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La producción mundial de alimentos, que ha experimentado un crecimiento paulatino en las últimas décadas, podría llegar a su pico más alto en los próximos años y comenzar a bajar por el deterioro de los recursos naturales y la diversidad genética, advirtió hoy un experto de la FAO.El especialista de la División de Tierras y Agua de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Paolo Groppo, destacó cómo la producción agraria vinculada a los alimentos "
está a punto de llegar a su cénit" y el aumento que venía experimentando está comenzando a frenarse.
Tras ese posible descenso en la producción de alimentos se encuentra
el agotamiento de las tierras más productivas, que van camino de convertirse en un recurso escaso, dijo Groppo a Efe en la ciudad española de Gijón (norte), donde asiste al Congreso Mundial de Bioética.
La cantidad de hectáreas de suelo de "clase A", las de mayor capacidad productiva, "
está limitada y cada vez es menor", por la expansión de las zonas urbanas, y
su calidad "disminuye" por la súper-explotación y el uso de productos químicos y de semillas adulteradas por procedimientos genéticos, añadió.
La FAO está modificando su concepción tradicional sobre la producción primaria, basada en dar prioridad a la tecnología, y se orienta hacia una perspectiva distinta, que coloca al campesino y al medio ambiente "en el centro del debate", afirmó.
Groppo se manifestó a favor de extender a la mayor parte del mundo el programa Sistema Imaginativo de Patrimonio Agrícola Mundial (SIPAN), que desde hace unos años se está desarrollando en algunos países de África, Asia e Iberoamérica, sobre comunidades rurales.
Según explicó, el proyecto parte de la base de ver la producción rural desde una perspectiva no puramente economicista, sino como un patrimonio más vinculado a la cultura.
En ese sentido, destacó cómo en el altiplano andino, en Perú y en Bolivia, existen unas 3.000 variedades de patatas distintas, cuya diversidad sólo está preservada por la tradición de las pequeñas comunidades indígenas y que no es valorada en el mercado.
Las denominaciones de origen y una gastronomía que le dé a esos productos ecológicos un valor agregado puede contribuir a mejorar los precios en el mercado y consecuentemente mejorar la vida de las familias que los cultivan.
Groppo también defendió la restitución de las tierras a las comunidades indígenas como algo que puede contribuir a mejorar el patrimonio cultural y medioambiental en zonas económicamente deterioradas.
El 70 % del hambre mundial se concentra en las zonas rurales, lo cual es paradójico, porque se produce precisamente donde existen los recursos básicos para la producción de alimentos.
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