Astrónomos y aficionados de todo el mundo observaron las famosas Lágrimas de San Lorenzo durante el fin de semana.
Perseidas
© EFELas Perseidas en el cielo de Nettersheim, cerca a la región alemana de Eifel
Los astrónomos y aficionados de todo el mundo que el pasado fin de semana no quisieron faltar a su cita anual con las Perseidas no se sintieron defraudados. La popular lluvia de estrellas dejó hasta 150 meteoros por hora, según la Organización Internacional de Meteoros, provocados por la combustión de las partículas de la cola de un cometa, el Swift-Tuttle, cuando entran en la atmósfera. En España se perdió el momento de máximo esplendor, ya que coincidió con las primeras horas de la tarde y no pudo verse, pero pudieron disfrutarse durante las noches del sábado y del domingo.

Este año, las condiciones han sido favorables, aunque no perfectas, para la observación de las también conocidas como Lágrimas de San Lorenzo. En 2011, la Luna llena estropeó el espectáculo, pero ahora nuestro satélite natural estaba en fase menguante, lo que favorecía la oscuridad del cielo. Muchas personas se alejaron de las ciudades e instalaron sus puestos de observación en zonas rurales, oscuras, que permitían mirar el cielo sin obstáculos. Aquellos que no hayan tenido la oportunidad de hacerlo tampoco deben lamentarlo: las Perseidas pueden verse, aunque con menor intensidad, hasta el 24 de agosto. Por algo es la lluvia de estrellas del verano.

Más lluvias de estrellas

Las Perseidas aparecen cada vez que la Tierra cruza la órbita del cometa Swift-Tuttle, que tiene un período de 130 años y pasó cerca del Sol por última vez en 1992. Esta órbita está llena de partículas pequeñas, del tamaño de un grano de arena e incluso más diminutas, que han sido liberadas por el cometa en pasos anteriores. Cuando estas partículas entran en nuestra atmósfera, se calientan y se vaporizan a un centenar de kilómetros sobre el suelo. Durante unos segundos, la partícula brilla como si fuera una estrella, de ahí su magia.

Las Perseidas no son la última lluvia de estrellas del año. Todavía quedan las Oriónidas en octubre, las Leónidas en noviembre y las Gemínidas y Úrsidas en diciembre.