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Japón dijo el miércoles que el coste de los daños del devastador seísmo y posterior maremoto del 11 de marzo podrían alcanzar 25 billones de yenes (216.000 millones de euros), mientras
las autoridades en Tokio advertían de que no se debería dar agua del grifo a los bebés debido a la radiación procedente de una central nuclear dañada.
El primer cálculo oficial desde el desastre cubre daños a carreteras, viviendas, fábricas y otras infraestructuras, y supera por mucho los 100.000 millones de dólares del terremoto de Kobe en 1995, convirtiéndolo en el desastre natural más caro del mundo.
Mientras aumenta el temor por los riesgos a la seguridad alimentaria derivados de la central de Fukushima, situada a 250 kilómetros al norte de la capital, Estados Unidos se convirtió en la primera nación que bloquea las importaciones de algunos alimentos nipones.La central nuclear, dañada por el terremoto de 9,0 y el tsunami que ha causado unos 23.000 muertos o desaparecidos, sigue sin estar bajo control, y sus empleados tuvieron que ser evacuados el miércoles cuando empezó a salir humo negro de uno de sus seis reactores.
Las autoridades de Tokio dijeron que el agua en una planta de purificación para la capital de 13 millones de habitantes tenía 210 becquereles de yodo radiactivo - más del doble del nivel de seguridad para los bebés. Sin embargo, el gobernador de Tokio, Shintaro Ishihara, dijo que el nivel de radiación no representaba un riesgo inmediato para la salud y que aún puede usarse el agua.
"Pero para niños menores de un año, quisiera que (sus padres) se abstengan de usar agua del grifo para diluir leche de fórmula para bebés", declaró. La Administración de Alimentos y Fármacos de Estados Unidos (FDA, por sus sigla en inglés) dijo que ha detenido las importaciones de leche, verduras y frutas desde cuatro prefecturas en el noreste de Japón.
Hong Kong, un destacado importador de comida japonesa, también prohibió las importaciones de leche de la zona del desastre. La agencia de noticias japonesa
Jiji dijo que las autoridades de Hong Kong encontraron niveles de radiactividad en muestras de espinacas y nabos hasta diez veces por encima del nivel de seguridad.
Corea del Sur podría ser la próxima que prohíba las importaciones de alimentos desde Japón después de la peor crisis atómica desde Chernóbil en 1986. Esta semana, Francia pidió a la Comisión Europea que estudie la armonización de los controles radiactivos de las importaciones procedentes de Japón. Los productos alimentarios sólo supusieron el 0,6 por ciento de las exportaciones totales de Japón el año pasado.
-- El desastre de Japón en datos: r.reuters.com/ser58r

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Detectados en los AlimentosLas autoridades han detectado niveles de radiación por encima de los niveles de seguridad en 11 tipos de verduras procedentes de la zona, además de en la leche y en el agua, han parado el envío de algunos alimentos y han dicho a los japoneses que dejen de comer verduras con hojas. El secretario jefe del gabinete, Yukio Edano, la cara pública del Gobierno durante el desastre, ha pedido a los países que no tengan una reacción excesiva.
"Tenemos medidas en marcha que mantienen fuera de la circulación a productos con radiación por encima de ciertos niveles. Eso supone que cualquier cosa que circule es segura. Esto no se entiende necesariamente bien en otros países", manifestó en una rueda de prensa. Edano agregó que no hay necesidad de aumentar la zona de exclusión en torno a la central y pidió a los habitantes de Tokio que no salten sobre las existencias de agua embotellada, aunque en seguida muchas tiendas dijeron que se les habían agotado.
"Si esto fuera temporal, no estaría preocupado. Si esto es a largo plazo, creo que tenemos mucho motivo de preocupación", señaló Riku Kato, padre de un bebé de un año.
En Fukushima, los ingenieros que luchan por enfriar los seis reactores del recinto para contener una contaminación adicional y evitar una fusión del núcleo fueron evacuados cuando empezó a surgir humo negro del reactor número tres, dijo el operador de la planta Tokyo Electric Power Co (TEPCO). La empresa afirmó que desconocía las causas del humo. Un responsable gubernamental dijo posteriormente a la prensa que no era un asunto grave.
La peor crisis en el país del Sol Naciente desde la Segunda Guerra Mundial ha conmocionado a los mercados financieros. La cifra de 216.000 millones de euros en daños podría subir aún más ya que no incluye las pérdidas en la actividad económica debido a los cortes de electricidad planeados y el accidente en Fukushima.
Más de 250.000 personas residen en albergues, mientras los equipos de rescate y perros sabuesos revisan los escombros y el lodo en busca de cuerpos.
Drama en FukushimaLos técnicos que trabajan en la central han conseguido conectar cables de energía a sus seis reactores y comenzaron a bombear agua a uno de ellos para enfriar las barras de combustible nuclear.
TEPCO ha sido acusada de tener una respuesta lenta al desastre y se cuestiona por qué almacenaba más uranio del que tenía permiso para guardar.
El Organismo Internacional para la Energía Atómica (OIEA) expresó su preocupación por la falta de información por parte de las autoridades japonesas y citó unos datos que faltan sobre la temperatura en las piscinas de combustible usado de los reactores uno, tres y cuatro.
"Seguimos viendo radiación proveniente del lugar (...) y la pregunta es: ¿De dónde sale exactamente?" preguntó el alto cargo de la agencia nuclear de la ONU James Lyons.
El desastre en Japón ha supuesto un duro revés para la industria nuclear en todo el mundo. Italia es el último país que anunció que va a revisar su programa, y anunció una moratoria de un año en la construcción de nuevas centrales.
La crisis en la tercera economía del mundo - y su posición clave en las cadenas mundiales de suministros, sobre todo para los sectores automovilístico y tecnológico - se ha sumado al nerviosismo en los mercados, ya afectados por el conflicto bélico en Libia y las revueltas en Oriente Próximo.
El número oficial de muertos ha llegado a 9.199, pero sigue habiendo 13.786 desaparecidos. Las autoridades están excavando fosas comunes, un hecho inédito en un país en el que los muertos son incinerados de manera especial y sus cenizas se ponen en tumbas familiares en templos budistas.
"Ha pasado más de una semana desde que los pusimos en morgues y no sabemos si van a poder ser identificados", dijo Kazuhiko Endow, funcionario del pueblo de Kamas, donde el viernes habrá un enterramiento de 150 personas sin identificar.
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