Las llamaradas solares tienen el poder de afectar negativamente a la integridad de las redes eléctricas del mundo, la precisión y la disponibilidad del GPS, la fiabilidad de las telecomunicaciones por satélite y la utilidad de la radio.
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© wickedmagazine.org - AgenciaReprestanción gráfica del impacto de las llamaradas solares hacia la Tierra.
La vulnerabilidad de la Tierra ante eventos solares ha aumentado considerablemente en la última década debido a la importancia que ha ido adquiriendo la tecnología electrónica en los últimos años, según un informe firmado por los asesores científicos de Barack Obama y David Cameron, John P. Holdren y John Beddington, respectivamente.

En este documento, publicado por "The New York Times", los expertos explican que los eventos solares "pueden ocurrir en cualquier momento" aunque "tienden a ser más severos" según que ciclo solar. "El pico del actual ciclo solar comenzó en 2011 y se mantiene hasta el año que viene" señala el escrito.

En los últimos meses algunas líneas aéreas que vuelan en ruta polar, entre Estados Unidos y Asia, han tenido que desviarse hacia el sur, y volar sobre Alaska, ante la amenaza de que una eyección solar fuera capaz de interferir en los sistemas electrónicos del aparato. "Eventos como éstos pasan desapercibidos para la sociedad" pero, según los expertos, demuestran una situación real sobre la que hay que concienciar.

Así, han explicado que las llamaradas solares "tienen el poder de afectar negativamente a la integridad de las redes eléctricas del mundo, la precisión y la disponibilidad del GPS, la fiabilidad de las telecomunicaciones por satélite y la utilidad de la radio", entre otros.

De hecho señalan que, por ejemplo, el desvío de los vuelos recientes se debió a la pérdida de señal en la radio de control, un elemento esencial del tráfico aéreo cerca del Polo Norte. "Este proceso fue costoso e inconveniente para algunas aerolíneas, que tuvieron que cargar el avión con combustible adicional para el cambio de ruta", apuntan los asesores.

Con este ejemplo, Holdren y Beddington quieren destacar que "el clima espacial puede afectar a la seguridad humana y a la economía en cualquier parte de este planeta". "La explosiones de gas con carga eléctrica (conocidas como tormentas solares) que viajan desde el Sol a un máximo de cinco millones de kilómetros por hora pueden atacar con poca advertencia y su impacto puede ser grande, del orden de 2.000 millones de dólares durante el primer año sólo en Estados Unidos".

Aumenta la vulnerabilidad

El documento recuerda que "la historia está plagada de advertencias". En 1921, la meteorología espacial acabó con las comunicaciones y en marzo de 1989, una tormenta geomagnética colapsó la red eléctrica de Canadá en 90 segundos, dejando a millones de personas en la oscuridad durante un máximo de nueve horas. Recientemente, en 2003, dos tormentas solares intensas causaron un apagón en Suecia y afectó a los satélites, las comunicaciones de difusión y a las líneas aéreas y de navegación.

Pero los expertos alertan de que, actualmente, las consecuencias podrían ser más devastadoras debido al aumento del uso de tecnología. Según un estudio de MetaTech, una tormenta como la de 1921 afectaría, hoy en día, a más de 130 millones de personas. "Una pérdida de energía podría conducir a una cascada de fallos operacionales que podrían dejar la sociedad y la economía global con una discapacidad grave", señala el informe.

Holdern y Beddington han destacado que, gracias al trabajo de los científicos de todo el mundo, ahora hay una mejor comprensión de las causas y la frecuencia de estos eventos. "Se sabe que las alteraciones del clima espacial está fuertemente controlado por los campos magnéticos en la atmósfera solar y que una tormenta es más probable cuando el Sol se está acercando al pico de su ciclo magnético", han indicado, para añadie que, ahora se puede identificar cuándo se produce una intensa actividad solar.

Con estos avances en el conocimiento, los asesores científicos han puesto en marcha un acuerdo entre la Oficina Meteorológica del Reino Unido y el Centro de Predicción del Clima Espacial de Estados Unidos para una amplia cooperación e intercambio de datos en el dominio espacio - tiempo.