(El Salvador) - Aunque no existe un método científico exacto para predecir la intensidad, el día o la hora de una erupción volcánica, la población que reside en las faldas del volcán Chaparrastique debe estar preparada ante un fenómeno natural de este tipo.
Volcán Chaparrastique
© Lucinda QuintanillaVolcán Chaparrastique, San Miguel.
Desde hace casi tres años los lugareños han tenido que acostumbrarse a convivir con este coloso, que constantemente presenta emanaciones de gases, retumbos y expulsión de cenizas.

Muchos lo consideran como un vecino inquieto, al que siempre hay que tener bajo vigilancia.

El vulcanólogo del Ministerio del Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN), Eduardo Gutiérrez, durante una entrevista televisiva afirmo ayer que no se descarta una nueva erupción, ya que existe la probabilidad que haya presencia de magma superficial en el cono volcánico.
"El color azulado que se observa en la pluma de gases que sale del cráter del Chaparrastique, indica que hay presencia de dióxido de azufre", dijo Gutiérrez, quien añadió que las personas que viven en los alrededores no deben confiarse y deben estar atentas ante cualquier eventualidad.
El nivel normal de la Medición de la Amplitud Sísmica en Tiempo Real (RSAM) del volcán es de 50 unidades, mientras que hasta el día de ayer a las 10 de la mañana el promedio era de 192 unidades, según el ministerio.

Las autoridades del MARN también hicieron un llamado a la población para que no bajen la guardia y estar siempre atentos a posibles evacuaciones, ya que la estructura volcánica es joven, en términos geológicos, y esta activa.

El vulcanólogo afirmó que el sábado pasado se presentó una pequeña explosión en el cráter, seguida por caída de cenizas y acompañada de desgasificación.
"Estas señales que nos esta dando el volcán es que no esta quieto y hay que estar preparados", afirmo el especialistas en vulcanología.
De acuerdo con los registros recientes, el domingo 29 de diciembre a las 10:30 de la mañana, el Chaparrastique entró en actividad eruptiva.

El único antecedente posterior había sido la erupción del volcán Ilamatepec, en Santa Ana, el 1 de octubre de 2005.

En pocos minutos la columna cenizas y gases que expulsó el Chaparrastique se elevaron unos 10 kilómetros y se dispersó en varias poblaciones del oriente del país.

Según un informe Ministerio del Medio Ambiente, los depósitos de la expulsión en los alrededores del cráter eran de unos 50 centímetros y estaba constituido por material fino y fragmentos de rocas.

Desde entonces se ha mantenido, emanando plumas de gases con un leve contenido de ceniza, por lo que los especialistas consideran que mantiene una situación de riesgo para la población que habita en los alrededores del volcán.

El MARN no ha descartado nuevos episodios eruptivos a través del cráter central o por sus flancos.