Imagen
© Desconocido
Ninguna democracia puede existir sin un régimen de libertad de expresión y de prensa, incluyendo un real derecho de respuesta y un régimen irrestricto de partidos políticos. Los socialdemócratas entendemos muy bien esta verdad de Perogrullo y, aunque la política es fragor y lucha por el poder, hacemos esfuerzos para que el debate político se mantenga dentro del respeto entre partidos de gobierno y oposición. La democracia no puede prescindir de los compromisos, las alianzas y las negociaciones políticas. Menos en un sistema parlamentario multipartidista.

El control político es inherente a ese juego democrático. Cuando se hace para señalar seriamente los males, contribuye a rectificar, a mejorar y a enderezar. Recientemente, utilicé ese espacio en el Plenario, no para referirme a quienes lo utilizan para esos fines, sino para quienes lo usan como una estrategia para paralizar el país; advertí que parece ser una ideología o, peor aún, un virus epidémico que nos puede contagiar a todos.

¿Por qué lo digo? En Liberación creímos de buena fe que el problema era el tema de Rodrigo Arias. Dimos una comisión a la oposición con cinco de siete integrantes. Creímos que querían un amplio análisis en esa Comisión y aceptamos que fueran a revisar el caso del BCIE. Pensamos que dos meses eran insuficientes: avalamos seis meses para explorar una llamada telefónica. Bastaron minutos para entender que eso era un ardid.

Continuó el libreto con la Procuradora, tratando de tipificar como delito el que un ciudadano reciba una llamada de quien aspira a un puesto público. A la semana siguiente la quieren linchar en uno de los actos más machistas que registra la historia de la Asamblea: once valientes caballeros acosándola y pidiéndole la renuncia por "el delito" de hacer y recibir llamadas telefónicas. Seguíamos creyendo que era un acto de control político.

Surge un nuevo elemento en el libreto: el nombramiento de Edgar Gutiérrez. ¿Si tenía o no requisitos para ocupar un cargo en Aresep? Abogado, viceministro, experto en Derecho Tributario, director de Tributación Directa. Que ¿si el nombramiento que se hizo en Comisión y en Plenario está bueno, regular o viciado? ¿No estamos convirtiendo el control político en la ideología de la "bloqueocracia"?.

De mayo a diciembre hicimos una buena labor todas las fracciones. Borramos con el codo lo que hicimos con la mano. En enero y febrero ha prevalecido la "bloqueocracia", con un costo mayor de dos mil millones de colones. ¡Eso sí es ético!, ¡dilapidemos el tiempo! Eso es "control político". Se nos olvidó que el tiempo perdido hasta los santos lo lloran.
El multipartidismo debe demostrar que no es sinónimo de bloqueocracia, que tiene capacidad de diálogo y acuerdo, sin deponer su beligerancia. De lo contrario, quedaremos notificados de que el multipartidismo llevará al país la ingobernabilidad, convirtiendo el sistema político en una torre de Babel.