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© Muhammed Muheisen / AP Cerca de 50 muertos y 200 manifestantes heridos en Sanaa después de disparos desde los tejados contra los miles de manifestantes que exigían la salida del presidente Saleh tras 32 años en el poder. Saleh niega que haya sido la policía.
La violencia no da tregua en Yemen. Las fuerzas de seguridad atacaron hoy a manifestantes reunidos en la ciudad portuaria de Adén mientras decenas de miles personas volvieron a congregarse en la capital del país, Saná, un día después de que el presidente, Ali Abdullah Saleh, decretara el estado de emergencia.

Los manifestantes antiguberamentales seguían concentrados en el plaza Tahrir de Saná, donde ayer la represión de los agentes acabaron con la vida de 52 personas y dejaron 126 heridos, según un reporte reciente de fuentes médicas. El domingo fue declarado día de luto nacional para honrar a las víctimas mortales.

En tanto, el diario Yemen Post reportó que ayer dimitió el ministro de Turismo yemení, Nabil al Faquih, en protesta por el uso de la violencia contra los manifestantes. También por el mismos motivo renunció el embajador yemení en Líbano, Faysal Amin abu al Ras.

El movimiento chiita libanés Hezbolá denunció por su parte lo que describió como "una horrible masacre" cometida en Yemen. "Es una masacre que se añade a una larga lista de masacres cometidas por el régimen yemení contra el pueblo libre", dijo el grupo a través de un comunicado.