Traducido por el equipo de Sott.net

La oposición ha arremetido contra el Gobierno por las nuevas restricciones impuestas a los viajeros, alegando que crean "caos y confusión".
chinese traveller australia
© William WEST / AFPViajeros internacionales con equipos de protección individual llegan al aeropuerto Tullamarine de Melbourne el 29 de noviembre de 2021.
Peter Dutton, líder de la oposición australiana, ha acusado al Gobierno de ignorar los consejos médicos sobre las restricciones por Covid-19 al obligar a los pasajeros que llegan de China a hacerse pruebas obligatorias.

El domingo, Canberra anunció que, a partir del 5 de enero, los que viajen desde China tendrán que dar negativo en la prueba de Covid-19 en las 48 horas previas al viaje. Esto parece contradecir el consejo del Jefe Médico Paul Kelly, que anteriormente declaró que no "creía que hubiera suficientes razones de salud pública para imponer ninguna restricción o requisito adicional a los viajeros de China".

En una declaración conjunta el martes, Dutton y la portavoz de Sanidad de la oposición, Anne Ruston, instaron al primer ministro, Anthony Albanese, a explicar por qué no seguía esta recomendación.

"Lo último que necesita nuestro país es una respuesta de pánico por un gobierno que no tiene un plan y que, francamente, durante la última semana se lo ha estado inventando sobre la marcha", decía el comunicado.

Dutton y Ruston también dijeron que las nuevas restricciones "perturban a familias y empresas", añadiendo: "los australianos esperan que su gobierno esté preparado para situaciones como esta; en lugar de eso, nos encontramos con caos y confusión".

El domingo, el ministro australiano de Sanidad, Mark Butler, se apresuró a defender las nuevas restricciones para los visitantes procedentes de China, afirmando que se habían impuesto "por exceso de precaución". También citó la "falta de información exhaustiva" que Pekín estaba proporcionando sobre la situación del coronavirus en el país.

Con la imposición de la norma de 48 horas, Australia se unió a otros países, como EEUU, Francia y el Reino Unido, que introdujeron restricciones similares.

En un editorial publicado en el medio estatal Global Times la semana pasada, Pekín tachó el requisito de las pruebas de "infundado y discriminatorio", al tiempo que acusaba a los países occidentales de intentar "sabotear los tres años de esfuerzos chinos por controlar la Covid-19 y atacar el sistema del país".

El mes pasado, Bloomberg y el Financial Times afirmaron que casi 250 millones de personas en China podrían haber contraído Covid-19 en los primeros 20 días de diciembre. Sin embargo, la Comisión Nacional de Salud de China sólo informó oficialmente de 62.592 casos sintomáticos de covid en ese periodo.

La semana pasada, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Wang Wenbi, describió la "situación epidémica" del país como "predecible y bajo control".