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Equipos especializados de organizaciones de medio ambiente trabajan para evitar un desastre ambiental sin precedentes en una isla jamás contaminada del norte de Nueva Zelandia, donde viven pingüinos azules y una rica fauna de peces y pájaros marinos, amenazados por una fuga de petróleo de un carguero encallado.

Se continúa la lucha contra el tiempo para evitar que una nave petrolera, encallada el miércoles pasado en una barrera coralina, siga perdiendo su carga y contaminando las aguas. Espesas manchas de crudo comenzaron a llegar a las playas de un popular barrio turístico neocelandés, cerca de la isla de Tauranga.

Operadores del WWF International están trabajando en el lugar donde encalló el carguero y están limpiando algunas aves marinas cubiertas de combustible.

La información la entregó hoy Isabella Pratesi, directora de Políticas de conservación Internacional de Wwf Italia, quien manifestó "gran preocupación" por los efectos sobre el ecosistema por la pérdida de hidrocarburos del carguero, en el arrecife Astrolabio, a 22 kilómetros de la costa de la ciudad de Tauranga.

Pratesi dijo que "está en riesgo uno de los lugares más importantes, el 'Miranda Wetlands', para la nidificación de muchas aves marinas".

Giorgio Zampetti, coordinador de la oficina científica de Legambiente, subrayó que "la situación es delicada sobretodo porque se encuentra cerca de un arrecife".

Por su parte, el director de las campañas Greenpeace Italia, Alessandro Gianni, afirmó que los riesgos aumentan cuando, como en este caso, hay pérdidas de combustible, porque "es más rico" y provoca "efectos más graves en el mar".

Según Gianni, "la nave se está hundiendo cada vez más, a causa de las malas condiciones meteorológicas, con olas de 4 y 5 metros, pasando de 15 grados de inclinación a 18", lo que "dificulta la intervención" de equipos de ayuda.

El buque "Rena" transportaba 1.700 toneladas de petróleo y se dirigía al puerto de Tauranga cuando se produjo el accidente el miércoles pasado.

La nave container de 236 metros de largo encalló en la arena en una barrera coralina en la Bay of Planty. Desde entonces ya perdió 20 toneladas de combustible y causó la muerte de numerosos pájaros marinos.

Para detener la "marea negra" fueron convocados 250 especialistas provenientes de diferentes partes del mundo (Australia, Reino Unido, Holanda y Singapur).