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© Ian LangsdonManifestantes queman una imagen del líder libio Muamar el Gadafi durante una protesta en París, Francia, hoy, lunes, 21 de febrero de 2011. Aviones del ejército del aire libio dispararon hoy contra los manifestantes en Trípoli, según la cadena de televisión qatarí Al Yazira. El canal, que cita a habitantes de la ciudad, no precisa las zonas exactas ni los barrios que han sido bombardeados ni tampoco ofrece un recuento del número de víctimas.
Profundas grietas surgieron el lunes en el régimen de Muamar al Kadafi al dimitir funcionarios libios en el país y en el extranjero, desertar pilotos de la fuerza aérea e incendiarse un edificio gubernamental tras enfrentamientos en Trípoli.

Los manifestantes exhortaron a desafiar una noche más al líder del mundo árabe con más tiempo en el poder a pesar de la intensa represión aplicada por las fuerzas de seguridad. Kadafi se presentó en la televisión estatal durante menos de un minuto el martes en la madrugada con el fin de acallar los rumores de que había huído de Libia. Sentado en un automóvil frente a lo que parecía ser su residencia, y sosteniendo un paraguas por la portezuela abierta en el asiento del pasajero, le dijo a un entrevistador que había querido acudir a la Plaza Verde en la capital para hablar con sus partidarios, pero la lluvia se lo impidió.

''Estoy aquí para mostrar que estoy en Trípoli y no en Venezuela. No le crean a esas estaciones perras que engañan'', afirmó, refiriéndose a los reportes noticiosos de que había salido del país.

Al anochecer, la milicia que respalda a Kadafi recorrió las calles de Trípoli y con bocinas dijo a la gente que no saliera de sus casas, indicaron algunos testigos, en momentos en que las fuerzas de seguridad intentan aplacar los disturbios que han recorrido el este del país --los cuales dejaron a Bengasi, la segunda ciudad más grande de la nación, bajo el control de los manifestantes-- y que ahora generan el caos en la capital de dos millones de habitantes.

La televisión estatal anunció que el ejército había "irrumpido en los escondites de los saboteadores'' y solicitó al público que apoyara a las fuerzas de seguridad. Los manifestantes exhortaron a efectuar una nueva protesta en la Plaza Verde y frente a la residencia de Kadafi.

Sin embargo, algunos testigos en varios barrios describieron una imagen de intimidación: el ejército envió helicópteros que sobrevolaban la principal avenida costera, mientras que hombres armados de la milicia pro Kadafi dispararon desde vehículos en movimiento y contra fachadas de casas para atemorizar a la población.

Los jóvenes que buscaban reunirse en las calles fueron obligados a dispersarse y a buscar protección de los disparos, afirmó uno de los testigos, que como muchos de los entrevistados por The Associated Press en Trípoli hablaron bajo condición de permanecer en el anonimato por temor a represalias.

Kadafi, al parecer, perdió el respaldo de por lo menos una de las principales tribus, varias unidades militares y de sus propios diplomáticos, entre ellos la delegación ante las Naciones Unidas. El embajador adjunto en la ONU, Ibrahim Dabbashi, acusó a Kadafi de cometer genocidio contra su propio pueblo en la crisis actual.

Por su parte, la secretaria estadounidense de Estado, Hillary Clinton, exhortó al líder libio a ''parar este derramamiento de sangre inaceptable'' y dijo que el mundo atestigua los acontecimientos "con alarma''.

Aviones militares sobrevolaban la ciudad y los francotiradores se colocaban en posición de disparo por todo Trípoli, aparentemente para impedir que gente fuera de la capital se uniera a las protestas, según Mohamed Abdul Malek, un activista que desde Londres que se mantiene en contacto con los residentes

Aparentemente las comunicaciones en la capital habían sido cortadas, y no era posible contactar los teléfonos celulares de los habitantes desde el extranjero. Un video emitido por un canal estatal mostraba a cientos de partidarios de Kadafi marchando en la Plaza Verde mientras agitaban fotografías del líder libio y ramas de palmera.

El hijo de Kadafi, Seif el Islam, dijo que el ejército llevó a cabo bombardeos en áreas remotas, lejos de barrios residenciales, contra depósitos de municiones, según lo citó la televisión estatal, negando informaciones de que aviones caza habían atacado sectores de Trípoli y Bengasi.

Los jordanos que huyeron de Libia contaron historias horribles sobre "el baño de sangre'' que ocurre en Trípoli e indicaron que vieron a personas asesinadas a tiros, así como varios autos y negocios que se incendiaban. Dijeron también que al parecer todo eso fue perpetrado por mercenarios armados oriundos de otros países africanos.

Gran parte de Trípoli quedó cerrada el lunes. Escuelas, oficinas del gobierno y muchas tiendas cerraron sus puertas, a excepción de algunas panaderías, dijeron los residentes, muchos de ellos ocultos en sus casas. Miembros de las milicias ocuparon el centro y nadie era capaz de caminar por las calles, dijo un residente que vive cerca de la Plaza Verde y que habló a condición de guardar el anonimato.

"Sabemos que el régimen está llegando a su fin y los libios no están retrocediendo'', dijo el residente. "La gente tiene una inusual determinación después de todo lo que ha ocurrido''.

Hubo también informaciones de que los embajadores en el exterior estaban desertando del gobierno. El ex embajador de Libia ante la Liga Arabe en El Cairo, Abdel Moneim al Huni, que renunció el domingo a su cargo para hacer causa común con los manifestantes, exigió que Kadafi, sus comandantes y sus asesores sean enjuiciados por ''las matanzas masivas en Libia''.

Un diplomático libio en China, Hussein el Sadek el Mesrati, dijo a la cadena de televisión Al Yazira que ''he renunciado a representar al gobierno de Mussolini y Hitler''.

Los pilotos de dos aviones Mirage de la fuerza aérea huyeron de una base en Libia y aterrizaron en la cercana isla de Malta. Sus dos pilotos --dos coroneles-- solicitaron asilo político, informaron funcionarios militares malteses. El aeropuerto de Bengasi se mantuvo cerrado, dijo un funcionario aéreo desde Egipto.

Había temores de que se produjera un caos total a medida que hombres jóvenes incautaban armas de la sede de seguridad en la ciudad, la Katiba, y otros edificios. "Los jóvenes tienen ahora las armas y eso es preocupante'', dijo Imán, un médico del hospital principal. "Pedimos que los hombres sabios de cada barrio hagan razonar a los jóvenes''.