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© mapEl rey de Marruecos, Mohamed VI, flanqueado por su hermano, Mulay Rachid, y su hijo, Mulay Hassan, escucha el himno poco antes de empezar su discurso
El rey Mohamed VI de Marruecos anunció anoche un drástico recorte de sus poderes tal y como reivindicaban las decenas de miles de manifestantes que, el pasado 20 de febrero, se echaron a la calle en medio centenar de ciudades marroquíes. Una nueva protesta nacional había sido convocada para el 20 de marzo y está por ver si, tras el anuncio real, se mantendrá aunque las primeras reacciones en las redes sociales apuntan a que sí.

Mohamed VI pronunció un discurso televisado no previsto en el que desveló las principales características de una ambiciosa reforma de una Constitución, promulgada en 1996, cuyo artículo 19 le otorga un poder casi absoluto. "Mi empeño es seguir adelante por la vía de la reforma todo lo que pueda", fueron sus últimas palabras anoche. La revisión del texto constitucional, según anunció el monarca, será sometida a referéndum.

La iniciativa real busca reforzar el poder del primer ministro y del Gobierno en su conjunto. Su jefe "será nombrado [por el rey] en el seno del partido que gane las elecciones". Será además "el jefe efectivo del poder Ejecutivo y tendrá plena responsabilidad sobre el Gobierno y la Administración pública".

El rey no lo dijo, pero de sus palabras se deduce que no sólo no nombrará ya a su antojo al primer ministro -Driss Jettú ejerció ese cargo (2002-2007) sin ser diputado- sino que también renuncia a designar a los llamados ministros de soberanía que ostentan cuatro carteras clave Interior, Asuntos Exteriores, Justicia y Asuntos Religiosos. Todos ellos rinden cuentas al monarca y no al primer ministro.

"El Parlamento emanará de elecciones libres y sinceras", recalcó el soberano dando a entender que no todas las legislativas lo han sido hasta ahora.

Un par de cables, desvelados por Wikileaks, de la Embajada de Estados Unidos en Rabat sobre, por ejemplo, las elecciones municipales de 2009, narran como los gobernadores ayudaron a un partido político fundado por un gran amigo del rey a adueñarse de varios ayuntamientos.

Las competencias de la Cámara baja se incrementarán, "se consolidará el papel de los partidos políticos" y se "vigorizará el estatuto de la oposición parlamentaria".

Justicia

La Justicia marroquí se convertirá en un "poder independiente", prometió el monarca reconociendo implícitamente que hasta ahora no lo es. Habrá "una moralización de la vida pública" porque es "necesario que el ejercicio de la autoridad esté sometido a los imperativos del control y a la rendición de cuentas".

¿Se aplica este anuncio a sus más estrechos colaboradores en palacio cuya renuncia fue exigida el 20 de febrero por los manifestantes? Es pronto para saberlo. La multitud exigió que prescinda de Mounir Majidi, su secretario particular y gerente de la fortuna real, al que se le acusa de aprovecharse de su cargo para sus negocios particulares.

Tampoco aclaró Mohamed VI si seguirá siendo, tal y como lo estipula la actual Constitución, el Comendador de los Creyentes, es decir el jefe espiritual de los musulmanes marroquíes. El principal movimiento islamista, Justicia y Espiritualidad, rehúsa reconocerle ese título y ese es el principal escollo para su legalización.

La protección de los derechos humanos se ahondará hasta el punto de incluir en la nueva Constitución las recomendaciones de la Instancia Equidad y Reconciliación que el monarca creó en 2004 para hacer balance de los llamados "años de plomo", la peor etapa de la represión en tiempos de Hassan II, e indemnizar a sus miles de víctimas. Al acabar su tarea este órgano formuló múltiples consejos para que esos abusos no volvieran a repetirse, pero hasta ahora no fueron puestos en práctica.

Marruecos adoptará además disposiciones legislativas que alienten "el acceso en condiciones de igualdad de hombres y mujeres a los cargos electos". Hoy en día solo un 10% de las diputadas son mujeres. El rey resaltó también que la lengua amazig (bereber), que se habla, por ejemplo, en el Rif, "ocupa un lugar central" y no solo el árabe.

Regionalización

Mohamed VI pronunció este discurso tras recibir la propuesta de regionalización del país, que empezará por el Sáhara Occidental, y que le entregó una comisión presidida por Omar Azziman, el ex embajador marroquí en España. Pese a su diversidad geográfica, lingüística, étnica etcétera Marruecos es un país muy centralizado.

La nueva Constitución también creará unos Consejos Regionales (parlamentos autonómicos) "elegidos por sufragio universal directo" cuyos presidentes ostentarán "el poder ejecutivo en lugar de los gobernadores", unos altos funcionarios nombrados por el rey y que hasta ahora le representan en cada provincia.

En claro habrá, por ejemplo, un parlamento del Rif, pero no es, en cambio, seguro que se autoricen los partidos regionales por temor a que surja uno en el Sáhara que pueda ser afín al Frente Polisario. El Senado se convertirá en una cámara de las regiones con menos atribuciones que la cámara baja.