al que el presidente Andrés Manuel López Obrador visitará el próximo 15 de julio pese a considerarlo entre los más violentos del país.

En Guanajuato se ha desatado una "guerra territorial" con el CJNG que este año ya ha dejado casi 500 muertos.

Sin embargo, la comisionada de Análisis y Estrategia para la Seguridad del Gobierno de ese estado, Sophia Huatt, asegura que tanto la propia disputa como la persecución que realizan las autoridades han "debilitado a los delincuentes" y afectado sus negocios ilícitos.

El CJNG mantiene otro enfrentamiento contra dos grupos fuertes en la capital mexicana: la Unión Tepito y el Cártel de Tlahuác.

El Cártel de Sinaloa ahora es liderado por el antiguo socio del Chapo y su mentor en el mundo del narco, Rafael "El Mayo" Zambada, eterno prófugo de 72 años.

Los hijos del Chapo, Iván y Ovidio Guzmán, también mantienen fuerte control de esa mafia, dueña de sus propios cultivos y laboratorios en Colombia, Ecuador y Perú.

"La droga la introducen por cuatro estados (de EEUU) fronterizos: California, Arizona, Nuevo México y Texas", explicó a esta agencia Aguilar Valenzuela.

Bandas históricas

Otras organizaciones como Los Zetas, atomizados en más de 40 grupos en Veracruz (este), y el antiguo cártel norteño de Juárez aún son considerados grandes y peligrosos grupos por la DEA, pero se han fragmentado en los últimos años en decenas de bandas que controlan pequeños territorios.

Finalmente, las disputas se mantienen entre tres grupos que hacían parte de ese cártel de la fronteriza Juárez.

Ahora operan por separado con nuevos aliados, como La Línea, Los Jaguares y Los Escorpiones, que mantienen el control sobre los pasos fronterizos en el desierto norteño de Chihuahua.

Y los mermados Beltrán Leyva estarían arrinconados en Acapulco (sur) para traficar hacia California, EEUU.

El variopinto mapa del narco es dinámico, y su futuro incierto.