Neel Kolhatkar
YouTubelun, 09 nov 2015 00:00 UTC
La secuela de "Equality", "Modern Educayshun", profundiza en los peligros potenciales de una cultura hipersensible creada por los medios sociales y la corrección política.
Escrito y dirigido por Neel Kolhatkar.
Comentario: ¿A qué punto hemos llegado en que no se puede decir nada malo de nadie porque uno corre el riesgo de ofender? ¿Podemos ver el peligro de permitir que se imponga una moral "políticamente correcta" que todos deben seguir porque si no serán etiquetados como "racistas", "intolerantes", "xenófobos", "sexistas", etc...? ¿Acaso no ven la ironía de que al imponer tal moralidad que defiende a tal punto la subjetividad están siendo ellos mismos los intolerantes? Ellos no toleran la disidencia, no toleran que se llame a las cosas por su nombre, no toleran que alguien haga caso a la lógica y a lo que sus ojos ven, porque lo que importa para ellos es, en última instancia, lo que sienten en sus "preciosos corazones de cristal". La verdad no importa y uno tiene que respetar SU verdad, porque si uno dice otra verdad, uno hiere sus sentimientos, algo que ellos, los cruzados de la "tolerancia", no pueden tolerar. (Vea:
La tiranía de lo políticamente correcto)
Estamos hablando, literalmente, de fomentar la vida en un mundo de fantasías en el que cada uno puede imaginarse que es lo que sea que su mente conciba; y la realidad se tiene que adecuar a esas fantasías que crean en sus mentes. Según ellos, esto es libertad, pero en realidad, solo se atrapan cada vez más en un mundo ficticio y, por ende, se vuelven histéricos sin conciencia moral real, fáciles de manipular y totalmente incapaces de asumir responsabilidad. Si esta es la generación del milenio, ¿hacia dónde vamos?
Andrzej Łobaczewski, autor de
La ponerología política parecía tener una idea:
Por tanto, los sueños de una vida feliz y tranquila llevaron a ejercer la fuerza sobre los demás, un poder que deprava la mente de quien domina. He aquí la razón por la cual la tan soñada felicidad no se ha vuelto realidad en el transcurso de la historia. Esa visión hedonística de la "felicidad" contiene las semillas de la miseria y nutre el ciclo eterno dentro del cual los buenos tiempos dan lugar a los malos que, a su vez, causan el sufrimiento y el esfuerzo mental que conllevan a adquirir experiencia, sentido común, moderación y cierta cantidad de conocimiento psicológico, virtudes que ayudan a reconstruir condiciones de vida más felices.
Durante los buenos tiempos, las personas pierden progresivamente de vista la necesidad de realizar una profunda reflexión e introspección, conocer a los demás y comprender las leyes complejas de la vida. ¿Vale realmente la pena reflexionar largo y tendido acerca de las propiedades de la naturaleza humana y de la personalidad imperfecta del hombre, ya sean propias o ajenas? ¿Podemos comprender el significado creativo del sufrimiento que no hemos experimentado en carne propia, en lugar de tomar el camino más fácil y culpar a la víctima? Cualquier esfuerzo mental adicional parece una tarea sin sentido cuando los placeres de la vida están al alcance de nuestras manos. Una persona inteligente, liberal y feliz es vista con beneplácito, mientras que alguien capaz de ver a futuro y de predecir resultados nefastos se convierte en un aguafiestas.
Durante los "buenos" tiempos, percibir la verdad acerca de nuestro entorno y, en especial, comprender la personalidad humana y sus valores, dejan de ser una virtud; todo aquél que se haga preguntas y plantee dudas es menospreciado y se le juzga de ser un entrometido incapaz de dejar el bienestar tranquilo. A su vez, esa actitud conlleva al empobrecimiento del conocimiento psicológico, así como de la capacidad para diferenciar las propiedades de la naturaleza humana y de la personalidad, y de la habilidad para moldear la mente de manera creativa. El culto del poder reemplaza así aquellos valores mentales tan esenciales para mantener las leyes y el orden de manera pacífica. Podríamos decir que el enriquecimiento de una nación con respecto a la visión psicológica del mundo, o por el contrario, su involución, permiten predecir si su futuro será bueno o malo.
La búsqueda de la verdad resulta problemática durante los tiempos "buenos" debido a que revela hechos incómodos. Es preferible albergar pensamientos más sencillos y placenteros. La eliminación inconsciente de información a simple vista innecesaria se convierte en un hábito, y gradualmente pasa a ser una costumbre aceptada por la sociedad en general. El problema es que resulta difícil sacar conclusiones correctas mediante el uso de un proceso de pensamiento basado en información tan parcializada, que con el tiempo reemplaza de manera inconsciente aquellas premisas incómodas por otras más convenientes, aproximándose de ese modo a los límites de la psicopatología.
Dichas épocas felices para un grupo (frecuentemente alcanzadas a raíz de injusticias hacia otros pueblos o naciones) comienzan a coartar la capacidad de desarrollar una consciencia individual y social; los factores subconscientes asumen un rol decisivo en la vida. Una sociedad de este tipo, que ya ha sido infectada por ese estado histeroide, considera que toda percepción derivada de una verdad incómoda es señal de "mala educación". [...] En esos tiempos, la capacidad para reflexionar de manera lógica y disciplinada, que nace durante las épocas difíciles, comienza a desvanecerse. Cuando las comunidades pierden la capacidad de desarrollar el razonamiento psicológico y la crítica moral, se intensifican los procesos de creación del mal en todas las escalas sociales, ya sea a nivel individual o macrosocial, hasta que todo vuelve a dar lugar a los malos tiempos.
Como ya sabemos, toda sociedad está compuesta por un determinado porcentaje de personas con trastornos psicológicos provocados por diferentes factores hereditarios o adquiridos que causan anomalías en la percepción, el pensamiento y el carácter. Muchas de esas personas intentan atribuirle significado a su existencia trastornada adoptando una vida social hiperactiva. Crean sus propios mitos e ideologías con fines de sobrecompensación, y suelen insinuar de manera egotista que tanto sus percepciones como sus metas e ideas anormales son superiores a las de los demás.
Cuando unas pocas generaciones que gozan de la despreocupación característica de los "buenos tiempos" culminan con un déficit social tanto en lo que concierne a la habilidad psicológica como a la crítica moral, se abre el camino para que conspiradores patológicos, encantadores de serpientes e incluso impostores más primitivos, comiencen a actuar y a fundirse con los procesos de origen del mal. Esas personas constituyen factores esenciales en la concretización de este último. [...]
- La ponerología política
EXCELENTE!!! el video y principalmente el comentario SOTT:
"Ellos no toleran la disidencia, no toleran que se llame a las cosas por su nombre, no toleran que alguien haga caso a la lógica (PRUEBAS) y a lo que sus ojos VEN, porque lo que importa para ellos es, en última instancia, lo que sienten en sus "preciosos corazones de cristal" **(IDEOLÓGICOS)**. La VERDAD no importa y uno tiene que respetar SU verdad, porque si uno dice otra verdad, uno hiere sus sentimientos, algo que ellos, los cruzados de la "tolerancia", no pueden tolerar."
Considero que en un grupo DEBE existir colinealidad, pero cuando los HECHOS superan las ILUSIONES, sentimientos e ideologias, esto para mi es síntoma de deterioro...
Este artículo me recuerda a este video:
Platón: Alegoría de la caverna y sus consecuencias...
[Enlace]