Campo de Refugiados en Tataouine
© Omar Havana
Mientras que Paris se orgullece de haber jugado un papel crucial en la liberación del pueblo libio, algunos militantes de los Derechos Humanos señalan lo que piensan que es una distorsión entre el discurso oficial y ciertos actos.

Geneviève Jacques, encargada de misión por la FIDH y la Cimade (Grupo antirracista de acompañamiento y de defensa de extranjeros y de migrantes) estaba de paso en Ginebra, el miércoles 14 de septiembre al margen de la 18 Sesión del Consejo de los Derechos Humanos, para, entre otras cosas, denunciar la actitud del gobierno francés que rechaza todavía acoger el mínimo refugiado de la guerra de Libia. Ignora así las peticiones del Alto Comisariado para los Refugiados (HCR). "El compromiso militar de Francia debería al contrario dar más responsabilidad hacia las víctimas de la guerra", estima la Señora Jacques que acaba de cumplir una misión en los campos de refugiados instalados en Túnez y en Egipto en abril y mayo.

Recuento pormenorizado

Así es como describe la situación trágica de cerca de 5200 emigrantes principalmente africanos - somalíes, eritreos, sudaneses de Darfur, irakíes, etíopes y Costa de Marfil - que han huido de los combates y de las agresiones que sufren en Libia, y se encuentran "cogidos" en los campos.

Contrariamente a los 207 000 emigrantes que han sido repatriados a sus paises por la Organización internacional para los migrantes (OIM) - sobre un total de 672 000 extranjeros que han huido de Libia -, han pedido que sean emplazados bajo la protección del HCR y han obtenido un estatuto oficial, al término de un largo proceso.

A comienzos de marzo 2011, Antonio Gutierrez, director del HCR, había lanzado una llamada a "una solidaridad internacional" para su "una reinstalación de urgencia": Abogaba por casos "muy minoritarios, pero que merecían una atención muy particular". En junio, durante una visita al campo de Chuchan, cerca de la frontera de Túnez con Libia, el Señor Gutierrez había estimado "urgente que estas personas pudieran reconstruir su vida".

Según las estadísticas del HCR, once Estados han respondido a la llamada, comprometiéndose a acoger 2500 refugiados. Están en cabeza los Estados Unidos con 1555 "plazas de reinstalación" prometidas y Noruega (425 plazas), y vienen luego Suecia, Paises Bajos, Bélgica, Irlanda, Canadá, Australia, Portugal, Dinamarca y Finlandia.

Pero por el momento, solamente 316 refugiados han podido salir del país. En estas cuentas, los grandes ausentes son Alemania, Reino Unido y Francia que estima este país haber contribuido lo suficiente con sus 3 millones de euros en operaciones de repatriación del OIM.

En respuesta a una pregunta escrita expuesta por el diputado socialista Jean-Louis Bianco, el Quai-d'Orsay ha levantado a primeros de agosto la amenaza de "flujos migratorios significativos, tanto regionales como a destinación hacia Europa", explicando no poder estar a la altura de acoger refugiados libios en Francia. Lo que ha hecho enfurecerse a la FIDH.

Geneviève Jacques piensa que « solo el 4% de los que han huido Libia de las 26000 personas, han venido hacia Europa. Hablar de riesgo de invasión masiva es un fantasma", ha añadido, echando en falta que "la política migratoria de Nicolas Sarkozy sea esencialmente fundada sobre la obsesión del cierre de las fronteras".