La NASA ha descubierto un nuevo exoplaneta parecido a Neptuno a 437 años luz de la Tierra con una atmósfera que contiene hidrógeno, helio y agua. El análisis de su atmósfera sugiere que se formó en unas condiciones muy diferentes a las de Neptuno o Urano, lo que puede cambiar las ideas científicas actuales sobre cómo se produce el nacimiento de sistemas planetarios situados fuera de nuestro sistema solar.
Ilustración del nuevo exoplaneta.
© NASA/GSFCIlustración del nuevo exoplaneta.
Un equipo de astrónomos ha descubierto, a 437 años luz de la Tierra, un planeta parecido a Neptuno, aunque más templado, que tiene una atmósfera de hidrógeno y helio en la que se ha encontrado agua, según informa la NASA en un comunicado.

El agua es una de las moléculas más abundantes en el universo y los astrónomos consideran que está bien presenta en la atmósfera de este exoplaneta, al que han llamado HAT-P-26b.

HAT-P-26b, que orbita alrededor de una estrella un poco más pequeña que el Sol, lo han descubierto con la ayuda de los telescopios espaciales Hubble y Spitzer. El hallazgo de agua ha permitido deducir su cantidad de metales pesados, y resulta que es menor de lo esperado, una información muy útil para los modelos de formación planetaria.

Los investigadores han podido establecer que la atmósfera de HAT-P-26b es relativamente clara de nubes y tiene una firma fuerte del agua, aunque el planeta no es un mundo de agua. Esta es la mejor medida de agua hasta la fecha que se encuentra en un exoplaneta de este tamaño.

El estudio es uno de los más detallados realizados hasta la fecha de un «Neptuno caliente», un planeta con un tamaño similar al de Neptuno, pero que orbita mucho más cerca de su sol.

El análisis de su atmósfera sugiere que este exoplaneta planeta se formó en unas condiciones muy diferentes a las de Neptuno o Urano. El descubrimiento puede cambiar las ideas científicas actuales sobre cómo se produce el nacimiento de sistemas planetarios situados fuera de nuestro sistema solar.

Rica diversidad de atmósferas

Para los astrónomos, el descubrimiento pone de manifiesto que la diversidad de atmósferas en estos planetas remotos es mucho mayor de lo que se creía hasta ahora.

Para analizar la atmósfera de HAT-P-26b, los investigadores utilizaron datos recogidos durante cuatro tránsitos del planeta, los diferentes momentos en que ha pasado delante de su estrella.

Durante esos tránsitos, se produce un fenómeno especialmente útil para los astrónomos: la luz de la estrella atraviesa la atmósfera del planeta y, observando cómo cambia esa luz por efecto de atravesar la atmósfera, es posible deducir su composición química.

Una de las cosas que han podido determinar por este sistema es la metalicidad de HAT-P-26b, gracias a la medida precisa del agua obtenida previamente. La metalicidad ofrece valiosa información sobre la formación de este exoplaneta. Lo que han descubierto al respecto es que la metalicidad de HAT-P-26b es sólo 4,8 veces la de nuestro sol, una composición más próxima a la de Júpiter que la de Neptuno.

Neptuno y Urano, sin embargo, contienen más elementos pesados, y cuentan con metalicidades que superan más de cien veces a la del Sol. Los astrónomos explican al respecto que, a medida que el Sistema Solar fue tomando forma, Neptuno y Urano se formaron en una región que estaba en la parte exterior del enorme disco de polvo, gas y escombros que se arremolinaban alrededor del Sol, todavía en sus fases iniciales de desarrollo.

Una exotendencia

En consecuencia, Neptuno y Urano recibieron grandes cantidades de rocas heladas, ricas en elementos más pesados. Júpiter y Saturno, por el contrario, se formaron en una parte más caliente y por lo tanto se toparon con muchos menos de estos escombros.

Para estos científicos, aunque no han hecho sino empezar a investigar la atmósfera de estos lejanos planetas, ya se han tropezado con un ejemplo de un planeta que evolucionó de una forma muy diferente a la formación que se produjo en nuestro sistema solar.

Hay dos planetas situados más allá de nuestro sistema solar que también se ajustan a esta manera de formarse. Uno es el planeta de masa de Neptuno HAT-P-11b. El otro es WASP-43b, un gigante dos veces más grande que Júpiter. Al descubrir HAT-P-26b, han descubierto que se trata de una tendencia, no de meros hechos aislados.
"Este estudio demuestra que hay mucha más diversidad en las atmósferas de estos exoplanetas de lo que esperábamos, lo que proporciona una visión de cómo los planetas pueden formarse y evolucionar de manera diferente a como lo hacen otros planetas en nuestro sistema solar", concluyen los investigadores.