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© DesconocidoLe sometieron a una 'terapia' con agujas en los dedos y le electrocutaban
A la edad de 12 años, Samuel Brinton, no tenía ni idea de que no le podían atraer otros niños. Por eso, cuando le dijo a su padre, un misionero baptista de Iowa, que sus amigos habían encontrado una revista Playboy y que él no se había excitado como ellos porque sólo se sentía de esa manera con su mejor amigo, Dale, no podía predecir la tortura que le supondría.

Después de ser golpeado por su padre, tan fuerte que tuvo que ser trasladado a Emergencias, Samuel vivió las palizas en repetidas ocasiones antes de ser sometido a meses de la terapia insoportable, informa The Daily Mail.

Inicialmente se le dijo que tenía Sida y que era la única persona gay en el país porque el Gobierno había matado al resto e iría a por él si descubría que estaba vivo.

Con el fin de que relacionara el dolor con hombres intimando, se le aplicaban cubitos de hielo para congelarle las manos mientras se le mostraban imágenes de hombres abrazándose. Fue repetidamente quemado cuando le mostraron imágenes similares, pero no le hacían nada cuando las imágenes eran de hombres y mujeres juntos.

Con el tiempo, fue sometido a lo que se llamó el 'mes del infierno', consistente en pequeñas agujas clavadas en sus pequeños dedos y electrocuciones mientras se le mostraban imágenes explícitas de hombres.

Después de ser expulsado por su familia, Samuel ha hablado sobre la terrible experiencia que sufrió cuando era niño a manos de la comunidad de los Baptistas del Sur.

Samuel fue entrevistado para una serie de historias de gays, lesbianas, bisexuales y transgénero recogidas por todo EEUU por un grupo llamado 'I'm From Driftwood'. El fundador y director ejecutivo del grupo, Nathan Manske, viajó por todo el país con dos colegas para descubrir muchas historias desconocidas de luchas de gays adolescentes en pequeñas ciudades y ciudades.

Samuel, que ahora estudia en la Universidad de Kansas, describió en detalle los abusos que sufrió cuando su padre supo lo que sentía. Fue hospitalizado seis veces debido a las palizas de su padre antes de que la terapia comenzara. Después de meses de 'tratamiento', consideró el suicidio y llegó a subir al tejado del edificio donde vivía. El intento de su madre para que no saltara consistió en decirle 'te querré de nuevo si cambias'. 'No es la clase de cosas que se dicen a alguien que está en el borde de un edificio', explica Samuel. Finalmente no se suicidó y convenció a sus padres de que había cambiado, una fachada que mantuvo hasta que dejó su casa para ir a la universidad.

Después de aceptar su sexualidad lejos de casa, Samuel volvió una vez más. Les dijo a sus padres que había vuelto para llevarse todas sus pertenencias. Su padre le amenazó con matarle si alguna vez volvía. 'He intentado llamarles muchas veces', explica. 'Intento mantener el contacto. La ultima vez (mi padre me dijo) que me dispararía si atravesaba la puerta otra vez'.