Traducido al castellano por
Pijama Surf
© Desconocido
Con la llegada de la era digital se detonaron múltiples bonanzas: en el intercambio de información, en la interconectividad, en la inmediatez comunicativa y, entre otras más, en el consumo de pornografía. Desde oficinas hasta universidades, y hogares, con la consolidación de internet se han conjurado millones de ágiles porno-templos, en los que se consumen una inédita cantidad de contenidos porno. Sin embargo,
al parecer este frenesí en torno a la pornografía parece ya estar cobrando una factura significativa: el nacimiento de disfunciones sexuales en gente que fisiológicamente no "debería" de padecerlas.Miles de jóvenes saludables, que consumen habitualmente porno, están siendo víctimas de disfunciones entre las que se incluyen imposibilidad de eyacular, erecciones poco lucidoras, y la incapacidad de excitarse en situaciones reales. Sin importar su origen cultural, nivel educativo, religión, dieta, o posición socioeconómica, lo único que parecen compartir estos jóvenes, además de las disfunciones sexuales que reportan, es un disciplinado consumo de pornografía.