Una investigación de científicos escoceses puede tener dos desenlaces, cada uno de los cuales cambiará de manera fundamental nuestra comprensión del espacio y revelar si existe o no la energía oscura.

Un grupo de astrónomos está intentando demostrar una idea formulada por Albert Einstein hace un siglo para resolver el rompecabezas de la expansión acelerada del universo. Los cálculos de una nueva investigación de académicos de la Universidad de Edimburgo, en el Reino Unido, publicada en la revista 'Physics Letters B', podrían explicar si la responsable de esa expansión es la energía oscura, como estipula la teoría de Einstein de la relatividad general, o la teoría de la gravedad.
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En los años 1990 los astrónomos descubrieron que las galaxias como nuestra Vía Láctea se desplazan a una velocidad muy alta, recuerda el diario 'The Independent'. Les sorprendió también descubrir que esta velocidad se aceleraba. Decidieron que una fuerza desconocida y misteriosa, la energía oscura, era la causa de este raro comportamiento.

Hace un siglo Albert Einstein usó un concepto similar en sus estudios e introdujo un elemento matemático conocido como la 'constante cosmológica' para explicar un universo estático, pero descartó su factor matemático como un error después de que se descubriera que nuestro universo está en expansión. Pero existe otra posibilidad según la cual en las distancias intergalácticas la gravedad no funciona como se supone que debería hacerlo.

Los científicos de la Universidad de Edimburgo creen que este rompecabezas se puede resolver midiendo la velocidad a la que las ondas de gravitación cruzan el universo. Sus cálculos muestran que si las ondas de gravitación se mueven a la velocidad de la luz eso descartaría teorías alternativas de la gravedad que excluyen la energía oscura. Por otro lado, si su velocidad es distinta a la de la luz, la teoría de la energía oscura debería ser revisada.

Tal experimento podría ser llevado a cabo en el Observatorio de Ondas Gravitacionales con Interferómetro Láser (LIGO, por sus siglas en inglés) en EE.UU., que detectó directamente ondas gravitacionales por primera vez en 2015. "La reciente detección directa de ondas gravitacionales ha abierto una nueva ventana de observación a nuestro universo. Nuestros resultados muestran cómo esto nos guiará para resolver uno de los problemas más fundamentales de la física", asegura Lucas Lombriser, de la Universidad de Edimburgo.