Imagen
© DesconocidoGaby Weber, periodista alemana
La polémica periodista e investigadora alemana Gaby Weber considera que hubo pruebas atómicas en la zona de Puerto Deseado, en 1960. Si bien admite que los gobiernos le han retaceado importante documentación, ha dedicado mucho esfuerzo a recolectar pruebas de sus afirmaciones.

En el contexto de los sucesos mundiales a fines de la década del cincuenta, los líderes de Estados Unidos y la Unión Soviética -Eisenhower y Kruschev- llegaron a un acuerdo, voluntario y sin controles, para establecer una moratoria en los ensayos atómicos «en la tierra, bajo tierra, bajo agua y en la estratósfera».

Sin embargo, la periodista presenta varios textos sobre la continuidad de esos experimentos en forma secreta. Llama la atención que se menciona el Atlántico Sur, y señala que «los sistemas de control diseñados por los expertos científicos de las potencias nucleares no puede detectar estos ensayos y no está a la altura técnica necesaria». En este caso se refieren a pruebas realizadas, posiblemente en 1959, a alturas de unos cien kilómetros.

Otro dato significativo que aporta la periodista alemana es que el presidente Eisenhower «encargó a su Consejo Científico averiguar cómo se puede probar una explosión subterránea y distinguirla de un terremoto natural».

Ensayos nucleares

También cita que el 7 de mayo de 1960 el presidente norteamericano anunció «nuevas investigaciones sísmicas para el descubrimiento de ensayos nucleares». Esto llevó a Weber a intentar la búsqueda en los archivos federales de EE.UU. sobre los hechos de ese mes del año sesenta, pero fue detenida y devuelta a Buenos Aires, por lo que debió recurrir a dos colaboradoras, que concurrieron al Eisenhower Library, en Kansas y le enviaron la
documentación escaneada.

Estos documentos le permitieron conocer más sobre el proyecto Plowshare, inventado por el físico atómico Herbert York y su sucesor Edward Teller, quienes habían trabajado en la bomba atómica estadounidense en la Segunda Guerra Mundial.

La excavadora de la trinchera

En su inquietante informe la escritora menciona el arma secreta creada por estos físicos, llamada «ditchdigger», que en español significa: «la excavadora de la trinchera». Querían emplear explosivos nucleareas para excavar «canales y diques, túneles y minas». «Plowshare será la primera aplicación comercial más importante de la fisión nuclear», decía Teller en una carta a Eisenhower. Entre otros beneficios citaba el hecho que de que las explosiones subterráneas evitarían lluvias radioactivas y no generarían resistencia en las poblaciones.

La visita a Buenos Aires de Herbert York, del departamento de Defensa de los EE.UU, con una delegación de científicos y varios aviones de guerra, abona las hipótesis de la alemana. Según sus averiguaciones el 14 de mayo de 1960 zarpó de Puerto Belgrano el buque San Bartolomé, de la Armada Argentina, al mando del comandante Marcos Oliva Day, y agrega que «según artículos de prensa, la nave transportaba el personal y el material de construcción para una nueva rampa en la base naval de Puerto Deseado». A pesar de su meticulosidad, otra vez tropezó con carencias de información cuando quiso conocer la carga y los nombres de los expertos que viajaban en el barco.

Material pesado

Sin embargo pudo determinar, por los calados de proa y popa, que había una diferencia notable entre una y otra, lo que podría evidenciar, para la autora, que algún material muy pesado, como el «ditchdigger», podría haber sido transportado a un lugar suficientemente lejano de los grandes centros poblados y de la población deseadense como es la zona de la Bahía Uruguay.

A esta altura, y tras referirse a la eterna carencia de agua potable en Puerto Deseado, Gaby Weber dice que la Armada Argentina «quería excavar un canal en la roca para volver a conectar el río (Deseado) con la Bahía Uruguay». Esto se lograría construyendo un acueducto «hasta el lago Buenos Aires o por lo menos hasta el punto donde el río Deseado desaparece de la superficie y sigue bajo tierra su cauce hasta desembocarse en la ría». Adjudica la idea al oficial Oliva Day, pero admite la dificultad de semejante obra a través de la roca.

Acceso restringido

Oficialmente, la visita del personal de la Armada estaba destinado a construir una rampa para hidroaviones. Weber desdeña esta explicación al considerar que los hidroaviones «estaban casi fuera de servicio» en esa época, amén de la proximidad de una pista de la Fuerza Aérea muy cerca de la zona. Añade el testimonio del ferroviario jubilado Pedro Urbano, acotando que «siempre había muchas leyendas por la Bahía Uruguay; era una zona militar con acceso restringido... la población nunca supo qué se estaba haciendo».

Terremoto en Valdivia

El gran misterio de lo acontecido en la zona cercana a Deseado se produce a partir de la llegada del San Bartolomé, el 18 de mayo de 1960 y los días subsiguientes, ya que la autora nos lleva luego al gigantesco terremoto producido en el sur de Chile entre el 21 y el 22 de mayo, considerado «el más grande en la historia humana», con un registro de 9,5 grados en la escala de Richter, y que duró hasta el 6 de junio.

«Explosiones subterráneas, sobre todo con explosivos nucleares, siempre causan movimientos sísmicos. Es una ley física», subraya Gaby Weber.

Al día siguiente del terremoto fue detenido el criminal guerra nazi Adolf Eichmann y desplazó el interés público de aquella catástrofe en la que fallecieron dos mil personas.

El tema regresa ahora, luego de la visita de Gaby Weber a Puerto Deseado y la publicación de sus conclusiones en programas de radio y artículos escritos. Seguramente la búsqueda y el análisis de nueva documentación permitirán conocer algún día la verdad de estos hechos.

«Indeseable» en EE.UU.

«Gaby Weber es una periodista alemana que ha escrito «La conexión alemana», un libro muy importante y documentado acerca del lavado del dinero nazi en Argentina. El libro rastrea, en particular, las vinculaciones de Daimler-Benz con el régimen nazi y con los gobiernos e intereses en Argentina», resume «Prensa Obrera» sobre la autora. Según la publicación «su investigación descubre el papel de este capital alemán bajo la dictadura, las conexiones de su directorio con los militares -en especial de Campo de Mayo-, y, por último, su intervención en los partos clandestinos y en la apropiación de bebés». Weber es también responsable del documental «Milagros no hay», emitido en el año 2004 por la Televisión Pública, que le permitió recibir nuevos testimonios sobre esos delicados temas.

En una entrevista para el periódico «Miradas al Sur», la escritora habla del rechazo que ha recibido por parte del gobierno norteamericano al decir que «desde la década del '80 viajé muchas veces a Estados Unidos, y a pesar de que soy una periodista crítica, nunca tuve problemas. Pero en agosto pasado, quise ingresar a los Estados Unidos y me impidieron la entrada pese a que tenía todos mis papeles en regla. Poco antes, yo había ganado un juicio a los servicios de inteligencia alemanes - BND - , que los obligó a entregarme los archivos secretos del criminal Adolf Eichmann en Argentina. Para comparar esos archivos con los norteamericanos, me propuse viajar a Washington en agosto pasado. Como soy alemana, saqué mi visa electrónica por Internet, pero en el aeropuerto de Washington me interrogaron durante siete horas, me estamparon un sello de "rechazada" en mi pasaporte y me mandaron de vuelta sin darme ninguna explicación».