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Los expertos japoneses temen que el material radioactivo desplazado hacia el este en aguas del Pacífico, tras los daños que provocó el terremoto y tsunami en la central nuclear de Fukushima, y ayer en las de Onegawa y Tokai, pueda llegar a tierra con una lluvia que se espera mañana.

El biólogo italiano Matteo Guerrini, del Consejo Nacional para las Investigaciones, residente en Tokio, dijo que ese riesgo fue reportado por la televisión japonesa. Los expertos aconsejan no salir a las calles, o hacerlo con protecciones e higienizar el rostro y las manos, como así también lavar las verduras de cultivo abierto, manifestó Guerrini.

"El dato más significativo difundido por la televisión es la salida de vapor contaminado de las centrales dañadas", sostuvo el experto, y advirtió que se prevén lluvias para mañana.

Las nubes fueron generadas cuando los reactores se frenan, el combustible sigue produciendo calor y es indispensable que entre en acción el sistema de enfriamiento de emergencia, ya que es necesario evitar que el calor pueda dañar las barras de combustible y provocar así la eliminación de grandes cantidades de material radioactivo.

Un "incidente muy serio con consecuencias potencialmente de gran alcance" y "no para sobrevaluar", dijo el experto en química ambiental Sergio Ulgiati, del comité científico del WWF y de la universidad Parthenope de Nápoles. Por eso, agregó, es urgente una intervención de países que usan tecnología nuclear como Francia, EE.UU. y Rusia.

Por otra parte, un volcán situado en el suroeste de Japón arrojó ayer cenizas y piedras hasta 4.000 metros de altitud, tras dos semanas de relativa calma, anunciaron las autoridades.

El volcán Shinmoedake, situado en la isla Kyushu y de 1.420 metros de altura, entró en actividad en enero pasado por vez primera en 52 años. La reanudación de las erupciones se produce dos días después del sismo de 8,9 grados de magnitud que azotó el viernes, pero se desconoce si la actividad está relacionada con el reciente sismo.