Ambos medios tratan de descubrir por qué la Inteligencia rusa trata de influir en la opinión pública occidental a través de sitios web que pocas personas leen. Pero esta pregunta nunca ha recibido una explicación convincente.
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© Lynne Sladky / APCola para someterse a la prueba del covid-19 en Miami Beach (Florida, EE.UU.), 30 de junio de 2020.
El periódico The New York Times y la agencia AP publicaron a principios de esta semana sendos artículos en los cuales acusaron a los servicios de Inteligencia de Rusia de estar difundiendo desinformación sobre la pandemia del coronavirus para influir en los estadounidenses a medida que se acercan las elecciones presidenciales del 3 de noviembre en el país norteamericano.

En sus publicaciones los dos medios citaron a funcionarios del Gobierno de EE.UU. no identificados y tratan de descubrir por qué una unidad especializada en inteligencia psicológica militar del Directorio Principal del Alto Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Rusia, más conocido como el GRU,está tratando de influir en la opinión pública occidental a través de sitios web que no tienen mucho tráfico.

En particular, se alega que los ciudadanos rusos Denís V. Tiurin y Alexánder G. Starunski — que han servido y mantienen contactos profundos en esa unidad especializada en inteligencia psicológica militar del GRU — utilizaron sus lazos con la agencia de información registrada en Rusia InfoRos, así como con otros sitios web como InfoBrics.org y OneWorld.Press, con el objetivo de fomentar la desinformación sobre la pandemia.

Se subraya que estos sitios, diseñados al estilo de los de principios de la década de 2000, son formalmente independientes y no están directamente conectados con las estructuras de Inteligencia rusas.

Según funcionarios de EE.UU., entre finales de mayo y principios de julio, los sitios web en cuestión publicaron alrededor de 150 artículos sobre la respuesta a la pandemia, incluida cobertura destinada a "apuntalar a Rusia o denigrar a EE.UU." Los materiales fueron escritos en inglés para así llegar al público estadounidense y occidental.

Entre los titulares que llamaron la atención de los funcionarios estadounidenses se encuentran 'El caso de la ayuda contra el covid-19 de Rusia para los avances de Estados Unidos para su 'détente'', que sugería que Moscú había brindado ayuda urgente y sustancial a EE.UU. para combatir la pandemia, y 'Pekín cree que el covid-19 es un arma biológica', según el cual desde China afirman que el virus podría haber sido creado por el Ejército de EE.UU.

Estos materiales luego fueron recogidos por otros medios que, sin embargo, "no recibieron mucho tráfico". Los propios autores de The New York Times y AP entienden que no se trata de medios que pueden ser considerados como influyentes, pero tratan de buscar alguna explicación para ello.

Aun así, los funcionarios estadounidenses creen que "la desinformación escrita por la Inteligencia militar rusa se amplifica, a veces intencionalmente, a veces involuntariamente".

Por su parte, los expertos consultados por The New York Times sugieren que el contenido de los artículos en cuestión puede extenderse "a través del ecosistema de medios de nicho" sin explicar a qué se refiere esta definición. Aparentemente, los expertos creen que un artículo de un sitio impopular se vuelve más influyente si es republicado por docenas de otros sitios con poco tráfico.

Entre tanto, la directora de la Alianza para Asegurar la Democracia, Laura Rosenberger, dijo al medio que "las agencias de Inteligencia rusas están asumiendo un papel más central en los esfuerzos de desinformación que Rusia está impulsando ahora" y que ya "no es la fuerza contundente".

Tras la publicación de los artículos de AP y The New York Times, OneWorld.Press rechazó "categóricamente" este miércoles las acusaciones de que trabaja para la Inteligencia rusa y subrayó que las recriminaciones tienen como objetivo dañar las posibilidades de reelección del presidente Donald Trump.

El miércoles, el portavoz del presidente ruso, Dmitri Peskov, tachó de "fobia obsesiva" las publicaciones de The New York Times y AP sobre la supuesta desinformación por parte de Rusia sobre el coronavirus.