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El feminicidio, asesinato de mujeres bajo la lógica de la dominación patriarcal, aumenta progresivamente en Centroamérica y México, donde las tasas de impunidad frente al delito oscilan hoy de 97 a 99 por ciento.

Defensores de los derechos humanos, activistas sociales y feministas empeñados en erradicar ese mal y la trata de féminas para la explotación sexual consideran una causa esencial de este flagelo la pervivencia del machismo y la misoginia en pleno siglo XXI.

También lo es la impunidad social que se mantiene y no denuncia los asesinatos sistemáticos hacia las mujeres por el mero hecho de serlo, añaden, de acuerdo con el diario hondureño La Tribuna.

La constante incidencia de la problemática en estos países guarda relación, además, con los elevados índices de criminalidad que exhibe la región más violenta del mundo, con un promedio de 33,3 homicidios por cada 100 mil habitantes, según la Organización de Naciones Unidas.

El feminicidio no tiene relación con la formación académica, con el estatus social, con el origen étnico o con preferencias sexuales, insisten los entendidos en la materia.

Los hechos de esta naturaleza pasaban inadvertidos o confundidos entre otros, pero el escándalo provocado por la constatación de la incidencia alarmante del flagelo en Ciudad Juárez (México), contribuyó a su mayor visualización a partir de la década última de la pasada centuria.

El mayor protagonismo adquirido por la mujer, como mantenedora de la familia, y el choque con una mentalidad machista en un contexto violento, aportaron otras razones, agrega el periódico.