

Las nubes iridiscentes son fenómenos atmosféricos que se producen cuando la luz del sol interactúa con las minúsculas gotas de agua o cristales de hielo presentes en las nubes. Este efecto óptico crea una gama de colores brillantes en el cielo, similar al arcoíris, pero en forma de bandas en las nubes. Los tonos incluyen el rojo, el naranja, el amarillo, el verde, el azul, el índigo y el violeta, creando un espectáculo de colores deslumbrante en el cielo.
Este espectáculo de colores se forma cuando la luz solar se dispersa por las gotas de agua o cristales de hielo. Cuando la luz del sol atraviesa estas diminutas partículas en las nubes, se refracta y se descompone en sus colores componentes debido a la dispersión, similar al fenómeno que crea los colores del arcoíris.
La diferencia con el arcoíris es que este se forma por la refracción de la luz en gotas de lluvia, pero las nubes iridiscentes se producen por la refracción de la luz en las partículas de agua o hielo presentes en las nubes. Para presenciar este fenómeno, es necesario que el cielo esté parcialmente nublado y el sol posicionado adecuadamente en relación con las nubes.
Aunque las nubes iridiscentes son un fenómeno relativamente raro -porque para que ocurra es necesario que las nubes estén compuestas por gotas de agua o cristales de hielo de tamaño uniforme y la luz del sol debe incidir en un ángulo específico- no son del todo infrecuentes y pueden ser observadas en diversas partes del mundo, tal y como ha pasado en las últimas horas en Vietnam. El pasado 2018 España disfrutó de la vista de nubes iridiscentes en la sierra de Gredos (Ávila).
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